Fui despertando por un rayo de sol que entraba directo de algún lugar de la habitación, sentí algo pesado sobre mi estómago, abrí los ojos un poco, para ver unos dedos entrelazados con los míos, al darme un poco la vuelta me encontré con un Thomas totalmente dormido y calmado, su cabello rizo sobre su frente sin un atisbo de ser domado, los labios entreabiertos de un color rosa, me entraron ganas infinitas de dibujarle.Me levante de la cama con mucho cuidado de no despertarle, después de lo de anoche era lo menos que podía hacer por él.
Tenía semanas que no tenía pesadillas como esa, no es que olvidase lo obvio ya, solo que trataba de no recordar lo que paso, por lo menos no de una forma tan vivida como la de anoche.
Entre al baño, me di una ducha y me cambié dentro, no quería despertarlo. Cuando entré a la habitación seguía dormido, salí yendo directamente la cocina, hacerle el desayuno no es mala idea después de todo.
Hice huevos revueltos, tostadas, café, tocino y un poco de jugo, lo acomode todo en una bandejita que encontré en lo último de una encimera de la cocina, cuando quede satisfecha por cómo se veía, me encamine hacia el cuarto, en donde seguía Thomas durmiendo plácidamente, ya eran las 10 de la mañana.
—Thomas— susurre quitándole el cabello de la frente — vamos, ya despierta— solo suspiro profundo y no se movió un centímetro.
Sali de la habitación, dejándole el desayuno en la mesita de al lado con una nota.
Duerme, duerme bello durmiente.
Estare cerca al despertar
Att: Maddi
Me dirigí hacia el patio y seguí el camino en piedra, que daba a donde sacaban la leña, caminé sin pensar mucho, porque justamente eso era lo que quería evitar, pensar.
Fui apilando uno que otro pedazo de madera, hasta que Thomas apareció.
—Hacerme el desayuno es una bonita forma de darme los buenos días—sonriente como siempre y toda la nube gris que se había posado en mí, desapareció —En definitiva, lo es, pero no es el que quiero preciosa— abrió los brazos en mi dirección y fui hasta el, dejando un beso casto en sus labios y un abrazo corto.
—No quise despertarte, debías de estar cansado—dije con algo de pena.
—No es nada, tranquila— me sonrió —¿Te ayudo? —asentí y ambos nos pusimos a recoger la leña.
—Thomas lo de anoche— empecé a hablar.
—No tienes que hablar de eso—dijo sin mirarme.
—Fue muy duro para mí la muerte de mi padre— por fin admití, en voz alta.
—No tienes que—esta vez sí se volteo a observarme, pero ignore su mirada deliberadamente.
—Si quiero—Le observé unos segundos y me dirigí al pie de un árbol que tenía en frente.
—Mi padre y yo llevábamos una buena relacion, nunca llegamos a discutir fuerte, jamás me levanto la voz, ni me agredió, era el hombre más perfecto del mundo, era un príncipe azul— sonreí solo de recordar su cabellera gris y su sonrisa resplandeciente que haría el dia más gris, en uno soleado.Thomas se quedó en silencio observándome a unos pasos de distancia.
—Me fui de fiesta con unas personas que no le agradaban, nunca lo hicieron—confesé— me drogue y llame a Josh para que fuese a buscarme a la fiesta, no podía conducir, pero quien tomo el teléfono fue mi padre y salió corriendo a buscarme— trague saliva.
—Llego botando chispas, aun lo recuerdo—sonreí con pena— me saco casi de las greñas de esa casa, casi se agarra a golpes con un chico— me quede en silencio unos segundos, para dirigir mi mirada a Thomas que seguía tan atento a mis palabras, como si le estuviese dictando algo de vida o muerte, aunque, quizás si lo era.
—De camino a casa discutimos todo el trayecto— tome todo el aire que pude, porque sentía que mis pulmones no funcionaban bien— chocamos con un camión en una curva, que ninguno vio hasta que fue muy tarde— se empezaba a quebrar mi voz.
—El accidente ocurrió porque mi padre venía observándome a mí y no al camino que teníamos en frente Thomas, murió porque aún enojado hasta las entrañas conmigo no podía ser duro y mandarme al demonio— una lagrima se me escapo —Caímos por un barranco, murió a mi lado— susurre en un hilo de voz.
—Nena— vino hacia mí a abrazarme, cosa que agradecí enormemente en esos momentos, porque no me sentía con fuerzas suficientes para abrir la boca una vez más. —Gracias por contármelo— susurro en lo alto de mi cabeza para dejar un beso en mi frente, se levantó y me ofreció su mano —Vamos, tenemos cosas que hacer— mi dulce Thomas.
El camino a casa fue tranquilo y en silencio, pero sentía que me había quitado algo de encima al decírselo, quizás ahora pueda comprenderme un poco más, creo. No soltó mi mano ni un segundo, ni yo la de él, no quería sentirlo lejos de mí. Deje la leña en la parte trasera de la casa y el llevo unos trozos adentro para tenerlos en la noche.
—Vamos a comprar comida— volteo sonriente hacia mí y solo asentí. Fuimos a un super que quedaba a unos minutos, era pequeño pero acogedor.
—¿Para qué tanta comida? — no pude evitar preguntar, al volver al pasillo en que lo había dejado, pero ya tenía el carro lleno.
—Josh y Eva llegan hoy ¿recuerdas? —
—Oh, cierto— sin emoción alguna.
—Ya se, que solo quieres mi compañía— dijo con tono burlón, poniendo los ojos en blanco. Seguimos nuestro camino por la tienda, pagamos y volvimos a casa.
Me dispuse a acomodar la comida en donde iba, mientras Thomas hablaba por teléfono en la parte trasera de la casa, lo observé unos segundos a través de la ventana, siempre tan sobrio, dulce y tierno.
En un abrir y cerrar de ojos estuve cruzando la puerta, deteniéndome delante de él.
—¿Qué pasa? — dijo tapando con una mano el micrófono del celular y yo negué con una sonrisa de oreja a oreja. —Te llamare luego— colgó y me observo algo divertido —¿Rompiste algo? — sonrío mostrándome su perfecta dentadura y me quede quieta observándolo de cerca —Si no hablas, me empezare a preocupar— me incline hacia él y lo bese.
Lo bese porque quería, lo deseaba, quería sentirme viva, quería sentir todo lo que me hacía desear con solo tocarme las manos. Deslice mis manos sobre su pecho y el me tomo por la cintura, llevándome más cerca de él.
Fue un beso en busca de calor, pasión, porque no existía más nadie, ni más nada, que nosotros dos.
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Alguna Vez
RomanceSiempre que venía a este lugar no podía evitar recordarlo, en especial días con amaneceres como este, con el cielo en tonos rosas y naranjas, justamente sus favoritos... Su sonrisa, sus ojos, su cabello, simplemente su rostro me acompañaba a cualqui...