DEVUELTA A TI (2# ASIM, SERIE AMOR EN EL DESIERTO) SIN EDITAR.

CAPITULO 20

Estamos unidos por el lazo del destino, nuestros corazones se hicieron uno solo cuando serramos el pacto de nuestro amor. Nuestros cuerpos después de la muerte se convertirá en tierra, esa tierra la pisaran nuestros hijos y los hijos de sus hijos. Nuestra sangre descenderá en este mundo seremos un linaje grande y perpetuo. Nuestro amor será contado al igual como nuestros nombres quedaran en la historia.

Caminaremos juntos tomados de la mano por las calles, y cuando muramos desandaremos como espíritus esperando el juicio. El amor es algo tan fuerte que hiere y tiene compasión a la misma vez.

"Oh Alá, tú que todo lo puedes y sabes, no dejes que los corazones enamorados sean separados", no hay nada bueno que el sentimiento divino, ese que te da la felicidad y no te deja solo en ningún momento.

Yo soy Perla Addel, la mujer que fue comprometida al hijo mayor de los Abdul. Mi ilusionado corazón se hizo trisas y se dejó dominar por los celos y la desconfianza. Vivimos en un mundo de hombres y ellos son los fuertes aquí. Son quienes nos cuidan como a su vez nos dañan y hieren.

Pero todos podemos cambiar, el tiempo se encarga de ellos, nos ayuda y nos hace reflexionar, nacimos para herrar y ser golpeados una y otra vez con la misma piedra.

El amor cura las heridas aunque sea imposible borrar las cicatrices del pasado. El dolor es parte de nuestras vidas y a pesar de que culpemos al amor los únicos culpables de nuestras desgracias somos nosotros mismo y nuestra manera tan descontrolada de amar tanto hasta herirnos. La muerte siempre llega en los momentos menos oportunos y nos arrebata de lo que más queremos.

Dejo el ramo de margaritas sobre la tumba de mi hijo, el pequeño sol de invierno. Ese que me arraso el alma con su huracán desbocado y se lo llevo con él.

—Hijo mio, siempre serás parte de mi como yo de ti —toco mi vientre abultado, mi bebé crece con rapidez, una nueva vida vive dentro de mí. Alá es misericordioso con los que sufren, y aunque me arrebato un hijo me dio una hija y ahora otro hermoso niño que será idéntico a su padre —mi amado hijo serás muy feliz, los cuatro seremos muy felices —tomo una bocanada de aire, miro el cielo azulado todo se ve tan hermoso a pesar de este lugar tan espantoso. Miro por última vez la sepultura de mi hijo mayor, sonrió sin poder estar más triste.

Lo que esta allí solo es un cuerpo, el alma de mi hijo está entre las estrellas de la noche y las nubes claras del día. He estado viniendo aquí por semanas pero esta vez dejaría de venir, ya no puedo seguir haciéndolo tengo que pisar el pasado y seguir mi camino dejando enterrado para siempre lo que fue y ya no es.

—Adiós mi pequeño...

***

DIAS ANTES.

RANISH.

—¿Qué haces aquí? —pregunto con mi ceño fruncido, termino de entrar y me paro frente a él.

—Lo mismo digo, aunque ya me imagino de quien fue la idea de que estés aquí —murmura contrariado.

—¡Acaso te molesta o te sientes decepcionado de que no sea Amira la que este frente a ti! —murmuro enojada.

—¡YA BASTA RANISH! —grita, me sobresalto y retrocedo dos pasos. El revuelve su cabello con sus manos nerviosamente —estoy cansado de que sea así, es que acaso no lo vez —me quedo mirándolo, "y que quería que viese", solo veo a un hombre que ama a otra y solo me tiene por que la perdió.

—Lo mejor es que yo me valla —murmuro minutos después. Dejo la caja en la cama y camino hacia la salida de la tienda.

—Ranish... —me detengo en seco. ¿Por qué mi corazón late tan fuerte cuando mi nombre sale de sus labios?, voy a salir pero unos brazos rodean mi cuerpo desde atrás.