Elizabeth
Mi semana transcurrió lo más aburrida posible: comiendo, leyendo algún libro, viendo los atardeceres en la baranda del acantilado, pasear por un vivero con muchas plantas y flores hermosas que estaba cerca del jardín.
Dimitri y yo habíamos pasado una semana sin dirigirnos una palabra y cuando nos cruzábamos en el pasillo para ir a nuestras habitaciones o era necesario, simplemente nuestras respuestas era monótonas.
Todo se había vuelto más incomodo, ya ni siquiera cenábamos o desayunábamos juntos... Bueno, no es que siempre lo hayamos hecho desde que llegué aquí, pero todo había cambiado. Dimitri ya no se la pasaba mucho en casa, dormía fuera y me enteré por Abba que había puesto más seguridad en la mansión. Al principio creí que era porque me podía “escapar”, pero enseguida recordé que era por lo que me había dicho Khaled: alguien andaba detrás de mi.
Eso me hizo pasar unas tres noches con pesadillas. No quería ni pensar lo que eso hombres podían hacerme si ellos me capturaban.
Las veces que tuve pesadillas Dimitri me despertaba sarandeandome, pero así como me despertaba se iba, dejándome mas confundida. A veces en sus ojos veía preocupación, pero él se mantenía aislado.
Mu en el fondo quería volver a abrazarlo, oler su esencia y tenerlo cerca. Me hacia falta la seguridad que me hacía sentir.Me odiaba por eso.
Pero no. Si él había decidido que eso no se podía volver a repetir, yo no podía ir en su busca. Bastante avergonzada me sentía al mirarlo a los ojos y recordarme de todo lo que había pasado la otra noche.
Con esa escena también soñaba... A veces soñaba en que amanecíamos envueltos en unas sabanas de seda blancas, besándonos con hambre después de haber ciertos encuentros.
No podía creer el grado de locura en el que me encontraba.
Más de una vez me levanté con la respiración agitada, sintiendo que mi cuerpo temblaba y una humedad allá abajo... Cosa que ignoraba y me terminaba duchando con agua fría para sacar esos pensamientos de mi cabeza.
Nada de eso iba a pasar... Nunca.
Ya hasta había perdido la noción del tiempo, literalmente. No sabía en qué fecha estábamos y eso, en gran parte, me estresaba. Sin tener música con la qué distraerme, sentía que me iba a volver loca. Como mi madre una vez me dijo mientras cocinaba galletas de chocolate y bailaba en la cocina: «Sin música, no hay vida de colores.»
Mientras estaba sentada en la cama, pensando en qué podía hacer para no perder la cabeza, decidí arriesgarme a buscar algo para oír musica. Dimitri había salido hace una media hora, cuando yo estaba comiendo con Abba en la cocina. Salí de la habitación, sin hacer ruido, y emprendí mi rumbo hacia la habitación de Dimitri. Nunca había ido allí, pero como él no estaba en casa, decidí invadir su espacio personal.
Al abrir la puerta todo su olor me invadió por completo. Toda la habitación olía a él.
La habitación era parecida a la mía, sólo que las paredes eran grises y la pared de cristal estaba cubierta con las cortinas negras. Sus sabanas eran de seda negras al igual que su enorme cama. El piso estaba cubierto por una alfombra oscura. La pared que estaba afrente a la cama ocupaba un enorme televisor pantalla plana.
Habían dos puertas en el cuarto, una que seguramente era el baño y la otra tal vez un armario, porque no veía uno por ningún lado.
Sé que no estaba bien lo que hacía y que podía meterme en problemas si él se enteraba. Era como si buscaba para robarle, pero necesitaba encontrar alguna radio o un reproductor de música...
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El Físico Atrae, Pero No Es Por Lo Que Me Quedo©
RomanceÉl, un hombre arrogante, frío, calculador y futuro heredero de Los Vory, la ayuda a ella; una chica con demonios que la atormentan, la marcaron mental y físicamente, rompiendo sus alas y causando de se odiara a sí misma. La mafia rusa es un mundo dó...