Volumen 01 · Capítulo 08: Blood In The Wine

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La Capital, el núcleo humano más grande en cientos de kilómetros a la redonda. De allí provenían infinidad de vehículos militares destinados a la caza de Digimon, además de expandirse mediante acuerdos comerciales de los que generalmente terminaban sacando el mayor beneficio. De esperar era que Casiopea y Youkomon trataban de evitarlos a cualquier precio. Eran conscientes de que cualquier encuentro podría terminar de manera fatídica para ellas y ese era un precio que ninguna estaba dispuesta a pagar. No obstante el destino era imprevisible...

Durante una de sus travesías se acercaron accidentalmente a una de las urbes cercanas a la gran ciudad, evidentemente bajo el yugo de ésta. Su intención era pasar de largo tras conseguir provisiones, pero un encontronazo inesperado les hizo cambiar de parecer.

**********

Era una mañana tranquila. Las calles estaban abarrotadas de pobres desdichados en busca de realizar trueques con los que ganarse la vida. Casiopea, ataviada de incógnito, se apresuró a llenar su mochila tanto como pudo con intención de no volver, sin embargo la actitud sospechosa de un hombre llamó su atención.

—Qué tramas...

El desconocido empujaba una carretilla donde portaba un bulto tapado con una manta negra y al cual iba hablando entre susurros. Su instinto le decía que debía seguirle, a pesar de lo rocambolesco del asunto. Aún así decidió hacerle caso y siguió sus pasos hasta llegar al garaje de una casa, donde sin más preámbulo decidió asaltarle cual agente de policía.

—Disculpe señor. ¿Podría decirme qué tipo de carga guarda con tanta precaución? —Su voz severa, atípica en ella, quedó convincente.

—¿Qué? ¿Yo? ¡Nada!

El desconocido se puso delante de la carretilla, tan ancho como era, para protegerla. Tenía unas facciones muy españolas, con una piel morena a juego con sus ojos oscuros. 

El barrio, de los más pobres, estaba despejado. Sus habitantes estarían trabajando en las fábricas o tiendas de La Capital, dejándoles la intimidad necesaria para hablar.

—¿No esconderá ahí algún niño? Le juro que....

—¡No! ¡No! Mi hija Rosé está en la escuela —la interrumpió—. Por favor, yo... No es ningún niño lo que escondo, pero no querrá ver lo que hay debajo. Se lo aseguro.

Con una actitud impetuosa, y algo impertinente, la mujer se abalanzó sobre él para apartarle y después levantó la manta con asombro. Su instinto no le había fallado, pues allí se escondía un Digimon.

 Su instinto no le había fallado, pues allí se escondía un Digimon

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Nivel: Infantil

Atributo: Datos

El hombre volvió a ponerse en medio, manteniendo una actitud protectora ante la criatura.

—¿De dónde vienes? ¡¿Qué haces con él?! —Casiopea trató de contener su enfado.

—Sólo le estoy ayudando. —Suspiró él al encontrarse entre las cuerdas—. Mi nombre es Elogio y si me lo permites te lo contaré, pero no alces la voz o nos descubrirán. Por favor.

The Last Stories (Digimon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora