El Físico Atrae, Pero No Es Por Lo Que Me Quedo©

Capítulo 18

Elizabeth

"Los golpes ya se estaban haciendo habitual; en cambio, lo único que no me visitaba era la paz".

—Elizabeth Parker.
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No derrumbarme por lo sucedido era algo difícil. Me costaba mucho parar las lágrimas mientras Edik limpiaba y curaba la herida que aquella bestia resentida me había causado. Edik se ocupaba de aquella herida física, pero yo no sabía cómo empezar a reparar aquella herida mortal que me había dejado la decepción por Dimitri. Tampoco entendía porqué estaba tan afectada; pues, él era un mafioso1, de sangre fría, cuyo trabajo y plan desde un comienzo fue secuestrar a la hijastra de su peor enemigo...

Muchas cosas que le había dejado hacer conmigo me ha causado mirarlo con otros ojos; unos más dulces, donde intentaba mirar aquello que pensé que nunca me podría pasar. Pero lo vivido me ha enseñado que no todos somos bendecidos por el milagro de encontrar a alguien como en los libros y películas. Porque los libros son eso; ficción e imaginación, ilusión y esperanzas. Y la realidad es simple; cruel, sin filtros, dolorosa y tortuosa.

Una vez leí una historia en una plataforma de lectura donde la protagonista se enamoraba de su secuestrador, pasaron cosas peligrosas en su rumbo, pero tuvo un final feliz y bonito, donde incluso tuvieron hijos y ella se convirtió en una mafiosa más por toda la experiencia que obtuvo al lado de su amado, pues ella lo bueno lo veía aburrido; así que prefirió acompañar a su esposo en aquél camino...

Supongo que esa fue la historia que me hizo pensar que podía existir algún tipo de conexión con Dimitri, incluso creí verla en sus ojos, los cuales dicen que son las ventanas del alma; pero no. Vuelvo y repito: los libros son eso; ficción e imaginación, ilusión y esperanza. Y la realidad es simple; cruel, sin filtros, dolorosa y tortuosa.

Poco a poco sentía que los golpes ya estaban siendo habitual; en cambio, lo único que no me visitaba era la paz y la verdad es que ya no sabía qué más esperar. Con tan sólo casi dieciocho años mi alma ya la sentía vieja, maltratada y devastada. ¿Eso estaba bien? ¿Estaba bien haber pasado por tantas cosas depravadas y tanto sufrimiento?

Hay muchas personas en el mundo que por lo único que se preocupaban y se desvivián era en: "qué me voy a poner hoy para salir a presumir" "mi novio/a me está poniendo los cuernos" "qué dirán los demás"...., etc. Son tantas tonterías en la que muchas personas gastaban sus pensamientos y tiempo, que a veces simplemente me gustaría ser ellos; para así pensar tonterías y no estar en mi lugar, pasando por todo esto.

Lo sé, estúpida teoría, pero así lo sentía.

—Muy bien. ya está. —murmuró Edik, mirándome un segundo. Él me había oído llorar en silencio, pero no opinó ni dijo nada. Ahora sólo me miraba con atención— Te dejaré esta pomada, es cien por ciento efectiva y muy buena para cicatrizar. —me lo entregó y se levantó de la silla. Me tendió la mano y me ayudó a levantarme. Me dolía la pierna, a pesar de que recién la había sedado un poco.

Miré mi muslo... Nada era como parecía. Dimitri me había hecho daño físico y ya nada era igual. Ya no podía ver nada igual que antes. Una cosa era lo que él me hacía al intentar dejarme sin aire cuando me apretaba el cuello, o cuando me tomaba del pelo con rudeza..., pero haberme disparado... Esto superaba las expectativa que tenía hacia él. Eso hacía que ya no confiara en él... Y el miedo...

—¿Puedes caminar bien? —preguntó, mirándome desde dos metros de distancia. Mi autoestima estaba en neutro. Sólo alcé la mirada hacia él y asentí a duras penas. Pude caminar bien, no tuve ningún inconveniente, pero el problema iba a ser cuando la tela de los pantalones me rozaran de la pierna.