Casiopea y Pokomon forjaron rápidamente una amistad pura, basada en la confianza que tenían la una por la otra. Las semanas siguientes a su encuentro, las usaron para explorar el territorio, abastecerse de alimentos para el viaje y decidir cual sería su próximo destino.
Algunos campesinos, aseguraban que cerca de donde se encontraban se hallaba una pequeña aldea donde un experto en monstruos tenía su residencia. La joven quería aprender todo de ellos, por lo que tras consensuarlo con su compañera, pusieron rumbo en esa dirección.
La zorrita, al tener un tamaño pequeño, pasaba desapercibida al esconderse en el interior de una bolsa de tela o en la propia mochila que portaba Casiopea a la espalda. Para los humanos, los Digimon suponían una amenaza y cualquiera que simpatizaba con los de su especie acababa siendo expulsado de su propia casa, o peor, muerto. Por dicha razón la joven se cuidó de que nadie las descubriese, viajando por senderos poco transitados o que no aparecían en los mapas.
—Adelante, ya puedes salir —dijo Casiopea, abriendo la mochila—. Acamparemos antes del anochecer, pero así podrás estirar las patitas.
—Se siente tan bien poder caminar y respirar el aire puro. —Pokomon saltó al suelo, rebozándose sobre la hierba—. En ocasiones me entra un poco de claustrofobia ahí dentro.
—Lo sé y siento tener que esconderte, pero ya sabes lo peligroso que es —le explicó la joven—. Así que aprovecha ahora que puedes, venga, antes de que caiga el sol.
La zorrita echó a correr por la senda, deteniéndose a oler todas las flores a su paso. Su carácter era alegre y risueño, siempre dispuesta para lo que fuera. En ocasiones le gustaba quedarse en silencio para observar a su compañera, disfrutando de la personalidad taimada de ésta.
El mundo se había llenado de basura digital. Pequeños cubitos flotaban en el aire, siendo arrastrados por la corriente. Por lo que Pokomon sabía, algunos Digimon los ingerían para conseguir lo que ellos llamaban la digievolución, pero Casiopea no terminaba de creérselo. Por lo que prefería evitarlos.
Algunos de los alimentos como las digisetas o, por increíble que pareciera, los trozos de carne que crecían en algunos sembrados, también aportaban nutrientes que beneficiaban al crecimiento de la zorrita. Todo esto, sumado al entrenamiento diario que ambas compañeras hacían para fortalecerse y al lazo de amistad, condujo a que al amanecer de un nuevo día, Pokomon se hubiese transformado en Renamon.
Nivel: Infantil
Atributo: Datos
Sorprendida, la joven se entusiasmó tanto que bajó la guardia y, cuando se quisieron dar cuenta, un grupo de guerreros las había rodeado, apuntándolas con sus lanzas. Inevitablemente fueron capturadas, pero sin saberlo, fueron conducidas hasta su destino.
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Aquellos hombres parecían poco adiestrados. Pese a ello, Casiopea decidió no cometer ninguna locura, colaborando hasta llegar a su aldea y, una vez allí, se horrorizó por lo que se encontró: multitud de Digimon se encontraban encerrados en jaulas de diferentes tamaños, algunos de ellos incluso apelotonados en su interior.
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The Last Stories (Digimon)
FanfictionTHE LAST STORIES || Basado en el universo "The Last World", narra diversas historias sobre algunos de sus personajes más emblemáticos y queridos, en diferentes líneas temporales, de cualquiera de los proyectos integrados en el canon bajo un formato...