Capítulo 14

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Elizabeth

"Ese día algo murió dentro, su alma se fue apagando y cenizas caían de sus ojos."

—Brenda Parapluie
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Después de esa noche en la que dormimos juntos, Dimitri optó un comportamiento raro conmigo. Sólo me ayudaba con la cura, con algo pesado que no podía mover, equis cosas; pero poco hablaba ahora. Y como yo no quería sentirme una estúpida al querer conversar con él, simplemente también me comporté igual.

Él había contratado a una señora para la limpieza de la casa y la cocina.

Pude notar también que me miraba diferente, pensativo y curioso. Él estaba tan expectante y en su mundo que eso me hacía querer jalarme de pelos. No sabía qué pensaba cuando se quedaba mirándome lelo y eso me intrigaba.

No habíamos salido a la ciudad, sólo estábamos en medio de la nada en aquella preciosa cabaña. Mi herida iba sanando poco a poco y, a pesar de que dolía a veces, le hacía ejercicio a mis brazos y espalda para no sentir entumecido el cuerpo por dormir boca abajo todo el tiempo.

Con los días se fueron también los puntos un poco, aunque días más tardes Dimitri había salido a buscar al doctor Edik para que me revisara y retirara lo que quedaban de puntos.

Pasar la mañana sola en la hermosa cabaña moderna no me hacía mucha gracia. A veces tenía miedo de lo que pudiera pasar si Dimitri no estaba, pero él me aseguró que no corría peligro aquí. Habían doblado la seguridad de la casa y me dijo que había lugares con trampas en el bosque. También instalaron cámaras en el lugar.

Dimitri había salido a hacer unas diligencias. Seguía en la búsqueda del traidor. Le había pedido que me llevara con él, pero un seco "no" fue lo único que me respondió.

Terminé de comerme el pollo con verduras cuando escuché a una camioneta estacionarse afuera. Me asomé por la ventana un momento y vi una silueta bajar. Skay, vistiendo unos jeans un poco ajustados que le quedaban muy bien, llegó hasta la puerta y empezó a tocar. Abrí con una leve sonrisa, mirándolo de arriba abajo. Me miró con calidez y una sonrisa perfecta en los labios.

—Hola... —murmuré, abriendo más la puerta para que entrara. Siguió, mirando todo a su alrededor. El perfume que desprendía me causó un leve revuelo y el recuerdo de nosotros besándonos me causó un rubor en las mejillas al hacerse presente en mis recuerdos— ¿Cómo has estado?

—¿Cómo has estado? —los dos reímos al mismo tiempo al preguntar al unísono— Responde tú primero. —indicó divertido. Caminamos hacia la cocina y nos sentamos en los bancos frente a la isla uno lado del otro.

—Mucho mejor. Sano rápido y ya el doctor Edik me terminó de quitar los puntos que quedaban. —dije, mirándolo. Asintió lentamente— ¿Y tú? ¿Cómo está tu brazo? Sinceramente nunca pude saber de ti cuando Dimitri te disparó, pero disculpa... —me interrumpió.

—No, está bien. No fue tu culpa y no tienes que disculparte. —dijo— peores cosas me han pasado, en realidad. Pero ya estoy mejor. —hizo un movimiento a su brazo. Asentí mirándolo— Dimitri siempre ha sido muy... Impulsivo cuando se molesta, pero me bastó criarnos casi juntos para adaptarme a su temperamento de mierda.

—¿Se conocen desde niños? —pregunté curiosa, alzando las cejas. Creí que ellos se conocían por los negocias que llevaban y por todo el mundo que les rodeaba.

—Sí. Somos primos, lastimosamente. —dijo, haciendo énfasis en la última palabra y sorprendiéndome. ¿Primos?— ¿Qué te pareció el lugar? Sé que no es tan grande como a lo mejor estas acostumbrada, pero es muy tranquilo y bonito. —me preguntó antes de poder hacer otra pregunta relevante al anterior tema.

El Físico Atrae, Pero No Es Por Lo Que Me Quedo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora