Una última mordida al labio de la chica para después irse desplazando lentamente desde la comisura de sus labios hasta la parte superior de su cuello, besando delicadamente a partir de su mentón. Se concentro en el hueco de su mandíbula y cuello ya que descubrió cuando dio una fuerte lamida y un beso que era un punto débil de ella, mordió y ella jadeo, sonrió entre ello con orgullo. Ella paso sus manos por los brazos del chico, de arriba abajo, ejerciendo presión, luego las llevo por el torso, remarcando como aquella vez cada característica que poseía aquel pecho y abdomen. Al llegar al borde de su camiseta sus manos picaron, como si un fuego emanara de ella, pequeños hormigueos se repartían en sus palmas, así que no dudo un segundo más y ya tenía sus manos acariciando la parte baja de su abdomen, sin dejar piel por fuera de su toque. Remarco con sus pulgares la línea derecha de su cadera, desde el borde del pantalón hasta llegar al costado de su cuerpo, provocando que simón detuviera solo por un segundo sus besos en su clavícula debido a la tensión repentina en su cuerpo.
Al recuperarse sintió como si un botón se apagaba para encender otro, su conciencia dejaba de hacer el poco esfuerzo que todavía le quedaba por mantener la cordura, pero se encendía ese deseo que tenia dormido y que desde un tiempo para acá solo lo había podido despertar una sola persona. Se posiciono encima de ella colocando una rodilla entre sus piernas, casi por inercia ámbar subió una de sus piernas para pegarla con la de él. Simón tomo el borde de la blusa de ella y ahora si podía tocar su piel. Se sentía tan increíble poder sentir la calidez del otro, la textura de sus pieles bajo el fuerte contactos de sus manos, como el apretaba su cadera para luego subir pausadamente disfrutando de su calor que iba en aumento y ella delineaba su torso, era el tacto más increíble que habían experimentado, pareciera que con cada toque se llamaban mas y subía el tono de la situación.
Y luego vino el instinto de sacarle la blusa empezando a tomar los bordes de esta mientras sus bocas se devoran, mientras tenía un juego, un reto, una competencia donde no se sabía quién ganaría. El no solo quería acariciarla sino también verla aunque sea en la oscuridad.
El vientre de ella llamaba a levantarse para tener contacto con su cuerpo, el de el trataba de pegarla a sí mismo, bajaba de vez en cuando para proporcionar un alivio mutuo. Otra parte de su anatomía ya había reaccionado, demostrando lo ansioso que estaba. Ámbar lo sintió, no pudo evitar volver a jadear, sentía la dureza por sobre sus ropas y eso la hacía solo desearlo más.
Pero entonces, en un momento de lucidez, se sintió, se vio y corroboro cuando fijo su mirada en la de él, que era lo que estaban a punto de hacer realmente, como su atracción había desbordado a la hora de un simple beso. No, no por un simple beso, sino por una simple mirada, por un simple aliento y una simple palabra. Se paralizo, lo veía a él y aunque estaba segura de que quería esto tanto como el chico, no podía, no podía hacerlo en esta situación, ella se había pautado algunas cosas y una de ellas era que los dos estuvieran completamente libres, sin ningún compromiso, y también sabía que si él estuviera un poco más consciente tampoco lo querría. Y él lo noto, vio la preocupación en sus ojos y por un momento se pregunto ¿Por qué? Y luego percibió como poco a poco el deseo que antes había en sus ojos desaparecía siendo reemplazado por inseguridad y algo de molestia...
Ya entendía.
-no podemos- susurro ella bajo, todavía sus rostros estaban cercas, pero no por mucho cuando ella decidió empujar su pecho determinada pero lentamente- sabía que no sería bueno venir acá- el solo aparto su pierna del medio de las de ella y se sentó en la orilla de la cama, ahora más alejado de ella.
Se diría que el también estaba inmerso en sus pensamientos, deteniéndose, deteniendo su cuerpo, la adrenalina que se había esparcido y que ahora trataba de calmar así como su corazón. Luego la miro a ella, se había puesto su blusa y también se había sentado solo que sin darle la cara y abrazando sus piernas. El extendió su mano para tocar su hombro, pero ella la aparto débilmente, su mano quedo suspendida en el aire unos segundos después de ser rechazada, bajo su mirada apenado, avergonzado de sí mismo. Sintió como su pecho se comprimió, una estocada entraba en él y no salía, se incrustaba mas, así se sentía. Por el rechazo de su toque, por la situación, porque sentía que le había faltado el respeto. Y se sentía todavía más asustado, porque ella ni siquiera lo veía, no hacía nada, solo evitaba cada cosa que viniera de él, le asustaba porque esperaba en una situación normal algo totalmente diferente, un pataleo, un empujo, gritos u reclamos, histeria... pero nada.