•Dentro Pero Fuera De La Familia•

Capitulo 4

𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨.

Me gustaba estar en la cochera y ver a mi papá y tíos hablar de autos y arreglarlos. Obvio todo a escondidas, no quería ser regañada por mi papá.

Ese día, habían trabajado en un auto super impresionante desde la mañana hasta casi en la noche, por lo que, mientras todos cenaban, yo veía los autos.

Encontré el auto de papá sin seguro ni llave y subí a él. Imaginaba que estaba en una carrera como una vez escuché a papá decir que el abuelo corría en una pista. Algunos querían verme jugar con muñecas barbie, pero desde siempre supe que me encantaban los autos, al igual que mi papá.

Siempre quise ser como él.

—¡¡Niña, bájate de ahí ya!! —escuché a papá gritar con rabia y me quedé congelada con las manos en el volante.

Él abrió la puerta del auto y me sacó de un jalón brusco, caí al suelo y no sé si fue por mi suerte o porque fue intención de mi padre, caí de frente en un clavo y me hizo una herida muy notoria en mi ojo.

Me quedé ahí en suelo llorando bajito, con dolor y miedo por ver la sangre en el suelo.

—¡¡Te dije mil veces que no te quería aquí niña!! ¡¡No es un lugar para ti!!

—Vamos Dom, cálmate o alteraras a la niña. —escuché a mi tío Han.

—¡¡Tienes prohibido entrar aquí otra vez!! ¿¡Oíste Fátima!? —trató de levantarme por el brazo, pero me zafé y salí corriendo de ahí. No sólo por miedo, sino por mi propio bien.

—¿Cariño? —esquivé a mi mamá y subí corriendo las escaleras. —¿Dom qué le hiciste?

—Te dije que cuidaras a esa niña. Estaba subida al auto y le había dicho que no la quería aquí.

—Dios mío Dom...¡¡Autos podrás tener miles, pero hija solo tendrás a Fátima!! ¡¡Entiendelo ya!!

—No quiero a esa niña por aquí otra vez. Se lo dices tú o se lo digo yo a jalón de orejas. Estás avisada.

Narrador Omnisciente ✍︎

Cuando Letty subió a la habitación de su hija y no la encontró se alteró, pero sólo fueron unos segundos, ya que unos ruidos en el baño la hicieron volver a calmar su corazón y caminar hacia allá.

Lo que encontró no fue precisamente esa niña de hace algunos años jugando con la espuma en su bañera y un pato de hule. En cambio de eso, se encontró con su adoración limpiando sangre de su cara con lágrimas en los ojos.

La pequeña al darse cuenta de la presencia de su mamá gracias al espejo, hizo como si no estuviera y siguió limpiando su herida. Cómo si eso fuera algo que comúnmente hacia.

—Déjame ver. —se puso al lado de su hija y vio la herida que pasaba por la ceja, arriba y debajo de su ojo. Se veía mal, muy mal. —¿Fue tu papá?

—Fue Dom...él no es mi papá. Ya no lo quiero.

—No digas eso de tu padre, Fátima. Le debes respeto y pese a todo esto sigue siendo tu padre.

—Alguien que hace daño no merece respeto.

—¿Quién te dijo eso?

—La psicóloga. —Letty se venía enterando apenas de eso. ¿Desde cuándo su pequeña luz iba a un psicólogo? ¿Era por su padre?

—¿Cuál psicóloga?

—Es que...una vez yo lloré en la escuela y ella platicó conmigo y yo le respondí sus preguntas...y...me dijo que si yo quería hablar con ella la buscará...y ella me dijo eso.

—Mi vida...tu papá te ama, esto...solo fue un accidente, no creas que él te hace daño.

—Pero yo nunca dije que me hacía daño como esto. —señalo su herida y bajo su cabeza. —Yo hablo del daño aquí...y aquí. —alternó movimientos de señalamiento en su cabeza y dónde se podían sentir los latidos de su corazón, esperando que su madre entendiera.

Y Letty por supuesto que entendía. La entendía mejor que nadie, era su madre, ella conocía a su hija. Pero no la conocía en esa faceta que últimamente la niña estaba mostrando: Tristeza pura.

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