CAPÍTULO 16

423 28 0
                                    

CAPITULO EDITADO

Alejo

Horas más tarde...

La información que me dio Valentino nos ayudó un montón, me alegro que esté aquí, pero a la vez quiero que se vaya y no vuelva, aunque fuera mi socio, el estando aquí estamos en problemas. Me percato que Valentino observa a Aracely.

— Deja de mirarla — gruño enojado y celoso, apretando el vaso que tengo en mi mano. Valentino me mira entrecerrando sus ojos.

— ¿Qué te traes con ella? — pregunta con curiosidad.

— Me gusta — admito

— ¿Pero? Siempre pones un, pero en todo, déjate llevar y permítete ser un hombre feliz, no te hará daño — me aconseja.

— No tengo ningún, pero, siempre he estado solo, Valentino, creo que es hora de conocer a nuevas personas — hablo decidido. Miro a Aracely quien está hablando con su padre animadamente ¿Habrá cumplido su parte del trato? Sacudo mi cabeza para evitar pensar en eso.

— Me iré mañana, les di la información necesaria para rescatar a tus hermanos menores, creo que completé mi misión. Tengo otros asuntos pendientes que atender. Otra cosa, conquista a la chica, se nota que es la indicada para ti — informa mi amigo y sonríe, asiento varias veces.

— Tomaré en cuenta tu consejo ¿Es necesario realmente que te vayas? — pregunto mirándole y asiente.

— Lo es — confirma y suspiro, el silencio se hace presente. Escuchamos que alguien corre en dirección a nosotros, nos damos todos la vuelta y observo que Megan se recuesta por la pared tiene un papel en sus manos.

— Encontré la ubicación de los niños — avisa Megan y nos miramos entre mis hermanos.

— ¿Dónde es? — cuestiona León con curiosidad.

— No van a creerme — dice sería.

— ¿Dónde es? — repite Mijaíl.

— En la mansión de su padre — expresa.

— Espera ¿Qué? — pregunto con la mandíbula apretada y mis puños cerrados.

Mi padre me vio la cara de estúpido todo el tiempo.

— Nuestro padre está haciendo la misma cosa que nos hizo a nosotros — dice serio mi hermano mayor.

— No entiendo — es lo único que dice Aracely.

— Nuestro padre nos encerraba por días o semanas en el sótano de la casa, él quiera que fuéramos fuertes, era parte de " su entrenamiento", nos dejaba horas sin comer — explica Mijaíl con seriedad.

— ¿Todos hicieron lo mismo? — pregunta con horror y asentimos con la cabeza.

— ¿Por qué quería que nosotros le busquemos si sabía dónde estaban los niños? — cuestiono confundido.

— Ahora iremos a averiguarlo — dicen los dos al mismo tiempo y se miran por un rato.

— Dejen de hacer guerras de miradas y vámonos. Quiero acabar esto de una buena vez y encargarme de otra cosa — gruño irritado.

Los tres hermanos Romanov salimos de la oficina, los tres nos vamos juntos a una maldita reunión familiar, es hora de sacar todos nuestros demonios contra mi padre.

Minutos más tarde...

La mano derecha de mi padre nos deja pasar en su habitación. Tocamos la puerta y esperamos su respuesta para poder entrar.

— Adelante — dice con un tono débil y entramos.

— Mis hermanos están aquí ¿No es así? — habla serio León directamente, mi padre se pone pálido.

— Estamos tres príncipes de la Mafia frente tuyo, papá. No dejes que te matemos así que ¿Dónde puta están mis hermanos? — gruño furioso.

— Están en el sótano — responde agonizando.

Que gran actuación.

— ¿Tan mal estás, papá o es solo para que te tengamos piedad? Busquen a nuestros hermanos, yo me encargo de él — ordena León y asentimos, salimos rápido de la habitación, la mano derecha de nuestro padre nos observa atento.

— Busca a nuestros hermanos — digo a Mijaíl quien asiente.

— ¿Dónde irás tú? — pregunta con curiosidad.

— Buscaré a nuestra hermanita — suelto y abre los ojos.

— ¿Qué carajos? — pregunta.

— Más tarde te cuento — es lo único que digo, subo las escaleras con rapidez, busco en todas las habitaciones a Mariom hasta que la encuentro dormida, suspiro de alivio, la alzo en mis brazos y llevo conmigo hasta abajo, observo que mi hermano mayor sale de la habitación de papá.

— Está hecho, ese hombre no nos hará más daño — dice con una voz sería y fría.

— ¿Dónde está Mijaíl? — pregunta.

— En el sótano. Yo fui a buscar a nuestra hermana — explico.

— ¿Qué mierda...? — cuestiona, de calla al notar que la niña hace un ruido y frota sus ojos, ella me abre sus ojos poco a poco.

— Alejo ¿Vienes a salvarme? — pregunta con una voz entrecortada.

— Así es pequeña — contesto, ella llora desconsoladamente.

— ¿Qué pasa, pequeña, porque te pones así? — cuestiono preocupado, ella me abraza mi cuello.

— El señor malo me hizo mucho daño, Alejo — dice llorando y la rabia comienza a aparecer.

— ¿Quién te hizo daño? — interrogo interesado, ella señala a la mano derecha de mi padre quien trata de huir al instante.

— Tápate los oídos, cariño y también date la vuelta — hablo con un tono suave y asiente varias veces, hace lo que le ordené, saco mi arma y apunto en la cabeza, enseguida tiro del gatillo.

— Alejo ¿Qué mierda? — habla enojado Mijaíl al subir del sótano con los dos niños.

— Es hora de quitar de este horrible lugar a los niños — hablo serio.

— Tengo miedo — expresa con temor mi hermanita.

— Estás protegida conmigo, Marion. Nadie más te hará daño — comento y ella apoya su cabeza en mi cuello, pone sus manitas alrededor de mi cuello también, Observo a mis hermanos que también tienen temor de nosotros, suspiro.

— Tenemos que irnos, chicos. Les explicaremos todo en la casa ¿De acuerdo? — menciono con mucha paciencia y ellos asienten.

Mis hermanos mayores me miran con curiosidad, ellos dos no saben nada de lo que está pasando, nosotros no conocemos la historia de ellos tres y es mejor así, es hora de que los hermanos comencemos desde cero nuestras vidas, y sin que nadie nos haga daño.

El Príncipe de la Mafia (#3 P.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora