Finales de enero de 1883
La carta de Yoon-Ah llegó con el correo de mediodía, tres días después del encuentro de Chanyeol con el joven Doh. La hoja de papel, perfumada de rosas, le notificaba su inminente boda con un noble chino; inminente solo en el pasado. La carta había sido redactada dos días antes de la boda, pero habían tardado otros tres en enviarla.
Chanyeol no se podía imaginar a Yoon-Ah casada con nadie que no fuera él. En general, la gente la ponía nerviosa; hasta cierto punto, incluso él la ponía nerviosa, aunque le permitía que le cogiera la mano y la besara. Habría sido feliz apartada del resto de la humanidad, una reclusa musical en un hanok en lo alto de los cerros sin más vecinos que las vacas de los pastos estivales.
Ella le preocupaba. Pero incluso mientras se preocupaba, no podía contener el brote de excitación que las noticias engendraban. Deseo. Fascinada lujuria. Deslumbramiento sexual. La codicia, no importa el nombre que se le dé, sigue siendo rapacidad. Quería al joven Doh, quería reír con él, quería arder con él. Y ahora podía hacerlo.
Si se casaba con KyungSoo.
El matrimonio, sin embargo, era un asunto serio, un compromiso para toda la vida, una decisión que no había que tomar apresuradamente. Trató de abordar el asunto de una manera racional, pero, como todos los jóvenes idiotizados y confundidos de deseo a cuyo club nunca creyó llegar a pertenecer, lo único en lo que podía pensar era en la pasión del joven Doh en su noche de bodas.
Probablemente sería Kyunggie el que acudiera a su habitación, en lugar de al contrario. Le permitiría que dejara todas las luces encendidas para poder devorarlo con los ojos a sus anchas. Abriría del todo las piernas y luego lo rodearía, apretadamente, con ellas. Quizá incluso lo hiciera mirar lo que le haría, para poder observar sus mejillas sonrojadas, sus ojos empañados de deseo y escuchar sus quejidos y gemidos de placer.
Dios, le haría el amor días y días seguidos.
Después de una noche de debate interno, durante la cual hubo mucho fantasear voluptuoso y muy poco debate sensato, Chanyeol decidió dejar la elección en manos del destino. Si el joven Doh estaba de nuevo junto al arroyo ese día, le pediría que se casara con él antes de que pasara una semana. Si no, lo tomaría como una señal de que debía esperar hasta que acabara el siguiente trimestre, para tener tiempo de reflexionar con mayor seriedad.
Se pasó el día entero a la orilla del riachuelo, caminando arriba y abajo, haciendo de todo excepto trepar a los árboles desnudos. Pero él no acudió. Ni por la mañana ni por la tarde ni cuando el cielo ya era de un azul muy oscuro. Y fue entonces cuando comprendió que estaba loco por KyungSoo; no solo estaba inmensamente descontento con los dioses, sino que además decidió que podían, todos, ir a ahogarse en una fosa séptica.
Devolvió el caballo al establo y pidió que le prepararan un palanquín de inmediato.
***
La dama vaciló e interrogó con la mirada a KyungSoo. Apenas había tocado su plato. Él lo apartó a un lado. El plato desapareció y fue sustituido por otro de tteok.—KyungSoo, casi no has comido nada —dijo la señora Doh, cogiendo la cuchara—. Pensaba que te gustaba el janggukjuk.
KyungSoo cogió los palillos y extrajo un trozo de pastel de arroz. Su desazón era en extremo evidente. A su madre nunca le preocupaba que comiera tan poco. Todo lo contrario. Con frecuencia, la señora Doh temía que el apetito de KyungSoo fuera excesivo, y que estos atracones le hicieran perder su esbelta figura.
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𝑷𝒂𝒄𝒕𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒗𝒂𝒕𝒆 [ChanSoo]
Fanfiction𝐸𝑛 𝑙𝑎 𝐶𝑜𝑟𝑒𝑎 𝑑𝑒 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑠𝑖𝑔𝑙𝑜 𝑋𝐼𝑋, 𝐿𝑜𝑟𝑑 𝑦 𝑆𝑖𝑟 𝑃𝑎𝑟𝑘 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑟𝑛𝑎𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑎𝑡𝑟𝑖𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜 "𝑝𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑡𝑜", 𝑏𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑒𝑡𝑜 𝑦 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑, 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟�...