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Renacimiento

Parte II de Huevos para el Desayuno

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―¿Itachi y Minato ya están en la cama? ―Esa pregunta fue lo primero que salió de los labios de la pelirosa cuando cruzó el umbral de la casa, que contra todo lo que ya parecía natural ahí, estaba en silencio.

―Están muertos de cansancio. ―aseguró Sasuke, saliendo de la cocina con un plato lleno de onigiri, pasó de la mesa y se dejó caer en el sofá.

―Si hubiera sabido que poniéndolos a entrenar toda la tarde se acabarían sus reservas de energía, lo hubiera hecho apenas pudieron caminar. ―suspiró Naruto, recostado al lado del
Uchiha, su cabeza colgaba en uno de los reposabrazos. ―el chakra gastando en mantener un clon todo el día vale cada segundo de silencio nocturno.

―Mis pies me están matando. ―gruñó Sakura, quitándose los tacones y dejándolos en su camino directo al sofá, y sin mucha ceremonia subió las piernas a la pequeña mesa de café. ― ¿Día difícil para ustedes también?

―Papeles y más papeles. ― dijo Naruto.

―Papeles y más papeles. ― estuvo de acuerdo el pelinegro.

―La edad me esta matando. ―lloriqueó el Uzumaki, ―seguro así se sienten los señores de cuarenta.

―Aún te faltan un par de años para los cuarenta, Naruto. ―aseguró Sakura, pro ella no se sentía mucho mejor.

―Una oficina y tres hijos te acaban.

―Y pronto serán cuatro. ―señaló su esposa, tocándose la barriga.

―Cierto, aunque como estamos, técnicamente ya serán cinco.

―Hmnp...

―Esto... Nosotros. ―comenzó a hablar la pelirosa. ―Creo que es la felicidad.

― ¿Qué quieres decir? ―preguntó el Uchiha, girando su cabeza para enfocar a su compañera.

―Yo casada con ustedes, con trabajos perfectos, teniendo una bella casa, unos hijos hermosos... creo que es todo lo que siempre soñé y mil veces más.

―Me haces llorar Sakura-chan ―hipó el rubio, dejando salir una lagrima y un moco, pero eso no lo detuvo de abrir los brazos y abrazar a las dos personas que había elegido para compartir su vida y amaba con cada célula de su cuerpo.

―Eres un blandengue, dobe. ―se quejó el ojinegro, pero aun así no se movió ni un centímetro, al contrario, su cabeza cayó en el hombro de Naruto mientras besaba la coronilla de Sakura. ―Pero tienes razón, Sakura. Cuando le dije a Kakashi hace tantos años que renacería mi clan... creo que iniciar esta familia con ustedes es mucho mejor.

―Bueno, sobre nuestras espaldas esta la obligación tener muchos más bebés para renacer dos clanes. ― sonrió el Uzumaki.

―Están locos si creen que voy a tener más bebés. ¡Esta niña será la última! ―sentenció la pelirosa.

― ¿Por qué ya no vamos a tener más? ―preguntó Naruto, con cara triste.

― ¿Ya se confirmó que va a ser niña? ― Sasuke hizo la pregunta importante.

―Mientras sea yo quien los tenga que parir, este será el último; y dado que no hay forma de que sea de otra manera, aquí cierra la fabrica Uzumaki-Uchiha. ―dejó claro. ―Y si, Ino lo confirmó esta misma mañana.

―Te amo, Sakura-chan. Te amo, Sasuke-teme ―exclamó feliz el rubio, levantándose del sofá para girar de felicidad con Sakura en los brazos, para felicidad de los tres.

―Mi familia... ― susurró Sasuke, antes de ser jalado del brazo para unirse a esa pequeña danza en la sala de su casa, en el distrito Uchiha, donde ahora los recuerdos de bellos momentos opacaban cada una de las pesadillas que lo persiguieron por tantos años.

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FIN

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