Carta.
Cameron Thompson.
—Mueve el culo, Harry.
—¿El hospital va a desaparecer si es que no entramos enseguida?
Ignoro su comentario y entro al hospital para poder llevar a Finn a Casa, sus padres se despidieron ayer de él antes de viajar de nuevo debido a el trabajo que ellos mantienen.
—Doctor Carrizo —saludo al doctor de Finn — Elizabeth.
—Hola, ¿Podemos hablar? —yo asiento.
Harry viene entrando a habitación a la par que Elizabeth sale.
Finn me guiña el ojo desde donde está, los moretones en la cara se empiezan a poner amarillenta.
—Harry quédate y atiende todas las indicaciones del doctor mientras yo hago algo.
—¿Qué —se calla cuando parece entender la situación.
Salgo de la habitación y ella me está esperando recostada en la pared con sus brazos atrás de su espalda, nos quedamos mirándonos un buen rato en silencio. Su mirada recae en mis labios y sin poder resistirlo yo le sonrió.
—Basta de este coqueteo silencioso —me dice mientras empieza a caminar—. Vamos a la cafetería que está en frente del hospital.
No digo nada, solo la sigo a unos pasos detrás de ella, mi mirada recae en su figura sin poder evitar, su cuerpo es hermoso y ella lo sabe. Salimos del hospital y ese olor que es característico de ahí es menos perceptible.
—Deja de mirarme el culo, Cameron.
Yo levanto mis manos y me pongo a la par que ella para cruzar la calle —Me declaro culpable.
—Sigues teniendo esa sinceridad que tanto te caracteriza.
—Siempre.
Eso es algo que nunca voy a poder evitar. El ser sincero con la otra persona porque para bien o para mal eso es lo que me quito y me dio los amigos/novia que tengo ahora.
Ella me abre la puerta de la cafetería y me hace una reverencia dejándome pasar primero. —Damicela.
—Gracias, caballero —le sigo el juego.
Nos sentamos en una de las mesas más apartadas, ambos pedimos café cargado.
—Te ves más bonito —pasa su mano por toda mi cara.
—Bueno, algo bueno tenía que salir en estos años que no nos vimos.
—¿Te sigue molestando las demostraciones de contacto en público? —me pregunta mientras aparta sus dedos de mi rostro.
—Depende.
—¿De qué? —su voz se carga de coqueteo pero a mí no me genera lo mismo de hace algunos años y mi cuerpo no responde de la misma manera.
Depende de quien sea.
—Elizabeth, hablemos de lo que tenemos que hablar, sin rodeos.
—Solo quería disculparme por mostrarme de esa manera años atrás, fui totalmente inmadura con esa reacción pero también tenías que entender que yo estaba enamorada de ti hasta los huesos.
—Entiendo...
—Déjame terminar —me manda callar—, tal vez ese no era nuestro momento, tu eras muy chico y yo solo buscaba un amor que nunca se me dio en ti. Los dos nos usábamos, al principio para mí lo que teníamos era un juego, de a poco te empecé a prestarte más atención y me fue imposible no enamorarme de ti, sin darme cuenta yo estaba todo el tiempo hablando de ti, luego de eso vino los celos, los reclamos y siento que eso fue lo que jodio lo que teníamos.

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Heron [+18]
Novela JuvenilLa atracción sexual entre ambos es palpable, ¿Pero será eso suficiente?