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Renacimiento

Parte II de Huevos para el Desayuno

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Shinachiku entró a la casa como un rayo, azotando la puerta principal mientras gritaba un "Tadaima" lo suficientemente alargado y fuerte para despertar a cualquiera que aun no lo hubiera hecho. En definitiva, tener su primera misión fuera de Konoha había sido increíble, viajó a un país lejano e incluso encontró un puente que se llamaba igual que uno de sus padres.

―¡Oni-san! ―gritó Itachi, siendo el primero en asomar su cabeza desde el comedor en busca de su súper genial hermano mayor.

―Bienvenido, Shina-kun. ― saludó Sakura. ― Siéntate a desayunar.

―¿Cómo te fue en tu primera misión? ―quiso saber Naruto, haciendo un clon para que fuera a la cocina por un plato para su hijo mayor, no quería perderse nada, intencionalmente había elegido el País de las Olas para la primera salida de Shinachiku, aunque esperaba que no enfrentara tantos problemas como su propio equipo siete.

El pequeño rubio estaba listo para empezar a relatar todo, sin dejar nada fuera, ni siquiera el delicioso té que su sensei los obligó a probar, pero su atención fue a dar directo a otra personita que ocupaba la mesa, una que nunca había visto pero le parecía demasiado familiar.

―¿Quién es ella? ―preguntó, ignorando la emoción de su padre, no era normal que sus padres tuvieran invitados en casa que él no conociera.

―Ella es... más o menos una hermana de Kakashi. ―respondió Sakura, sirviéndole una porción de arroz y pescado en el plato.

―¿Kakashi-sensei tiene hermanos? ― cuestionó sorprendido Minato, dejando caer su onigiri, su pequeña cara aun regordeta se veía chistosa con la boca en forma de O.

―Kakashi-san dijo que no tenía hermanos. ―le aseguró Itachi. ―Creí que habías dicho que Saori era un clon de creado por Orochimaru-san, Oka-san.

―No es muy educado decir eso, deberías disculparte, Itachi. ―le dijo Sasuke al niño, no era un regaño, pero la cara de los tres miembros del equipo siete aún se ponían un poco verdes cuando la pequeña Hakate había señalado al viejo Sannin como su "madre".

―Perdón, Saori-san. ―se disculpó el menor, con un pequeño sonrojo en las mejillas al comprender su error.

―No... no hay problema, Itachi-kun. ―murmuró la peliplata, aún se sentía cohibida con tantas personas a su alrededor. Era la primera vez en toda su vida que interactuaba con personas que no fueran adultas y era un poco raro.

―Saori-chan vivirá con nosotros un tiempo, Yamato-sempai prometió venir a hacer una remodelación a la casa para agregarle una habitación y un nuevo cuarto de juegos para los cuatro. ― sonrió Sakura, siempre había querido tener una niña para poder peinar y vestir con cientos de prendas distintas, y Saori parecía una hermosa muñeca de porcelana con sus cabellos plateados.

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―¿Entonces qué vamos a hacer? ―preguntó Sakura, sentándose en la esquina del escritorio del Hokage, su vista perdida en la puesta de sol en el horizonte de Konoha.

―Debemos hacerle una visita a Orochimaru. ―señaló Sasuke. ―Lo dejamos vivir tan en paz que de nuevo empezó a hacer sus extraños experimentos.

―Quizá solo quería ser madre. ― susurró Naruto, terminando de firmar los últimos documentos del día, su cabeza no daba para mucho en esos momentos. ―Dudo que alguien quisiera procrear un hijo con él... aunque, ¿las serpientes no ponen huevos?

―Cualquier posibilidad sigue siendo asquerosa, Naruto. ―cortó su imaginación el Uchiha, recargándose en la pared lateral de la ventana.

―Temería que Saori no fuera el único experimento que tiene. ―pensó en voz alta la pelirosa. ―Aunque ella dijo que no había más niños en el lugar, solo Orochimaru y Kabuto. Pero... ¿por qué un clon de Kakashi? Su obsesión siempre fueron los Uchiha.

―Ya hay dos niños Uchiha en este mundo, pero no creo que vaya a haber un Hakate jamás. ― dijo Naruto, no era una respuesta como tal, solo una idea rápida que vino a su cabeza.

―Orochimaru siempre estuvo interesado en las genealogías y líneas de sangre...

―¿Entonces por qué dejarla ir? ―rebatió Sakura. ―Saori dijo que Orochimaru la mandó a Konoha a buscar a Kakashi.

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