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PDV. Adam

La joven, Amalia Pure, estaba muy elegante y formal que me sentí que no estaba vestido para la ocasión. No sé  por qué pero sentí pedirle disculpas por eso. No lo iba hacer pero mi boca me traicionó.

— Quisiera pedirte disculpas. — Ella me miró extraño sin entender. — Es que tú viniste tan bien y yo... tan... mírame.

— No se disculpe por eso señor Loan. Usted está en todo su derecho de vestir cómo usted quiera. Además, no pienso que se ve feo...

— ¿Ah sí? — Me sentí interesado e intrigado ante esa pregunta y ella bajó la mirada tímida.

— N-no señor. — Titubeo. — Pienso que se ve muy bien.

— Sonreí. — Muchas gracias por su halago pero por favor tuteame, llámame por mi nombre. Siéntete en toda la confianza de hacerlo.

— Cómo usted prefiera señ... digo, Adam. — Corrige.

Me sentía tan intrigado por conocer a esta joven.

— Conozcamonos un poco, Amalia. Ya que estaremos compartiendo algo importante cómo sabe. Sí tú accedes claro. — Ella asintió.

Entonces trajeron la comida.

— ¿De verdad tienes 18 años? — Ella asiente. — Te creo entonces. Ahora tú, pregunta.

Amalia, pensó y luego habló.

— Misma pregunta, Adam. ¿De verdad tienes 40 años?

— Totalmente cierto. Tengo 40 años.

— Es que no parece de 40 años. — Dijo con sinceridad.

— Gracias por eso. Aunque debo confesar que me tomó por sorpresa. — Ella me dio una sonrisa tímida. — Puedo preguntarte algo... — "depende" respondió. — ¿Para qué usarás todo el dinero?

Amalia, parece que no se tomó muy bien mi pregunta y pensé la regué. Pero luego de unos minutos de silencio ella contestó.

— Motivos personales pero una de ellas es para tener una nueva vida mejor que  el infierno que vivo. Eso será todo lo que diré. — Dijo un poco cortante.

— Con eso me basta.

Un infierno eh... ¿Será verdad sus palabras? ¿Por qué lo dirá? Pero sobre todo ¿sus padres sabrán de esto o no?

Mediante comimos la mitad de la comida comimos en silencio. Aveces la observaba a ella o la pillaba a ella observándome a mí, cómo estudiandome. Pero no me molestaba que lo hiciera. La verdad es que estaba bastante entretenido comiendo y una que otras veces observándola.

Luego lo demás lo pasamos hablando un poco más y coordinando todo sobre nuestro trato.

***

PDV. Amalia

Adam, Adam Loan. Ese era su nombre que no dejaba mis pensamientos. Para ser un hombre de 40 años es muy atractivo. Pensaba que el señor Loan sería un hombre que se le notaría los años, sería serio, sólo hablaría de nuestro trato y que tal vez sería borde y me trataría mal o inferior a él o que me humillaria. Pero sobre todo que vendría vestido con un "smoking". Pero tengo que admitir que me llevé una sorpresa grande. La verdad es que el señor Loan, me trató bien y se comportó muy amable y educadamente. Hasta trató de hacerme sentir en confianza que la verdad se lo agradezco mucho y todo fluyó. Incluso me sacó un par de sonrisas y casi risas pero con las risas me contuve. Yo sólo espero que yo le haya dado una buena impresión.

Al final lo conocí un poco más y resulta que no es de por aquí de dónde vivo sino de otro lugar. Pero nos veremos mañana de nuevo. Aunque mañana será un día incómodo... mañana, Adam y yo tendremos una cita en un médico personal para certificar que yo aún soy virgen. Cosa que aunque eso no estaba incluido y no me gustó la idea para nada, acepté. Pero si así se siente seguro y eso certifica la verdad que yo dije está bien. Loan, me dio la dirección del lugar y me dio la hora a la que tenía que llegar, ni una hora menos ni una hora más. Él llegaría allí a ese lugar y nos veríamos allí. Luego de eso programariamos el día y el lugar en el que yo... me entregaría a él, a Adam Loan.

***
Llegué al lugar dónde nos veríamos Adam y yo. Yo llegué primero y nos minutos después llegó Adam, pero no estaba muy contento y al lado de él habían dos hombres más. ¿Serán sus guardas espaldas? ¿Adam, se habrá arrepentido?

— Buenos días, Adam.

— Buenos días, señorita Amalia. — Contestó no muy alegre.

Luego de eso tocó la puerta de la oficina  o consultorio que se encontraba en frente de nosotros. Entonces la abrió un doctor.

— Buenos días, Loan. Buenos días, señorita Pure. Entren por favor.

Quería entrar sola. No quería sentirme más incomoda de lo que estoy. No quisiera que durante el examen para certificar que soy virgen, Adam, estuviera presente. Y cómo si Adam, leyera mi mente habló.

— Qué vaya sólo la señorita Pure. Yo esperaré afuera.

— Está bien. — Dijo el médico.

Yo miré a Adam, y le susurré un "Gracias".

***
PDV. Adam

Creo que fui muy seco con Amalia. Me disculpare con ella cuándo salga pero no le diré el porque estaba muy furioso no quisiera que ella supiera lo que pasó y menos que el motivo fue por ella. Pero eso sí, ayer me quedé con tanta curiosidad y intriga por saber el porqué de sus palabras cuándo dijo: "[...] para tener una nueva vida mejor que el infierno que vivo..." asique mandé a investigar sobre ella.

Pronto sabré la vida de la verdadera, Amalia.

𝕍𝕖𝕟𝕕í 𝕄í 𝕍𝕚𝕣𝕘𝕚𝕟𝕚𝕕𝕒𝕕 𝔸 𝔸𝕕𝕒𝕞 𝕃𝕠𝕒𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora