🌹018🌹

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— Anastasia, por favor.

— Bien. Después no te arrepientas. Cómo pasó con Max.

— Lo de Max fue un accidente y un error.

— Amalia, ambas sabemos que no fue un accidente. Shelly, lo hizo a propósito tú eres la que no te das cuenta y le crees.

— Sabes qué, creo que es mejor que dejes de tomar. Ya estás delirando y diciendo cosas que no son.

— Ya verás que al final tengo la razón. — Toma de su trago.

— ¡¡Amaliaa!! ¡¡Cariñio!! — Me llamó un Castiel, tomado.

Anastasia y yo nos miramos y nos reímos.

— Te dejo para que lidies esta vez tú sola con él. — "¡Pero, Anastasia!" Me queje. — ¡Adiós! — Se levanta y se va.

Me reí y luego Castiel se sentó a mi lado echándome el brazo por encima.

— Toma traje estos Shots. Uno para ti, — Puso el shot al frente de mí. — Y otro para mí. — Lo puso en la mesita al frente de él.

— Ay, Castiel. — Solté una risita. — Gracias. — Tomé el shot en mis manos y lo levanté.

Me guiña un ojo y levanta el shot también. "Pa' arriba, pa' abajo', pal centro y pa' dentro". Decimos ambos.

— Y por ti mi Amali. — Dice también Castiel. — ¡Muah! — Me da un beso en la mejilla y se toma el shot junto conmigo.

Yo me río.

— Castiel, creo que ya debes dejar de tomar tú también. Es hora de qué te vayas.

— Sin ti no me voy.

— Mira las cosas que estás diciendo.

— ¡Tú me gustas Amalia! — Confiesa.

— Crees que no lo sé. No es la primera vez que lo dices.

— Entoncesss... — Arrastra la S. — ¿Por qué no quieres ser nada mío? Dame una oportunidad.

— Castiel Ciprianno, ya te había dicho que no estoy interesada en tener una relación ahora.

— Pero yo no soy cualquiera, Amalia. Verás que soy diferente. Sé que yo también te atraigo.

Moví mi cabeza en dirección de mis ojos que los puse en blanco. Castiel, puso una mano en mí barbilla y me hizo mirarlo.

— Amalia, por favor.

Estábamos tan cerca. Ahora que estábamos más cerca su perfume llenaba de olor mis fosas nasales. Cómo me encantan que los hombres huelan a perfume fuerte. Nos quedamos mirando a los ojos.

— Castiel, basta. — Quité su mano de mí barbilla y le levanté de inmediato. — Debes irte.

Castiel, se levantó puso una mano en la cintura de Amalia y la jaló hacía él.

— No sin antes darte un beso.

Abrí mis ojos grandes. En un cerrar de ojos Castiel, me dio un beso poniendo su mano atrás de mí cabeza. Traté de forcejear pero al final la atracción de seguir el beso, el olor de su perfume y el sabor alcohol me hizo dejarme llevar seguir el beso. Nos encontrábamos besando cuándo alguien carraspeo y yo empujé a Castiel, separándose de mí.

— Vaya ¿Interrumpí algo? — Habló un Adam, sarcástico.

— Castiel sonrió. — Sí. Vámonos, Amalia. — Me tomó de las manos para llevarme con él pero Adam me arrebató de su mano y me agarró con la suya.

— Amalia, se queda conmigo.

Castiel lo empuja.

— ¡Castiel! — Grité llamándolo para que no lo volviera hacer.

— Adam me soltó. — ¿Quieres problemas niño? — Dijo acercándose y mirándolo cabreado.

Yo me metí entre ellos dos.

— Lo siento Adam, déjalo está borracho. — Me disculpe por Castiel — No sabe lo que hace.

Adam, miró por detrás de Amalia a Castiel y se alejó un poco.

— Me giré para ver a Castiel. — Vete, ahora.

— No tienes que disculparte con este por mí. — Señaló a Adam, enojado.

— Castiel, ¡basta! — Insistí molesta. — Vete.

Castiel miró a Adam por encima de Amalia.

— Sólo porque tú lo pides.

Intentó acercarse y darme un beso pero yo retrocedí y puse las manos en forma de "Detente".

— Adiós. — Él me miró y se largo por el otro lado molesto. Luego de irse yo me volví a girar de nuevo para ver a Adam. — Lo siento, Adam. Usualmente nunca pasa esto con él. No sé qué le pasaba hoy.

— Así qué lo conoces bien. ¿Tú y él son algo? — Preguntó serio Adam. Aún estaba así por lo que pasó.

— ¡No! Digo, no. Él y yo solamente... — Adam, me interrumpió.

— Bien, con eso me basta. Nos vamos.

Adam, me cogió de la mano y me empezó a llevar arrastras con él.

— ¡Adam! ¡Detente! ¿A dónde me llevas? — Intentaba soltarme de su agarre pero se hacía más fuerte.

Me ignoró y me llevó con él. Luego Shelly, nos vio y nos empezó a seguir. Adam, me llevó hasta una limosina negra y abrió la puerta.

— ¿Ya se van? ¿¡Amalia!?

— ¡¡Lo siento, Shelly!! — Fue lo único que pude decir antes de qué Adam me subiera a la limosina y cerrara la puerta. Adam, se subió por la otra puerta y la limosina arrancó.

— ¡¡Ya dime de una buena vez de qué se trata todo esto!! — Le dije furiosa a Adam.

— Quiero que seas mi pareja. — Soltó.

¡¡¿Quéééé?!!

𝕍𝕖𝕟𝕕í 𝕄í 𝕍𝕚𝕣𝕘𝕚𝕟𝕚𝕕𝕒𝕕 𝔸 𝔸𝕕𝕒𝕞 𝕃𝕠𝕒𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora