CAPÍTULO 13

478 34 2
                                    

CAPITULO EDITADO

Aracely

Una semana más tarde...

Hace una semana que me hospedo con mis hermanos pequeños aquí en la casa. Me he sentido un poco mal ya que las señoras de León y Mijaíl han sido muy gentiles conmigo y mis hermanos. He estado ayudando a los chicos porque siento que les debo ya que nos dejan quedarnos con ellos.

No he encontrado todavía trabajo por ningún lado lo cual hace que me sienta muy frustrada.

En la madrugada...

Hay ruidos y gritos por toda la casa, decido bajarme las escaleras, entro en shock cuando observo que está en el sofá al señor que toda la vida me cuidó hace mucho tiempo.

Me tapo la boca por lo asombrada que estoy.

Conozco a Orson desde que tenia doce años. Mi mamá nos presentó como nuestro vecino. Me acuerdo bien de ese día porque también descubrimos ese mismo día la enfermedad de ella también porque emocionalmente todos estábamos mal, desde ese día hicimos lo posible para estar pendiente de ella.

Observo al hombre inconsciente, suspiro y guardo todos los elementos que uso para curar las heridas de él, me levanté del lugar para dirigirme a la cocina por algo de comida hasta que alguien toca mi mano, me doy la vuelta y observo que el señor tiene los ojos medio abierto.

— Quédate conmigo — suplica con un tono débil, sonrío, agarro su mano.

— Estaré aquí, Orson. Me encargaron cuidar de ti — comento y sonríe, cierra los ojos. Me doy vuelta comienzo a irme hasta la cocina, me preparo un sándwich ya que tengo hambre cuando acabo, me dirijo de nuevo para cuidar de él.

Horas más tarde...

El señor Orson compruebo que no tenga fiebre o alguna infección en su herida. Los hermanos vienen cada tanto a verificar que todo esté bien, realmente ellos están muy preocupados por este hombre.

Observo el reloj de la sala, abro los ojos asombrada ya que ha pasado rápido la hora, me levanto de la silla, me encamino hasta donde mis hermanos y los hijos de los Romanov se encuentran, no quiero que ellos abusen de la hospitalidad de ellos.

Tres días después...

Él se ha recuperado completamente, es como si no le pasará nada. Estamos los dos hablando en la habitación donde los Romanov le han dado, la sonrisa de su rostro desaparece y me observa.

— Tengo que decirte algo, pequeña — expresa con un tono triste.

— ¿Tan grave es lo que me dirás? — cuestiono con temor y asiente.

— Yo tuve una familia hace años, yo tenía una princesa y dos bebés — cuenta y trato de hablar, pero me detiene.

— Necesito contarte, pequeña. No me interrumpas — suplica y asiento con la cabeza.

— Yo era cuando eso guardaespaldas de los Romanov, su padre cuando eso tenía cierto poder en ellos, la manipulación de él era impresionante. Yo tuve que alejarme de mi familia para ponerlos a salvo, de algún lado tenía que sacar dinero para mantener a mis hijos y esposa — menciona con un tono frustrado.

— ¿Que paso después? — pregunto con interés.

— Mandé a mi familia a otra ciudad, después de diez años, me reuní con ellos, pero mis hijos ya no me reconocieron — explica con un tono melancólico.

— Mi hija tenía diez años cuando les abandoné tenía dos años. Mis hijos pequeños no me conocían. Su madre seguía enojada conmigo, les mintió de que yo estaba muerto. Tenía todo el derecho de estar enojada conmigo — declara.

— ¿Porque me cuenta toda esta historia? — cuestiono confundida. El suspiro y me observa con los ojos llorosos

— Porque tus hermanos y tú, son mis hijos, Ara — confiesa. Me levanto de la cama comienzo a negar y temblar.

— ¿Todo este tiempo que estuviste ahí, no pudiste decirnos? — pregunto con un tono frío, él se queda callado, baja su mirada y asiento con la cabeza.

— Se que no tengo perdón por lo que hice, pero espero que me...— corto sus palabras.

— No esperes que te perdone por esto, no esperes nada de mi — expreso con desprecio, me encamino hasta la salida, me detengo al escuchar su voz.

— Lo siento pequeña — se disculpa, pero niego con la cabeza, salgo de la habitación y me encamino a la mía cuando entro, me encierro completamente y me desahogo por todo, me voy hasta mi cama para acostarme, quiero procesar todo esto hasta que me quedo dormida.

Horas más tarde...

Han pasado 3 horas desde que me había quedado dormida, sigo en la cama porque no tengo las agallas de encontrarme con ese hombre. No quería ser una niña caprichosa. No quería pensar en perdonar a ese hombre, pero por el bien de mis hermanos tenía que hacerlo y contarles toda la verdad ¿cómo lo tomarían ellos?

Escucho que mi panza ruge de hambre y bufo, me levanto, me voy al baño para lavarme la cara antes de salir de la habitación, suspiro y me armo de valor.

Escucho unos gritos de niños en la planta baja de la casa comienzo a correr y veo una escena que nunca tendría en mente. Mis hermanos están abrazando al hombre que estuvo tantos años presente y ausente a la vez. Ellos me ven y corren hasta mí.

— Papá ha vuelto a casa — dicen los dos al mismo tiempo con una sonrisa en el rostro y sus ojos llorosos, asiento con una sonrisa falsa y trato de cambiar de tema con rapidez.

— Es hora de cenar. Prepararé algo para cenar — es lo único que digo y me encamino hasta la cocina. Escucho los pasos de los tres atrás mío.

Espero que esto salga todo bien, espero que los niños no se ilusionen con él incluso yo.

Minutos mas tarde...

Estamos todos cenando, pero el apetito se me quita cuando observo al hombre frente mío.

— No puedo hacerlo — es lo único que digo y me levanto de la mesa para dirigirme a la oficina de los Romanov, toco sin pensar dos veces, no espero y entro sin que ellos me respondan, Alejo deja todo lo que estaba haciendo y se aproxima hasta mí.

— ¿Estás bien? — es lo único que pregunta y niego con la cabeza.

— Necesito un abrazo — expreso con sollozos, él se acerca, extiende sus brazos y me abraza.

— Todo estará bien, pequeña — habla tratando de tranquilizarme.

— Él es mi padre y no sabía, Alejo — comento.

— Me contaron mis hermanos — admite.

— ¿Que debo hacer? — cuestiono con una voz entrecortada mientras levanto mi vista.

— Él te dio el motivo del porqué te abandonó, esta es tu oportunidad de tener un padre. Toma una decisión antes de que no esté más — expresa con un tono suave.

— ¿Tú harás lo mismo con el tuyo? — pregunto y asiente varias veces.

— Creo que es hora de perdonarlo, pero para las personas el perdón es difícil, tienes que tener el valor y la valentía para hacerlo — admite.

— ¿Entonces? — cuestiono confundida.

— ¿Qué hicieron tus hermanos cuando se enteraron de que Orson es tu papá? — interroga.

— Se alegraron — comento.

— Entonces haz lo mismo. Conócelo, habla con él, yo haré lo mismo si tú lo haces — me aconseja con un tono firme. El besa mi frente y acaricia mi cabello lo cual me sorprende.

— ¿Qué haces? — pregunto.

Esto es muy raro.

— No arruines el momento, solo déjate llevar — dice y así lo hago.

Perdonar a mi papá, tengo que hacer, pero ¿Por dónde empiezo?

El Príncipe de la Mafia (#3 P.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora