Capitulo 16

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Elizabeth

"El dolor es uno de los alimentos para nuestros demonios"

-Gretzabeth González.
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Mientras caminaba por los pasillos de la bonita mansión de Khaled junto a Skay, que había ido a buscarme a la cabaña cuando le dije que necesitaba salir rápido de ahí, sonreí leve por el semejante valor que tuve para hacerle aquella maldad a Dimitri.

La noche anterior, cuando Dimitri se largó de la cabaña hecho un loco, lloré al principio. Y me odié tanto. Lloré por lo que él fue capaz de pensar de mí y por lo que me hizo sentir cuando confesó que le daba asco. Esa palabra y el sentimiento que me generó era algo que me daba inseguridad y, por alguna razón que desconocía por muy equivocado que estuviera, me descompuso de tal manera que me hizo ver el efecto que Dimitri tenía en mí.

Y era grande. Porque de lo contrario, ni me hubiera importado de lo que me acusaba.

Traidora...

Me preocupó, y mucho. Nunca había estado así por alguien, por nadie..., pero, llenándome de ira y no queriéndome dejar hundir de nuevo en un mar de lágrimas por el dolor, llamé a Khaled, pidiéndole que me dejara salir a dar algunas vueltas; éste me dejó con la condición de que me acompañara Skay, y yo, agradecida por su fluida confianza, le comenté que pasaría a la mañana siguiente por su casa para verlo y visitar a Abba.

Skay era un hombre increíble. Fue un buen compañero, un gran apoyo para divertirme cuando me miró preocupado por mis ojos hinchados y rojos. No le quise decir absolutamente nada de lo que Dimitri me hizo y el aceptó mi silencio.

Salir con él me hizo destensar un poco. Me fijé en que Skay podía parecer un grandulón con tatuajes y peligroso, pero al compartir con él pude ver que era extrovertido, atento y para todo lo negativo le tenía algo positivo. Su presencia me hizo aliviar la noche anterior y, cuando le pregunté donde podía encontrar unas esposas sin que me preguntara algo a cambio, me compró unas con el ceño fruncido y miles de preguntas en la cabeza.

Habíamos ido primero a comprar unas hamburguesas para comer en el auto por precaución y seguridad, después Skay me arrostró hacia una heladería, literalmente, como si fuera una niña para comer unos enormes conos y luego, cuando terminamos de comer en la camioneta, la tensión entre él y yo fue algo intensa, pero Skay simplemente fue un caballero y me acompañó cuando le dije que quería ir a un bar seguro.

Acudimos a uno donde todo el local estaba iluminado con luces tenue y le propuse tomar la bebida que él me había dado el día del cumpleaños de la pelirroja. Al principio dudó, dijo que no era una buena idea, pero cuando observó mi seguridad al pedir un tequila, simplemente perdió la batalla y terminé más mareada de lo normal con el vodka y jugo de naranja.

El causante de que fuera la primera en besar al rubio...

Sólo fueron unos besos tontos y un poco sofocantes, pero inmediatamente el rostro de Dimitri me vino a la mente y no pude continuar, sino disculparme por mi arranque de locura...

Me estaba saliendo de control últimamente...

Ésta Elizabeth era más altanera, atrevida y un poco libre... Aunque aún seguía teniendo muchas inseguridades todos los días y lloraba mucho.

Skay abrió la puerta de una habitación amplia y hermosa, dejándome ver a una Abba desayunando con cara de amargura, pero al fijarse en nosotros sonrió dejando a la vista sus dientes blancos. Sonreí con emoción al verla bien después de lo que había sucedido. Su rostro pálido de aquél día no era el mismo de ahora y eso me hizo suspirar de alivio.

El Físico Atrae, Pero No Es Por Lo Que Me Quedo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora