CAPÍTULO 7

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CAPITULO EDITADO

Aracely

Horas antes del arresto.

Las sirenas de policías me hacen estar en alerta, observo que van a cada hotel de la zona hasta que llegan al mío.

— Buenas noches, señorita. Necesitamos hablar con la dueña del lugar — comenta el oficial.

— Con ella hablan ¿Necesitan algo? — cuestiono con interés y asienten con la cabeza varias veces.

— Necesitamos saber si conocen a estos dos hombres — dice mientras saca la fotografía de Alejo y Henry, abro los ojos asombrados, pero trato de disimular.

— Se hospedaron hace unos días luego se fueron — comento con tranquilidad y hacen una mueca.

— Gracias — es lo único que dicen y salen de mi local. Me voy a la habitación de los fugitivos y entro sin tocar la puerta.

— ¿Estas bien? ¿Qué sucede? — interroga Alejo con preocupación. Observo enojada al hombre.

— Deben irse de aquí ahora mismo — afirmo con un tono serio.

— ¿Por qué? — pregunto confundido.

— La policía está afuera haciendo pregunta sobre ustedes — confieso y salgo de la pieza con rapidez, suspiro frustrada.

¿Qué hago ahora? Iré a casa para saber cómo están Gastón y Rodrigo.

Horas del arresto.

Los pequeños no están en la casa, me preocupa mucho porque es tarde. Observo el reloj de la cocina mientras preparo la cena ¿Dónde estarán esos mocosos? Seguro que están con Alejo.

Escucho que la puerta principal se abre con un portazo y se cierra igual, gruño furiosa.

— ¿Por qué mierda abren y cierran de esa mane...? — mi pregunta se interrumpida al ver a mis dos hermanos llorando desconsoladamente. Dejo de revolver las cosas y me voy corriendo hacia ellos.

— ¿Qué pasó? ¿Por qué lloran? — interrogo preocupada.

— El señor Alejo fue arrestado, estábamos con el cuándo sucedió — dice Rodrigo mientras solloza también me alarmo porque ellos pudieron haber visto algo indebido.

— ¿Solo el señor Alejo estaba en el lugar? — cuestiono y niegan varias veces con la cabeza, me pongo pálida y mis brazos comienzan a temblar.

Debemos irnos de aquí.

— El señor Henry también fue arrestado — confiesa Gastón.

Igual no estamos a salvo aquí, Donald puede hacernos daño ahora que Alejo y Henry no están. Debo llamarle para que nos saque de aquí.

— Vayan a bañarse antes de cenar. Iré a hablar por teléfono ¿De acuerdo? Serán solo unos minutos — digo y ellos me obedecen.

Hago la llamada al único hombre que me ha ayudado hasta ahora, para mí suerte, contesta el teléfono.

— ¿Sabes qué hora es? — gruñe enojado.

— Necesito ayuda, Orson — comento de la nada.

— ¿Que sucede? — pregunta.

— Debo ir a la casa de los Romanov, estamos en problemas — informo.

— ¿Qué sucedió, Aracely? Me estas asustando — se queja como un niño pequeño.

— Por culpa de uno de los hermanos. Los pequeños vieron algo que no debían y yo igual — hablo desesperada.

— Iré a tu casa enseguida no hagas ninguna cagada. Cierra todas las putas puertas, prepara todas las cosas de los chicos y el tuyo ¿Escuchaste? Hablamos luego — dice y me cuelga.

Minutos más tarde...

Tengo todo preparado para irnos, los pequeños quieren saber dónde pero no puedo exactamente decirles la situación porque tengo miedo como reaccionen ante esto.

Escucho que tocan la puerta y veo en la ventana que Orson está aquí, suspiro y le abro, me hago a un lado para que pase.

— Cuéntame todo — dice y asiento comienzo a relatar lo sucedido, él tiene la cara pálida y traga saliva.

— Tienen que salir de aquí, ahora mismo. Yo me quedaré, te entregaré la dirección de León Romanov, irás y le explicarás todo lo sucedido. No te quedes por el camino ¿De acuerdo? Estas son las llaves de un auto, está frente a tu casa así que no te preocupes, ahora váyanse de aquí — ordena y asiento varias veces.

— Rodrigo, Gastón, tenemos que irnos — grito y ellos vienen corriendo con sus bolsones.

Horas más tarde....

Todavía estamos en la carretera. debo admitir que tengo sueño igual que mis hermanos, prometí a Orson que no me detendría por ningún motivo y así lo haré toco la radio para poder estar despierta.

Miro la dirección de la casa de los Romanov, trago saliva porque es la primera vez en muchos años que salgo del pueblo.

Suspiro de alivio al encontrar nuestro lugar para dormir.

Me aparco y apago el motor del auto, observo atrás y miro a mis hermanos dormir y sonrío. Inclino mi asiento, cierro los ojos y enseguida me duermo.

Espero que todo lo que estoy haciendo sea para bien de ellos dos.

El Príncipe de la Mafia (#3 P.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora