Cap.6

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Dormí plácidamente toda la noche, sin despertarme en la madrugada y sin querer salir corriendo como era costumbre... Thomas seguía durmiendo a mi lado, tenía uno de sus brazos debajo de su almohada, tenía lunares cerca de su cuello y entre sus labios, una cicatriz cerca de la boca era diminuta casi imperceptible, la barba le había empezado a crecer y hacia una sombra sobre sus facciones que estaban de infarto, se veía tan tranquilo que era una obra de arte, un ángel, pero tenia que descubrir si era un ángel caído o mi ángel guardián.

Me pare de la cama, haciendo el menor movimiento posible para que siguiera durmiendo, fui hasta su closet y me puse el mismo abrigo rojo que había usado el dia anterior, lave mi cara y mis dientes, cuando salí del baño el seguía durmiendo. Me miré hacia el ventanal, afuera seguía nublado y el viento azotaba las ramas de los árboles que seguían en pie, decidí bajar y ver el jardín por mi misma, de todos modos, Thomas seguía durmiendo.

Me dirigí a la planta baja, esta casa era enorme solo para dos hermanos, abrí las puertas traseras para encontrarme con un jardín de rosas, que se veía algo triste por todas las ramas secas y rotas que tenia encima, debido a la tormenta. Me acerqué y empecé a quitarlas, cuidando de no estropear más los arbustos de flores, fui poniendo las ramas a un costado con cuidado, estaba descalza, con poca ropa y tampoco quería clavarme una espina, termine con un arbusto y así fui pasando de uno a otro, hasta que termine y observe satisfecha mi trabajo.

—Ya se que no tengo que pagar jardinería, solo tengo que llamarte para que lo hagas muy a gusto—Estaba de pie en el umbral de la puerta, tenía una frisa cubriéndolo, pero veía que no llevaba camiseta ¿con este frio? ¿sin camiseta?

—Me tendrías que pagar, si vengo a hacer este trabajo de todos modos—dije algo en chiste.

—Feliz lo haría— espero una respuesta y la verdad no quise ni mirarlo— Vamos adentro pitufa, aquí esta frio— Abrió sus brazos en forma de invitación y me dirigí hacia el pero no lo abrace, le cruce al lado y me sonrió.

—¿Tienes hambre? — pregunto a mis espaldas y pude saber que estaba sonriendo.

—Un poco— Fuimos dentro de la casa directo a la cocina, seguíamos sin energía. —¿Un sándwich? —

—Por favor— Me puse de pie y fui hacia el —¿Te o café? — pregunté levantando en mis manos dos tazas.

—Te, no quiero desperdiciar mi invitación dentro de casa—dijo algo apenado.

Busque lo que necesitaba para hacer te de manzanilla para ambos, mientras el hacía sándwiches para ambos, nos dimos uno que otro empujoncito en la cocina, era bastante grande para ambos, pero nos quedamos uno al lado del otro todo el rato, nos sonreímos sin decir palabra alguna y nos sentamos a desayunar, uno enfrente del otro. Estaba muy rico, termine chupándome los dedos.

—Puedo hacerte una pregunta— tomo su taza de te y le dio un sorbo.

—Si claro—Le dije con una sonrisa —¿Por qué vas tanto al mirador? — que se me borro al instante

Suspiré profundo, en algún momento se iba a enterar —Me da mucha paz, es todo— mentí.

—Entiendo eso ¿pero por que llorabas de esa forma? Pensé que te habían hecho algo, me asusté bastante cuando te desmallaste—me miraba tranquilo, demasiado para mi gusto.

—Mi padre falleció hace dos años en un accidente, no pude estar en su velatorio, ni darle el último adiós...— dije casi en un susurro, con la mirada clavada en mis manos sobre el desayunador, me empezaron a arder los ojos y a temblar las manos.

—No tienes que contarme si no quieres, está bien— tomo mi mano y le dio un beso.

—Gracias— confesé, porque sentía como iba a empezar a llorar nuevamente.

Alguna VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora