Hanseong, 25 de agosto
Mi muy querido KyungSoo:
Te pido disculpas porque mi carta llegara tarde ayer. Estos dos últimos días, la luz, aunque más débil y fría que la de pleno verano, tiene una calidad dorada maravillosa, en especial al final del día. El joven Kim JunMyeon cree que he hecho unos progresos enormes en Tarde en el parque.
Todos van volviendo lentamente a Hanseong. Anoche cené en casa de los Kim y me delaté como persona vulgar cuando confesé que llevaba más de dos semanas en la ciudad. Todos los demás alardeaban de haber pasado todo el mes de agosto cazando o navegando alrededor de la isla de Jeju-do.
Me siento muy feliz de verte mañana. Ojalá ya estuviéramos casados.
Te envío, como siempre, todo mi cariño.
Devotamente tuyo,
SEHUNLa marcha de Chanyeol no había pasado inadvertida. Tenía tanto valor la noticia del acontecimiento que, en menos de treinta y seis horas, todo Hanseong sabía que había vaciado sus aposentos y se había llevado todas sus cosas con él. El telégrafo, incluso el teléfono, palidecían ante la rapidez y eficacia de la transmisión de rumores de boca en boca.
¿Qué significaba? Todos querían saberlo. ¿Es que Sir de Park había ganado la batalla? ¿Lord Park había abandonado definitivamente la guerra? ¿O sólo se había retirado temporalmente para reagrupar sus fuerzas?
KyungSoo disimulaba, inventaba y se mostraba equívoco, cuando podía. Cuando lo presionaban demasiado, mentía directamente. Repetía que no lo sabía, que lord Park no le comunicaba sus planes personales. No sabía qué intenciones tenía -no sabía, no sabía, no sabía- y, por lo tanto, tenía que refrenar su impaciencia un poco más.
Se mecanografiaron de nuevo los papeles del divorcio; ya solo se necesitaba que KyungSoo los firmara. Les dijo a los abogados que los retuvieran. Seunghwan preguntó si había que retirar los muebles y toda la decoración de la habitación de lord Park, simplemente taparlos, o si había que limpiarlos cada día, a la espera de su vuelta. Le dijo que lo dejara todo tal como estaba. Su madre se gastó una fortuna en telegramas. No hizo caso de ninguno.
Pero no podía dejar de hacer caso de Sehunnie. Sehunnie-bendito sea por haber tenido tanta paciencia- daba señales crecientes de angustia. «¿Ha llegado algo de los abogados de lord Park?», le preguntaba cada vez que se veían. «Ojalá pudiéramos casarnos. Ahora mismo.» Había algo temeroso y casi desesperado en sus ruegos. Cada vez, él le daba la misma respuesta, cuidadosamente elaborada, y se odiaba con una rabia cada vez mayor.
Toben era el único que no hacía preguntas que él no pudiera responder. Pero parecía abatido y apático. Con frecuencia, lo encontraba en el invernadero, durmiendo la siesta en la silla favorita de Chanyeol, la que tenía los cojines de un azul descolorido y quemaduras de cigarro en el apoyabrazos, como si esperara su regreso.
Sostener este insoportable statu quo era como hacer malabarismos con cimitarras en llamas. Se despertaba cansado y se iba a la cama aturdido por el cansancio de eludir la curiosidad de mil conocidos, mantener a su madre a raya, mimar a Sehun lo mejor que podía y ocultar la verdad incluso a los pocos amigos en quienes confiaba.
El final de la temporada trajo poco alivio consigo. Cada fin de semana daba una fiesta de tres días, en su casa de Daegu, para que él y Sehun pudieran verse sin que resultase impropio. Como resultado, la mitad del tiempo su casa estaba llena a desbordar de gente. Torrentes de curiosidad exagerada, entusiasta e insatisfecha, giraban y se arremolinaban, volviendo loco a Sehun y poniéndolo de tan mal humor como si fuera una matrona en apuros, con la vejiga llena de té y ningún sitio donde vaciarla.
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𝑷𝒂𝒄𝒕𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒗𝒂𝒕𝒆 [ChanSoo]
Fanfiction𝐸𝑛 𝑙𝑎 𝐶𝑜𝑟𝑒𝑎 𝑑𝑒 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑠𝑖𝑔𝑙𝑜 𝑋𝐼𝑋, 𝐿𝑜𝑟𝑑 𝑦 𝑆𝑖𝑟 𝑃𝑎𝑟𝑘 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑟𝑛𝑎𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑎𝑡𝑟𝑖𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜 "𝑝𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑡𝑜", 𝑏𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑒𝑡𝑜 𝑦 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑, 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟�...