Cap.4

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Desperté en una cama que no era la mía que era extremadamente cómoda, me estiré bajo las sábanas suaves, me senté en la cama, noté que tenía una sudadera roja puesta que obviamente no era mía era gigante, cuando abrí los ojos sin pereza me detuve a observar toda la habitación tenía arte por todos lados, esta tenía que ser la habitación de Thomas.

Me acerque a una pared en donde tenía muchísimas pinturas a lápiz, óleo, acuarelas, con un montón de técnicas que sé que desconocía muchas —Te puedo enseñar— Dijo desde la puerta, con una bandeja de desayuno en mano.

—¿De verdad? — dije sin poder ocultar mi emoción

—¡Claro! estaría honrado de enseñarte algo que te guste— Tenía una sonrisa plasmada, que le llegaba a los ojos cualquiera se derretiría por este chico, incluyéndome. 

—Ven nena, a comer — Me guío hacia el ventanal que tenía en su habitación, tenía una especie de murito en el cual nos sentamos.

—Muchas gracias, Thomas, pero necesito saber ¿cómo llegaste ahí? — le dije algo dudosa de su respuesta, de si me estaba buscando o fue pura coincidencia.

—Iba pasando cuando vi tu auto, decidí parar y luego te vi ahí...— dijo mirándome algo preocupado

Pasaron unos minutos de puro silencio, yo seguía con la mirada al jardín que se veía a través del ventanal.

—Bueno nena a comer — dijo sacándome de mis pensamientos volví a observarlo y estaba sonriendo de una forma tan dulce, sus ojos estaban llenos de comprensión, bajé mi mirada a la bandeja tenía café, leche, galletas con queso, jugo de naranja, tostadas y frutas

—¿Vas a alimentar un batallón? — dije burlona al ver toda la comida que había y ambos reímos

—Ya, pero en serio come — Tomó mi mano que aún tenía la vendita del hospital le dio un beso, me quede de hielo ante su acción. 

Se puso de pie y se dirigió al baño, empecé a comer tomé el jugo de naranja y las tostadas estaban deliciosas, Thomas seguía en el baño cuando termine, me pare con el café en mano y volví a observar el muro lleno de pinturas ¿me pregunto si siempre supo dibujar o le tomo tiempo y práctica? ¿Que lo llevó a ser tan bueno? sus pinturas eran desnudos, llenos de colores, se notaba que llevaba algo de lujuria en ellos me gustaba, ¿A quién dibujaba? en ningunos se veía la cara de la chica.

Hojee un cuaderno de bocetos que tenía encima de su mesa eran diversos había campos, mariposas, flores, labios, manos y ojos de todos los ángulos posibles, distintos tamaños algunos con color otros solo con grafito, este hombre tenía talento. Sentí que se paraba alguien detrás de mí, me voltee rápido y me tope con su pecho desnudo a milímetros de mi rostro.

— No que entre colegas se respetaba el espacio personal — Dijo y di unos pasos atrás para encontrarme con el escritorio debajo de mis nalgas

—Perdón es que tus dibujos son muy buenos, no quería inmiscuirme en tus cosas, lo siento — quería que la tierra me tragara en ese momento.

—Tranquila, no es nada ¿A qué hora son tus clases? —

—No, no tengo clases, solo tengo que entregar unos libros en la biblioteca hoy — recordé de repente y abrí los ojos como loca — ¿Qué hora es? Dios — empecé a frotar mi frente como loca

—Son las 2 de la tarde Madisson, tranquila — me quitó la taza de café de las manos, le dio un sorbo para luego lamer sus labios y no soltar el contacto visual ni un segundo. 

Lo observe embobada, tenía a este hombre semi desnudo enfrente mío y yo solo me quedaba callada — Tengo que entregar esos libros antes de las 4— me obligue a quitarle los ojos de encima con todo el pesar del mundo.

Alguna VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora