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— Lleva allí toda la noche. — Le respondió Emilia a Matteo que recién llegaba al hospital. — Al menos así me han dicho los padres de Luna. Yo volví hace un rato, debía ir a comer.

— Para Simon no debe ser fácil tampoco. — Se sentó agotado al lado de la mexicana. — ¿Y ella no ha despertado?

— No, los doctores dicen que es normal, que en cualquier momento lo hará.

— Por Dios... Siento tanto haberme comportado como me comporte este año con Luna, Ámbar y él... y Contigo.

Emilia lo observó con curiosidad.

— ¿Qué tratas de decir?

— Que la vida es corta para vivir en el pasado, para no aceptar el presente y para ser un idiota. — Matteo la miró sinceramente. — Cualquiera de nosotros pudo haber estado en el lugar de Ámbar y necesitamos ver a alguien cercano a nosotros para empezar a pensar en valorar nuestros días.

Emilia alzó sus cejas, nunca escuchó a Matteo hablar así.

— Emilia, discúlpame.

— Supongo que yo tampoco quiero vivir en  el pasado. — Sonrió tenuemente, extendió su mano la cual Matteo dio apretón y sonrió.

No había más que decir, Matteo tuvo momentos para reflexionar que quería en su vida y una de esas cosas era no estar detrás de alguien que no lo quería.

Emilia simplemente quería continuar su vida sin más complicaciones. Estaba cansada de que siempre tenía que jugar un papel, de no poder simplemente vivir sin preocuparse si los losers haciendo esto o lo otro.

Al fin y al cabo se había enamorado de uno.

Por otro lado estaba Luna recostada en el hombro de Nina y la de lentes con cabeza hacía atrás mientras Benicio se mantenía delante de ellas a espera de noticias de su amiga pero cerca de Nina por cualquier cosa que ella necesitara.

Decir que le gustará la chica era poco, estaba enamorado de su dulzura e intelecto. Dispuesto a iniciar algo verdaderamente sólido.

— Benicio. — Le llamó.

— ¿Hm?

— ¿Podrías traerme un café?

— Eh, si, claro. ¿Nada más? — Ella negó con una sonrisa y le susurró un gracias.

— Así que... — Comenzó Luna al ver la interacción. — ¿Resultó bien tu cita con Benicio?

Nina le contó con anterioridad lo que le pasaba con el chico, y aunque estaba sorprendida ayudo ese día a la chica a prepararse para la cita.

— Si, fue maravilloso. — Río tiernamente. — Dude en un principio de darle la oportunidad por su historial cómo persona. — Rieron. — Pero es un lindo, atento y divertido. Conserva su ego y es coqueto pero siento que podríamos intentar conocernos más... Y quien sabe, intentar algo.

— WoW... Me alegro por tí, Nina. Te ves muy feliz así que siento que esto te ha hecho bien.

— ¿A que sí?

Rieron y aunque todavía estaban preocupadas, no evitaron soltar un poco de tensión.

Nina estaba segura de que le gustaba Benicio y eso era todo lo que le importaba en este momento con respecto a sus sentimientos.

Ramiro se encontraba unas sillas más allá con Jim y Yam. Pedro, Nico y Michell se quedaron en roller al no poder ir.

A unos metros el señor Alfredo Lucía cansado y triste, Miguel y Mónica no lucían mejor esperando a que Ámbar despertará. Pero al menos estaban tranquilos, lo más difícil vendría después con el juicio y todo la presión de la prensa.

Bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora