Simón no sabia con que quedarse, sus opciones estaban dispersas y su mente en blanco, lo que se presentaba ante sus ojos lo había descolocado y estaba irremediablemente mal.
Apretó sus puños en un intento de no perturbar a su cuerpo con las emociones existentes, abrió su boca para tratar de decir algo, pero no pudo salir de su impresión.
Él definitivamente se encontraba paralizado.
– Simón, amigo... – llamo Nicolás, colocando una mano en su hombro, signo de comprensión, mas este solo se hizo a un lado y dio la vuelta.
– hagan lo que les dije.
Dijo y dio la vuelta para salir a paso apresurado del lugar.
Era perfecto.
Simón caminaba de manera apresurada sin tener si quiera en cuenta las calles que pasaba, iba inmerso en sus pensamientos, o más bien en sus planes. Hoy haría algo importante, bastante, y no estaba seguro de la reacción de todos. Entro al roller con esa expresión de vacío, aunque realmente solo era concentración. Pero era tanta su distracción que terminó chocando con alguien.
- ¡Ay! Fíjate por donde vas.
- Lo siento.
Era Emilia, está le dedico una mirada repulsiva.
- Loser...
Murmuro entre dientes y se alejo a paso rapido. Mas adelante vio como le gritaba a una persona totalmente desconocida. Bien, era normal que lo tratara como basura, pero por lo visto hoy andaba más chispita que nunca.
No le tomó importancia y siguio su camino, él tenía sus propias cosas por la cuales preocuparse.
Por esos mismos lados de lo que era el roller, Emilia avanzaba con molestia hacia las gradas, no buscaba a nadie, pero sabía que a esa hora no habia mucha gente por los alrededores; imagínense, eran las doce del mediodía, la gente debía estar almorzando o preparando la comida, chicos en su colegio, gente en su trabajo, vagos durmiendo etcétera.
Y en verdad no había un alma en las instalaciones. Pasó una mano por su cabello lacio, alborotando sus hebras claras. Solto una sonido de frustración de su boca, deseaba ir a su departemento, pero no, no podía, en menos de media hora tenía entrenamiento y no debía faltar, necesitaban demostrar que aunque no eran el equipo oficial del establecimiento, tienen todo para dar y lograr aunque sea, recibir otra propuesta. Ella no podia volver a mexico sin nada.
Pero que estaba mal, lo estaba.
Y todo por ese chico. Ay, que tanto se arrepentía de haberse fijado en él.
No sabía si estar enojada decepcionada o triste... no, ni triste ni decepcionada. Él no le había prometido algo para decepcionarse, y triste no podía estar porque... ¡Porque es demasiada importancia para él!
Lo repudiaba, no hay vuelta atrás.
- Sos una mierda de persona. Nunca, siquiera una vez saldría con vos.
- No pensabas lo mismo cuando me besaste.
- ¡fue una equivocacion!
Le dolieron esas palabras. Ella estaba consciente que él no la quería, pero... esperaba, así sea y más con ese beso que sintiera al menos atraccion por ella.
Ella no era una mierda, él lo era. No apreciaba los momentos que estuvo para su persona, las veces que lo vio llorando, que le dijo que saldría lastimado, y aun así, cuando vio que ella tenía razón, siguio prefiriendo a la otra chica.