17.

547 47 1
                                    

Aquí se encontraba simón, debajo de una ventana bastante alta, exactamente en el segundo piso de la casa, había evaluado las opciones para cómo llegar hasta ella, pero nada se le ocurría, el árbol no estaba cerca y si así lo estuviera no había ninguna rama que se le acercara a dicha ventana, tampoco había alguna enramada para escalar y dicho sea de paso que por lo que podía ver la ventana estaba cerrada. Lo único razonable que se le ocurría era una escalera, pero ¿Cómo demonios haría para buscar una escalera en medio de una fiesta que se realizaba dentro de la mansión y no ser visto por nadie?

Si, ya, lo mejor era irse y esperar hasta mañana.

Y cuando iba por el segundo paso se devolvió, ¿a quien quería engañar? El no se aguantaría hasta mañana o en tal caso se quedaría allí hasta que la viera salir a primera hora De la mañana, pero no esperar hasta en la tarde que fuera al roller. Estaba ansioso, bastante por si no se ha notado. Era difícil para el esperar hasta que ella se decidiera hablar, contando que ellos no tienen ese don entre los dos, y no la culpaba, los dos habían arruinado la comunicación.

-¿Simón?- se giro con cuidado y lentitud encontrándose con el receptor de la voz.

-Monica...- sonrió nerviosamente.

-¿Qué haces aquí?- señalo con exactitud el lugar en el que se encontraban- entra a la casa, hace frió y ademas la fiesta esta adentro-

-si, este, lo que pasa... o sea, yo- bien, monica lo conocía desde chiquito, pero ser amigo de su hija, después novio y ahora pasar a ser ex, y por ende romperle el corazón a su hija cambiaba las cosas, los que los padres menos quieren es que se metan con sus hijos. La mayor alzo la cejas esperando una respuesta - no se como explicarlo, pero yo... vengo a ver a- lo interrumpieron.

-¿monica que haces aquí? Oh, simon- dijo acercandose miguel- ¿Cómo estas?-

-bien, bien- murmuro.

-¿y eso que no estas en la casa con los chicos, con luna?- si, de eso quiere hablar.

- eso mismo me pregunto yo-

-porque creo que...- ¿Por qué no decir la verdad? Se enterarían de todas formas en algún momento- no seria bien recibido por la dueña de la casa- los otros dos mexicanos hicieron gestos de confusión.

-¿Qué dices? Tú eres simón, el chico que conocemos desde pequeño, el novio de luna-interrumpió a monica.

-termine con luna esta tarde- explico con la cabeza gacha, algo apenado.

-¿Cómo? Ella no nos dijo nada. Pero debo admitir que la vi desanimada- miguel.

- seguro nos lo dirá después... pero ¿entonces que haces aquí así, en medio del jardín? ¿Vienes a que vuelvan?- pregunto monica.

- ¿¡Eh!?... no, no, no. Yo vengo a...- se callo porque decir lo primero era una cosa y decir a que venia una muy diferente. Inconscientemente miro hacia la ventana de arriba, lo que miguel noto se le desfiguro el gesto confuso, todavía tenia el ceño fruncido, pero esta vez mostraba una emoción diferente, molestia pero un poco de curiosidad.

-vienes a verla a ella- dijo bajo, detenidamente pero lo suficientemente alto para que sus acompañantes los escucharan, era obvio ya que estaban en medio de la noche si un solo ruido. Monica no entendía y se lo hizo saber, mientras que simón trago saliva.

-¿de que hablas miguel?-

Miguel miro fijamente a simón, buscando que el chico le dijera que no o que aprobara su respuesta.

-A ámbar-

Ámbar ya estaba en la mansión, luego de una larga ducha decidió ponerse a hacer los deberes de la universidad, era la única manera de quitarse de la cabeza otros temas, como lo eran simón, benicio, su madrina, su pasado... en fin, prefería escribir e investigar antes que pensar en eso.Unos toques en la puerta la hicieron levantar la vista de su cuaderno, le di pase a la persona y se sorprendió de esta.

Bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora