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xSouh

Renacimiento

Parte II de Huevos para el Desayuno

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Sintió gran placer al inhalar el aroma que las hiervas despedían mientras le vertía el agua caliente de la tetera, tomó la taza y rodeó la isla de la cocina, caminando con los pies envueltos en calcetones que la protegían del invierno tardío de finales de febrero.

Ninguno de sus chicos se había levantado aún, así que aprovechó ese tiempo para ella misma, sentándose en uno de los sofá que tenía una increíble vista al lago de los terrenos Uchiha, y no solo eso, si se esforzaba un poco más, podría ver los cimientos en construcción de lo que un día seria la Clínica de Salud Mental para Niños.

No fue un procedimiento fácil, montañas de papeleo y permisos, llenar clausulas e ir por veinte departamentos diferentes para que se pudiera aprobar y financiar. Fue trabajo de años para que ella pudiera llevarlo a cabo, pero nunca se rindió. Todavía no podía borrar de su cara esa sonrisa tonta desde que pusieron la primera piedra un mes antes.

Tomó otro trago de té, sintiendo como el líquido caliente bajaba por su garganta, aliviando las nauseas matutinas mientras que con la mano libre comenzó a tocar su vientre de forma inconsciente.

Estaba a finales del primer trimestre, y aunque en su embarazo pasado a esas alturas apenas se comenzaba a notar una hinchazón en su vientre, esta vez ya podía sentir como su útero comenzaba a crecer.

Sonrió de nuevo al ver el sobre blanco sobre la mesita del café.

―¿No es muy temprano para que estés despierta en domingo? ―preguntó Naruto, acercándose aun vestido con su pijama y arrastrando los pies por la alfombra. Soltó un bostezo antes de echarse en el sillón frente a Sakura.

―Mmmm... ― estuvo de acuerdo la pelirosa, sintiendo la llegada de su otro esposo, que a diferencia del rubio, decidió que recostar su cabeza en las piernas de Sakura parecía más cómodo.

―Buenos días. ―Saludó Sasuke, girándose un poco para que su oído se pegara a la barriga de Sakura.

El silencio volvió a reinar en la sala por cinco minutos más antes de que Naruto decidiera ir a la cocina a servirse su propia bebida caliente, regresando con una taza para Sasuke, quien se sentó para poder tomárselo a gusto.

― ¿Estas nervioso, Naruto? ―cuestionó la pelirosa al notar como los pies del ojiazul parecían no quedarse quietos.

―No... bueno si... es que...

―Lo harás excelente, dobe. ―lo interrumpió Sasuke, utilizando ese apodo de sus años de juventud. ―Si Kakashi pudo, tu también.

―Además nos tienes a Sasuke y a mi para ayudarte en todo lo que necesites, también esta Shikamaru, Chouji y los demás. ―comenzó Sakura, poniéndose de pie mientras tomaba el sobre de la mesa, caminando hacia el ventanal para ver como el sol comenzaba a salir ― No te olvides de Shinachiku, no hay persona más orgullosa de ti que nuestro hijo, además... tendrás otros dos bebés que te darán todo su apoyo a su manera.

―¿Dos bebés? ―preguntaron ambos al mismo tiempo, levantándose de sus lugares para caminar hasta su esposa.

―Serán gemelos. ―les sonrió, tomando entre sus dedos el sobre con los informes del ultrasonido para mostrárselos. ―Ino lo comprobó dos veces ayer.

―¡Eso es increíble, Sakura-chan! ―gritó Naruto, tomando a la pelirosa en brazos para alzarla, pero cuando lo hizo, sintió como sus propios pies dejaban el suelo después del enorme abrazo de Sasuke que los rodeó a ambos.

―A empezar de nuevo. ―les sonrió Sasuke.

―Eso si, le pedí a Ino que no nos dijera el sexo de los niños, quiero que de nuevo sea sorpresa.

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