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— A ver pequeña, ¿Me estás diciendo que tú familia apareció? ¿Tú familia biológica?

Miguel miraba a Mónica y Mónica le regresaba una mirada angustiada.

Se volvió a Ámbar. — Y que Simón intentó meterse...

— Si, Miguel. — Contestó Exasperada. Tomo el puente de su nariz con frustración y siguió. — No le quiero ver la cara de idiota, necesito pensar.

Miguel bufo y paso una mano por su cabello con un sentimiento entre frustración y confusión.

— ¿Pensar en ver a tu familia?

— ¡No lo sé! — Levanta sus manos al aire. — En todo. Sharon no deja de llamar, Simón no comprende que las cosas no se resuelven de un día para el otro, Me dicen ustedes que han notado movimientos extraños de Rey y por si fuera poco esa gente que se dice llamar mi familia no ha dejado de joder.

— ¿Sharon te ha llamado? — Solo cuando escucho esa pregunta se percató de su falta de discreción, ahora debía seguir.

— Eh, si, algo así — Caminó de un lado a otro en la cocina siendo analizada por los padres de Luna. —  Realmente solo hablamos un par de veces y le dije que me dejara en paz. Luego siguió insistiendo aunque yo no le contestará... A la verdad no sé cómo consiguió mi nuevo número.

Mónica deja la sartén de un lado y se acercó a ella tomándola por lo hombros. — ¿No nos ocultas nada mas, cierto?

Esa mirada llena de preocupación y miedo, con el toque de dulzura que sólo Mónica, una madre devota puede porta en sí misma.

Ámbar se rindió, no servía de nada seguir huyendo del amor que estas personas le ofrecen, de la calidez familiar que ella alguna vez anhelo.

Fueron pocas veces las interacciones con ellos más allá de los problemas que tuvieron en el pasado, aún así ellos no cambiaron con ella y siguieron tratándola con la misma paciencia de siempre, hasta el día en que ella se liberará.

Ámbar sabe que en aprender a sentir su novio también fue participé y sabe que estuvo pérdida desde el momento en que regresó a la mansión buscando refugio cuando antes quiso escapar.

— Hey, hey Ámbar...

Sintió su rostro caliente y como las lágrimas bajaron por sus mejillas, Mónica atinó a secarlas y Miguel se acercó con precaución.

— No puedo más, no puedo...

Mónica y Miguel la abrazaron, siendo simples consoladores. Lo único que necesitaba la chica.

Pasaron los minutos, Ámbar se desahogo, ellos la sostuvieron y solo se separaron cuando ella encontró la voz para hablar de nuevo. Le dijo lo que hablo con Sharon y ellos le informaron a detalle lo que sabían de Rey. Con respecto a Simón, le aconsejaron que hablarán del tema cuando frenara su rabia y Luego acordaron que si la familia biológica de Ámbar se presentaba ellos estarían con ella, porque la de ojos mar ya tenía familia.

Un par de días después, ámbar pidió permiso para poder presentar un proyecto en la universidad, mientras recogía sus pertenencias para salir  escuchó un golpe seco en el pasillo de afuera. Al salir distinguió la figura de uno de los muebles caoba volcado en los suelos alfombrados y con la cosillas desparramadas por doquier.

Se acercó a la ventana al escuchar que abrían las rejas para ver salir a Rey con paso apresurado hacia un auto estacionado en toda la entrada, se montó en el asiento del conductor y arrancó acelerado.

Seguidamente el olor a humo inundó sus fosas nasales lo que hizo encender sus alarmas, dirigiéndose por el pasillo que no llego a cruzar ya que visualizo el fuego que se expandía encerrandola en aquel lugar. Escuchó otro ruido más fuerte mientras el humo se hacía menos soportable, se dejó guiar por su oído y supo que venía de viejo cuarto de su madrina.

— ¿Que carajo...?

Si perder más tiempo se dirigió a la puerta con el alma en la boca al ver que se quedaba sin salida. Cuando fue abierta la puerta distinguió a Sharon el centro de la habitación de  espalda a ella y con algunas fotos y papeles en mano. La mayor al ser encontrada gira su cuerpo para descubrir a ámbar llena de terror y confusión.

— ¿Esto es lo que querías?

Pronuncia débilmente Ámbar.

— No, esto es lo que me hicieron hacer, Ámbar.

Su voz gélida después de meses se escuchó sin vida, sin remordimiento.

— ¡¿De que hablas?!

Sharon analizó a su ahijada, sin siquiera acercarse y solo manteniendo su expresión serena. Luego de unos segundos soltó una risa sarcástica para dirigir su palabra a la menor.

— Te has encariñado con ellos, no lo puedo creer.

Ámbar no podía creer que su madrina estuviera tan fuera de sí.

— ¡Yo soy la que no puede creer esto! — Su voz se elevó y su mente pareció dejar en segundo plano que muy pronto se quedarían sin oxígeno y que el fuego corría rápido, muy rápido. — ¡¿Que mierda quieres con esto?!

Al menos los Valente y Alfredo salieron. Y ya para este punto los empleados deben haber huido.

Pensó.

— ¡Voy a arrebatarles todo, no quedará nada y este lugar los perseguirá así como Lily me persiguió a mí todo la vida!

Ámbar cayó en cuenta.

— Intentas matarnos... — susurró. — Te das cuenta que las únicas acá somos nosotras...

Sharon mostro una sonrisa maquiavélica. — Esto— Levantó los papeles. — Y yo nos iremos y si tengo que llevarte que así sea. Al fin y al cabo nunca quisiste unirte a mí.

— Obviando el hecho de que todavía te quería... — Tenía que decirlo. — Si quieres irte, está bien. Pero yo no lo permitiré porque vas a pagar cada una de tus condenas. En esta vida y en la otra.

Sharon río y Ámbar sintió que podía caer en cualquier momento, sabía que Sharon también sentía que se les acababa el tiempo.

— ¿Que es eso? — Volvió a hablar señalando las foto y papeles.

— ¿Esto? — Los alzó. — Lo que podría llevarme a la cárcel si vivo y si muero, la información que nunca tendrán para revelar la verdad de la empresa familiar.

Seguido de eso, todo paso muy rápido, Sharon llevando un encendedor a los documentos y Ámbar siendo llevada por el impulsó cayeron al suelo forcejeando, el encendedor cayó piso y no sabiendo como pasó, la llama agarró la alfombra y pronto el cuarto se incendiaba. Sharon intentó alejar los documentos y fotos pero ámbar fue más rápida tomándolos y tratando de escapar de su madrina, Sharon la tomo por el tobillo y la chica cayó de boca al piso. Benson se subió encima par inmovilizar a la chica, las sirenas que antes no había notado se hicieron más fuertes, pero debiendo seguir con el plan, trató de tomar  su objetivo, pero al descuidarse Ámbar giro haciendo que la otra cayera de  cara al suelo.

Cómo pudo se paró abriendo la puerta, el humo fue más intenso afuera y trato de cubrirse con su camiseta. Avanzando apenas unos pasos unos brazos la tomaron del cuello y la empujaron contra la pared golpeando así su pómulo. No obstante no se rindió e intento patalear contra Sharon que cada vez apretaba más su cuello. La mayor intentando lograr su objetivo llevo una mano al rostro de la chica y cuando Ámbar intentó quitarse sus uñas le rasguñaron el rostro.

La chica sentía que perdía, entonces se le ocurrió llevar su cuerpo hacia atrás con fuerza descolocando a Sharon, y aunque se soltó en intentó tomar los papeles regados en el piso Sharon la tomo una vez golpeándola en el rostro para posicionarse arriba de su cuerpo tumbado y estrangular a su ahijada.

Ámbar le rasguño en intentó con toda su fuerza dar un golpe certero en su rostro pero la fuerza se le estaba yendo y sentía que el aire le faltan mientras con los ojos intentaba rogarle que no lo hiciera, que no lo terminara.

Casi inconsciente pudo ver a dos hombres, bomberos pensó ella, arrebatar a Sharon de encima suyo y forcejear con ella, luego sintió que la cargaban otros dos y las llevaban consigo mismos.

Y  cerró sus ojos dejándose llevar por la debilidad.

Bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora