𝓉𝒽𝒾𝓇𝓉𝑒𝑒𝓃

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el rubio miro asombrado a la recepcionista y por un segundo sintió un poco de esperanza quizá ella estaba aquí para hablar con el, imagino Moo cosas en tan solo un minuto, estaba feliz, una felicidad que no sentía hace mucho tiempo, ella estaba aquí y lo estaba buscando.
El rubio no lo dudo ni un segundo para dejarla pasar, y ella estaba ahí, tan hermosa y radiante como siempre, llevaba un vestido veraniego que hacía notar su estómago de 5 meses, para el, se miraba más hermosa que nunca.

Marinette entró a la empresa, confundida por todos los murmullos que escuchaban, Rebecca rápidamente se acercó a la azabache para contarle lo que estaba sucediendo.

-____ está aquí, marinette-dijo la morocha
Una mueca de disgusto se plasmó en la cara de la azabache.

-Esa idiota que está haciendo aquí?-pregunto marinette con el ceño fruncido

-tal vez no deberías olvidarte de que es la esposa del director-dijo con ironía-. Okay, tal ves no debí haber dicho eso.

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La pelinegra se acercó al escritorio del rubio sacando las llaves de su bolsillo para después dejarlas sobre el.

-estás son las llaves de casa, ya no viviré ahí, por eso traje las llaves-dijo la pelinegra suavemente

-Esa también es tu casa-dijo el rubio por lo bajo-. No tienes porque irte, no volveré si es lo que te preocupa.

La pelinegra no sabía cuanto le dolía a Adrien haber mencionado esa frase, y Adrien no se imaginaba cuando le dolió a ____ escucharla.

-Es lo mejor-susurró

-podemos hablar?-menciono el rubio antes de que la pelinegra se fuera.

-Quizá... sea mejor no hacerlo-su voz sonaba destruida, como si en cualquier momento fuera a romper en llanto-. Yo realmente entiendo qué hay alguien más que te hace feliz, yo no sería capaz de quitarte eso. Mi madre una vez me dijo que si era la primera opción y esa persona buscaba una segunda, lo mejor sería que se quedara con la segunda, porque encontró algo que la primera no tiene-dijo ____ haciendo una pequeña sonrisa que más bien fue una mueca-. Aparte, este no es un buen lugar para hablar-añadió la pelinegra para romper un poco el hielo.
Esa era una de las cosas que el rubio más amaba de ella, la sinceridad con la que decía las cosas, y si sonaba muy ruda, siempre añadía algo más para cambiar de tema.

-Quizá tengas razón, podríamos hablar en casa o si quieres podemos ir a cenar algo-dijo el rubio con una pequeña sonrisa y un brillo de esperanza en sus ojos.

-no creo que esa sea lo ideal, creo que es mejor dejar las cosas así-dijo ___ haciendo una pequeña sonrisa.
Bueno, por lo menos lo había intentado. Ambos se quedaron estáticos en sus lugares, no sabían que decir, hacia ya bastante tiempo que no se miraban y hablar repentinamente era algo difícil para ambos.

Un estruendo en la puerta hizo que ambos voltearan sorprendidos, viendo a alguien que ambos conocían perfectamente y que odiaban con todo su ser.

rockabye • adrien agreste [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora