Capitulo 10

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Cuando tienes amigos fiesteros, ninis (que no estudian ni trabajan), los vagos esos que se juntan en la esquina de la calle donde vives, puede ser lo mejor o lo peor que te puede pasar en la vida.

Nunca fui alguien que tuvo muchos amigos, hasta ahora solo estaba contando a tres personas que los consideré amigos valiosos que valen la pena. Los que tenía ahora eran dos locas y tres locos: Marlen, Susana, Jonathan, Saúl y Tian, según mis tíos y mi mamá, eran una mala influencia para mí persona. Tal vez era cierto, pero yo no decidí ni permití que me pegaran sus costumbres.

Si yo hubiera querido, ahora sería una drogadicta alcohólica con al menos cinco intoxicaciones y tres hijos de padres desconocidos. Pero la que es lista, es cabrona. Y yo salí más que eso. Estoy con mis amigos porque son buen pedo y porque me entienden mejor que Diosito santo que yo tanto respeto. Los quería, ahuevo que sí. Eran una segunda familia para mí.

–Iremos al muelle, Saúl invita el viaje. –Marlen golpeó orgullosa el hombro del mencionado.

–¿¡Aaah si!? –le hice burla y nos giño un ojo.

–Gané ese auto así que tengo que estrenarlo. Es más, hoy mismo me lo entregan del taller, acompañenme y nos vamos desde ahorita.

–¿Cómo que lo ganaste? –pregunté sin rodeos y ellos se miraron entre sí como "¿le decimos o no le decimos?"

–Fátima, creo que no deberías...bueno...tú...es que...–trató de explicarme Jona con notorios nervios.

–Carreras. Lo que solía hacer tu papá y todos sus amigos, ya sabes...corres y si ganas te llevas el auto del perdedor. –Tian resumió sin darle aires de importancia.

–¿Con qué auto corriste? ¿Por qué no me llevaron?

–Bueno...tú papá dió la orden de no dejarte pasar por nada del mundo. Todo el barrio lo sabe. –y me enfurecí, me sentía como el personaje Furia de Intensamente, sólo que no lo demostraría.

¿Con que Toretto no quiere que entre ahí, eh? Bueno, vamos a joderle un poquito la existencia. Y para que negarlo, lo voy a disfrutar más que un chocolate caliente en día lluvioso y frío.

–Vamos al muelle y luego a correr, quiero ir.

–Pero, Fátima...

–¿Qué? ¿Ahora quieren seguir las reglas? ¿Desde cuándo mis cabrones favoritos hacen eso, ah? –y sonrieron en plan "si veda, qué pendejos". Asintieron y chocamos las botellas de cerveza que estábamos tomando. Señoras y señores, esa noche fue una de las mejores de mi vida.

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Si tienen amigos, de verdad, de verdad, cuidenlos y valorenlos mucho, por favor.

•Dentro Pero Fuera De La Familia•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora