adiós, mi ángel.

Capítulo 5

Capítulo 5 - Los días buenos terminan a la medianoche

Después de haber tomado café y ponernos al día con muchas cosas me pude dar cuenta de que Matteo no llevaba para nada una vida tranquila o feliz. Mientras me contaba un poco más sobre él y todo lo que ha vivido en estos años realmente me hizo reflexionar bastante acerca de la vida y de lo dura que es para algunos... 

Algo dentro de mi sintió que debía de darle una oportunidad a lo que sea que pasara entre nosotros... Porque si de algo estaba seguro ahora mismo era que lo que teníamos o sentíamos en el pasado, aún estaba.

Cuando estábamos abandonando el local Matteo me dijo —Daniel, puedo... pedirte que... ¿Salgamos otra vez?... Quiero pasar más tiempo junto a ti. Y le respondí sin miedo en lo absoluto —Claro, a mí también me gustaría pasar más tiempo contigo... 

Los ojos de Matteo en ese momento se iluminaron y esa sonrisa enamoradiza se formó en su rostro.

—Estamos en contacto entonces, me iré ahora, fue bonito verte nuevamente, Matteo. —le dije con seguridad y un tono de felicidad. Me respondió diciendo —Fue lindo haberme encontrado contigo nuevamente, Daniel.

Después de haber abandonado el local los días pasaron y tuve muchas citas (o encuentros) con Matteo, realmente era un chico encantador, aparte mientras más el tiempo avanzaba iba descubriendo más cosas sobre él. Por ejemplo, que tiene una hermosa voz cuando canta. Lo cual descubrí cuando me cantó en una de mis citas favoritas con él... o también que se le da muy bien poner a las personas de buen humor, ya que habían días en los que me sentía ansioso por esperar los resultados de la prueba de admisión universitaria y ahí estaba Matteo, intentando alegrar mi día con sus pequeñas travesuras, lo cual me hace entender de que realmente se esfuerza por no querer verme mal.

Estaba enamorado. No podía negarlo más y si soy sincero, sentía que Matteo también lo estaba. Y yo no me podía sentir más feliz.

Llegó el día en donde entregaban los resultados de la prueba de admisión. 

Esa mañana Matteo vino a mi casa, en el mismo lugar en donde vivía cuando iba al colegio. Me estaba acompañando para la cuenta regresiva de la publicación de los resultados. Estaba nervioso, ansioso y con miedo, mucho miedo. Pero Matteo intentaba calmarme diciéndome cosas como "Yo sé que te fue increíble" "Tengo fe en ti" "Sé que te fue genial", pero sinceramente esas cosas no me podían calmar, los nervios realmente me estaban ganando en estos momentos.

—¿Y si me fue mal? Matteo yo si no puedo entrar a la Universidad, sinceramente no sabré qué hacer con mi vida, estoy muy nervioso... —¿Y si mis resultados no me alcanzan para lo que quiero? —¿Y si me toca tener que rendir la prueba otra vez el próximo año? —¿¡Y si no logro ser nadie en est... 

Y antes de que pudiera continuar con mi ataque de ansiedad, Matteo para calmarme selló mis labios con un beso. Un beso que terminó siendo realmente intenso y que logró excitarme por un poco. Cuando separamos nuestros rostros, hicimos conexión de miradas por algunos segundos y luego Matteo volvió a besarme otra vez, pero esta vez con más intensidad que la vez anterior, sentía que su lengua quería entrar en mi boca, así que yo le abrí el paso a aquello. El ambiente se estaba volviendo más excitante de lo que ya estaba. Y como era de esperarse, nuestros cuerpos comenzaron a reaccionar. Mientras nos besábamos caminábamos hacia mí cama, en donde Matteo comenzó a quitarse la ropa, al instante comencé a hacer lo mismo, pero no tenía muchas fuerzas, me sentía débil, estaba muy excitado al ver las reacciones de nuestros cuerpos o tal vez fue simplemente por el momento que perdí las fuerzas, solo quería estar entre sus brazos y finalmente estaba sucediendo. Fue él quien me ayudo a quitarme lo demás, ya que con suerte solo logré quitarme la camisa que llevaba puesta.