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2 día en la casa de Ellis.

Estábamos acostada en la cama de Ellis.

— Ellis... ¿De verdad vas a irte? Y tus padres ¿qué hay de ellos?

— Amali, — Pronuncia mi nombre por cómo ella me llama de cariño. — Yo tampoco quiero seguir viviendo aquí. Mis padres son muy controladores y estrictos. Ellos quieren una vida para mí que no quiero. Siempre tengo que ser perfecta, la mejor en todo y ya estoy cansada. Ya no pasamos tiempo juntos, casi nunca están en casa. Yo quiero vivir mi propia vida, tener mis propias decisiones poder escoger yo lo que yo quiero y ser yo misma. Ante ellos aparento alguien quién no soy. No quiero una vida así. — Sus ojos aguados me dicen que quiere llorar. — Estoy segura que cuándo yo cumpla la mayoría de edad ellos me escogerán alguien para yo casarme. — Su voz se quiebra y ella se sienta y se tapa la cara con sus manos. — ¡No quiero seguir viviendo infeliz, no quiero tener que seguir escondiéndome, estoy cansada de llorar a escondidas y de no poder ser quién no soy yo!

Lloro con ella también, la abrazo y ella pone su cara con sus manos en mi pecho llorando.

— Te comprendo más que a nadie. — Lloré.

Puedo comprender esas palabras y ese sentimiento porque también me siento así. Creo las dos somos muy parecida.

Aveces podemos ver a las personas de una manera normal y que viven sus vidas felices. Pero por dentro no sabemos si enrealidad es la verdad o están aparentando. No sabemos las batallas que viven internamente las personas.

Cómo Ellis y yo.

***

— Dime, ya pensaste en la propuesta que te hice.

— ¿Cuál? — no me acuerdo.

— Lo de sustituirme y tú seguir por mí con lo de los sugar Daddy's.

— Es que no sé... no estoy del todo convencida. Me das más tiempo para pensar por favor. Y también tengo una desventaja y es que soy virgen y estoy segura que pedirán tener sexo y yo no estoy dispuesta a tener sexo con ninguno de ellos.

— Bueno sí, pero también estás equivocada linda porque tú también puedes poner tus términos y poner que no estás interesada en tener sexo y los otros términos y acuerdos que tú quieras. Yo estoy segura que por una compañía cómo tú aceptaran lo que sea.

— Lo pensaré pero buscaré otra idea.

— Espero que no se te ocurra vender droga.

— ¡¡No!! ¡Claro que no, estás loca!

Ella se río y nos quedamos en silencio.

Creo que terminaré aceptando lo que me dijo Ellis, lo intentaré. Pero antes le pediré que dé algunos consejos y me enseñe lo que me tenga que enseñar para ser una acompañante o creo que se dice sugar baby.

— Dijistes que eres virgen ¿cierto? — Preguntó Ellis.

— Sí... — admiti y me sonrojé un poco. — Lo soy aún.

— ¿Tienes algún chico en mente con el quisieras perderla?

— Mmm... no. — Cierto, en todo este tiempo nunca me he tomado el tiempo en pensar en eso.

— ¿Tienes algún romance con algún chico que sea especial con el que quieras y sientas qué es el indicado?

— Ellis, sabes que no. No tenemos secretos.

— Lo sé y espero que sea así y no nos traiciones. Sabes que tú sabes todos los míos.

— ¿Por qué tanta pregunta Ellis Herrera? — dije seria. Algo trama ella.

— Nada, se me ocurrió algo en mente pero me vas a llamar loca y no vas a estar de acuerdo.

— Lo que sea que sea suéltalo y ya dime.

— ¿Y si vendes tú virginidad?

La miré incrédula y negué. Cómo se le ocurre decir algo así. No creo que nadie compre una virginidad.

— ¡Vez! Sabía que ibas a reaccionar así.

— ¡Pero es que cómo se te ocurre eso,  Ellis Jade Herrera Gutierrez! — Molesta dije su nombre completo — Y menos con tú mejor amiga.

— No lo dije por nada malo, ¡okey! — la mira mal — Sólo fue una idea que se me ocurrió por una noticia que vi sobre eso y lo mucho que pagaron por ello. ¡Así que tranquilízate, Amalia Avalos Esquivel!

— ¡Sabes qué, me voy! — Me bajé de la cama.

Estaba tan molesta. Cómo se atreve a decir eso, además de que se supone que yo soy la que se enojé y ella se enoja y no me comprende.

— ¡Espera! ¡No, no te vayas Amalia! — La agarra por el brazo izquierdo y abraza ese brazo. — Necesito que estés aquí conmigo. ¡Me iré mañana con Donato! — Soltó.

— ¿Qué? — Quedé en "shock".

— Mañana me iré con Donato.

𝕍𝕖𝕟𝕕í 𝕄í 𝕍𝕚𝕣𝕘𝕚𝕟𝕚𝕕𝕒𝕕 𝔸 𝔸𝕕𝕒𝕞 𝕃𝕠𝕒𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora