16.

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Sus pies ya no daban mas, corría y no lo sentía, no sabía lo que sentía, era un manojo de emociones y lo demostraba en su andar, en su porte, en cada pisada tras otra, no quería saber nada de nadie, ni si quiera de ella misma, menos de ella misma, se sentía decepcionada de sí misma porque ni siquiera pudo lograr brillar con todo su talento en el festival y se comenzaba a cuestionar si realmente tenia aquello, porque aunque toda su vida había sido su escape y su pasión... ¿realmente nació para esto? ¿O era que la vida era tan hija de puta para quitarle cada cosa, cada oportunidad que se le otorgaba? ¿O tal vez solo era un karma?

Ya tampoco sentía sus pies por estar metida en sus pensamientos, corría por el parque cercano, subconscientemente con dirección a su casa y trataba de llegar hasta allá en una sola pieza para solo encerrarse en su mundo, hasta que sintió una mano aferrarse a ella con fuerza, volteo y lo primero que distinguió entre sus ojos aguados fueron sus ojos oscuros, sin apartar su mirada se soltó de su agarre dando un paso atrás. Su expresión cambio.

-vete-

No lloraba, no porque no quisiera, sino porque no se lo permitía o por lo menos no hasta llegar a su habitación.

-ámbar, seas así conmigo, no tengo la culpa-

-que te vayas- dijo mordaz.

-¿estás segura de que quieres eso?- pregunto acercándose a ella.

¡Dios mío! Era tan imprudente...

-sos un desubicado- siguió hablando sin dejar su tono

- dale, ámbar, usa eso contra ellos... usémoslo- sonrió pícaro- tenemos, tenes razón suficiente para lanzarte y...- jugó con uno de sus mechones- sos tan hermosa como fría e inteligente. Ellos no son nada, nosotros todo, no te mortifiques, ocupémonos. Vos y yo y lograremos muchas cosas, todo si queres.

Y por un momento ámbar dudo, ella, su corazón había avanzado en los últimos días donde se había propuesto mas en buscar quien era o de donde venia, pero esto, estas cosas la hacían dudar de si realmente valía la pena el esfuerzo, esto solo la hacía pensar que había nacido así, jodida de todos lados y que no había caso en remediarlo, que no importaba de donde venia sino en lo que se convirtió, en el ambiente donde se crio porque ahí se formo, que ella no nació para ser feliz, para amar, para aprender a vivir, que ella nació en una burbuja de cristal muy frágil y que después quedo en el aire, flotando sola. Y que esta era la única manera de calmar su sed de atención.

Pero entonces lo vio y su corazón se volcó, ahí corriendo a su dirección, sin importarle lo que ella le había advertido con la mirada, sin importarle dejar solo a su equipo por venir con ella. Miles de recuerdos pasaron en su mente, rememorando cada uno de los eventos que lo acercaron mas y mas, y a su memoria vino uno solo con mas temple, donde el corría detrás de ella cuando estuvo dolida y frágil, un deja vu paso por su mente a simple vista, luego vio al chico que ya tenía enfrente y su mente solo le gritaba la parábola que tenia a la vista. Simón siempre significo una nueva vida porque él se la enseñaba, se la mostraba y benicio significaba su concupiscencia, ese pecado que siempre la llamaba a regresar a su abismo, por eso el era toxico y simón medicina, solo le importaba el bienestar de ella y si para eso tenía que regañarla, lo haría. El mexicano siempre llegaba en el momento exacto para salvarla así fuera en la lejanía.

Simón los vio mientras se acercaba y su ceño se marcaba mas a cada paso que daba, para su gusto estaban demasiado cerca.

-ámbar, escúchame- pidió exhausto mientras inhalaba agitado.

- aléjate, simón, si no ves ella no te quiere cerca- hablo el italiano pasando uno de sus brazos por los de ámbar -¿o no amor?-

¿¡Eh!?

Bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora