8 de septiembre de 1893
Nueva York, KyungSoo se sentía como si tuviera un nudo en el estómago.
Aunque había leído que la ciudad aspiraba a ser la nueva París, no había esperado encontrarse casi con una copia de ella. Ciertos barrios de la ciudad, con sus sólidos edificios neoclásicos, sus frisos y sus cornisas llenas de motivos botánicos y mitológicos podían haber pasado fácilmente por partes de la Rive Droite. Una iglesia en concreto, delante de la que pasó de camino al hotel, era una copia descarada de Notre Dame.
Apenas podía controlar su dificultosa respiración, aunque caminaba a la velocidad de una ley de reformas avanzando lenta y pesadamente por consejo de los ministros. Un tráfico ininterrumpido circulaba arriba y abajo por la avenida, un sonoro coro de cascos golpeaban el pavimento y las ruedas de los carros crujían bajo su carga. De una calle cercana llegaba el estruendo de un tren elevado. El aire, aunque más contaminado que en Hanseong, emanaba las conocidas notas de caballos e industrias, aunque también olía, levemente y de forma muy exótica, a salchichas y mostaza.
Se aseguró de inspeccionar todos los hoteles, todas las tiendas y todas las mansiones de millonarios que atestaban la parte inferior de la Quinta Avenida. A pesar de todo, la distancia desapareció en un momento. De repente, se encontró en el cruce exacto, en la dirección exacta. Apretó con fuerza el mango de su sombrilla y apartó con esfuerzo los ojos del lado opuesto de la calle.
No, debía de estar equivocado. Chanyeol, con su perfecta crianza, siempre había sido muy modesto y contenido en todo lo que hacía. Pero no había nada mínimamente modesto en aquella espléndida mansión que parecía haber sido sacada, de una pieza, de la propiedad de algún noble de Centroeuropa. La fachada era de granito gris perla, el elegante tejado poligonal, de pizarra azul oscura. Las ventanas brillaban como los ojos de una belleza coqueta en su baile más triunfal. Y cada adornada línea y cada curva sensual hablaba de una enorme riqueza, generosa y barroca.
Se sentía igual que la primera vez que vio a Chanyeol desnudo: estupefacto, sin habla, a punto de desmayarse de excitación. No iba arreglado adecuadamente. Si quería asaltar esta ciudadela en concreto, necesitaría una cantidad mucho mayor de la parafernalia de su propia riqueza y posición para convencer a un desconfiado mayordomo de que era el auténtico Sir de Park y no un impostor cuya intención era robar la plata.
No obstante, cuando se abrió la puerta, el mayordomo lo reconoció de inmediato, a juzgar por el rebote de su mandíbula contra las baldosas de mármol negro del vestíbulo. Se recuperó rápidamente, dio un paso atrás y se inclinó.
—Mi Sir de Park.
KyungSoo se quedó mirándolo fijamente. El hombre le resultaba vagamente familiar. Estaba seguro de haberlo visto antes. Estaba...
—¡JongIn! —El asombro y la culpa se confundían en sus venas. Cuando sus planes se habían venido abajo, no era el único que había recibido un castigo. Tan seguro como que la emperatriz de la India era una inglesa con sangre alemana, JongIn había abandonado repentinamente la residencia del Gukgong de Gyeongsang, porque Chanyeol había descubierto su papel en el engaño. ¿Cómo podía ser que fuera, precisamente él, el jefe del personal al servicio de Chanyeol?
—Usted está... —¿Qué podía decirle? ¿Habría adivinado, con los años, cuál había sido su papel en todo aquello?—. Usted está en Nueva York.
—Sí, señor —dijo JongIn respetuosamente mientras le cogía el sombrero y la sombrilla, pero no le dio más explicaciones—. ¿Puedo ofrecerle un excelente té de Assam mientras nos ocupamos de su equipaje?
La antesala era soberbia; el salón, casi arrebatador en su opulencia. Había estado en palacios reales que eran menos ricos en mobiliario y arte... y qué arte, como si alguien hubiera cogido una sección de la gran galería del Louvre y la hubiera convertido en un espacio habitable. No es que no lo encontrara absolutamente de su gusto, pero ¿qué había pasado con la preferencia de Chanyeol por las casas sobrias y los cuadros impresionistas?
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𝑷𝒂𝒄𝒕𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒗𝒂𝒕𝒆 [ChanSoo]
Fanfic𝐸𝑛 𝑙𝑎 𝐶𝑜𝑟𝑒𝑎 𝑑𝑒 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑠𝑖𝑔𝑙𝑜 𝑋𝐼𝑋, 𝐿𝑜𝑟𝑑 𝑦 𝑆𝑖𝑟 𝑃𝑎𝑟𝑘 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑟𝑛𝑎𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑎𝑡𝑟𝑖𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜 "𝑝𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑡𝑜", 𝑏𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑒𝑡𝑜 𝑦 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑, 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟�...