-¿Se puede saber que estás haciendo?-. se dirige hacia Adair pero yo me cruzo antes de que llegue a él.
-¿Se te perdió algo Aaron?-. digo bruscamente.
-¿Qué haces tan tarde con este niñito?
-¿Disculpa?-. puedo sentir la sangre en mi cara, ardía de pura rabia-. a ti no te tiene que importar en donde esté y con quien, además este niñito tiene nombre.
-Me importa una mierda-. me interrumpe.
Me trata de correr pero lo empujo lejos.
-Vallolet mejor-. es interrumpido por un gruñido gutural de Aaron.
-¡A quien mierda le vienes a tratar por su nombre maldito roge!
Veo como se acerca pero le propino un derechazo en el abdomen luego de una patada haciendo que derrape en el piso.
-¡Lo respetas y te callas!-. digo en tono alfa-. no tienes el derecho de llamarlo roge-. escupo las palabras como si envenenaran-. yo nunca te trate mal por serlo así que anda bajándole el tonito que él también es parte de esta manada.
-¿A no? ¿no recuerdas cómo me humillaste en tu quinto cumpleaños? no puedo creer que estés defendiéndolo a-. hace una pausa para mirarlo-. ¡A ÉL!
gruño al sentir dolor de cabeza.
-Mira Aaron yo no quiero seguir discutiendo nada contigo, no es mi culpa que me estés confundiendo con mi Hermana así que mejor déjanos irnos.- me giro pero Aaron vuelve hablar consternado.
-¿Con tu hermana? ¿la que me humillo no eras tú?-. miro su cara de desconcierto y yo sólo niego con la cabeza dejándolo tirado en el piso pensando estupideces.
-Adair será mejor que vayas a tu casa-. lo veo y él está como una momia-. Ten cuidado en el camino.
No espero su respuesta y me voy hacia la casa.
¿Qué le pasaba a todo el mundo? ¿qué me pasa a mi?
Para mi todos los que estaban acá eran de mi manada y los cuidaría como tal, sean o no sean desde un principio.
Si ellos se querían quedar o no era su decisión pero mi decisión era cuidarnos.
Me baño y me acuesto sin comer.
La verdad es que no tenía ganas de nada.
No se cuanto tiempo llevo intentando quedarme dormida pero siento golpecitos en mi ventana y me exalto hasta que siento el olor de Adair relajándome.
Abro la ventana donde lo veo con la misma ropa de hace unas horas
-¿Qué haces acá?
-Pensé que no podías dormir con toda la rabia que tenias así que pensé en invitarte a tomar aire fresco.- sonríe inocentemente.- osea solo si quiere, entiendo que debe estar cansada por su arduo trabajo, pero, bueno, yo.
-Déjame cambiarme y estoy.- escucho cómo dice algo pero no lo entiendo.
Luego de tres minutos estoy lista para escaparme por la ventana.
Recuerdo cuando lo hice con Alex, enojándome al pensar en él.
Caminamos sin rumbo fijo y el viento en mi cara me hace que me despeje un poco.
Quizás me desquite con todos.
Llevo 3 años sin descansar ni dormir como corresponde, obviamente me está pasando la cuenta.
Salgo de mis pensamientos cuando oigo música cerca del campo de batalla.
Nos dirigimos allí y quedo sorprendida al notar cómo los adolescentes bailaban, bebían y conversaban felices de la vida allí.
Notaba como algunos rostros no me eran nada conocidos lo cual me extrañaba.
"Deben ser de otra manadas" dice Artemisa.
-¿Por qué no me entere de esto?
No podía creer lo que estaba haciendo, llevaba como una hora o dos bebiendo mientras conversaba con jóvenes que me reconocían, me contaban que de manada eran y cómo veían a la nuestra.
Me lo estaba pasando bastante bien cabe mencionar que esta no era mi intención, en lo más mínimo, pero cuando me vieron muchos corrieron a saludar y conversarme hasta que me relaje por lo que al final termine sirviéndome algo con ellos.
-¿Así que él es tu beta?- dice Matilda viendo coquetamente a Adair lo cual me hacía reír y a él bufar.
-Solo momentáneamente-. dice sin más.
-Quien diría que mi beta me traería a una fiesta.
recuerdo la fiesta que fui con Alex y bufo.
Cambiamos el tema y yo me excuso para ir a buscar otra cerveza.
-¿Ebria?- me exalto al escuchar la voz de Adair.
-¿Por qué te fuiste?- cambio el tema, no era correcto que bebiera de más.
-Por Matilda-. me río y él gruñe.
-No seas gruñón, pobre Matilda.
-Estoy bien así, gracias, no se porque me pestañeaba tanto como si tuviera un tic nervioso-. me río a carcajadas de su comentario y noto como él solo me observa-. ¿y qué hay de ti?
-Nah, yo no tengo tic nervioso-. Me río y miro la cerveza.
Parece que ya fueron suficientes.
-No me refiero a eso ¿y tu mate?
Me tenso un poco sintiéndome tensa otra vez.
-No tengo.
-Por favor todos tenemos, quizás no lo has encontrado.- me trata de subir los ánimos pero no lo logra.
bebo mi cerveza y lo miro.
-No tengo, me rechazo-. vuelvo a beber evitando su mirada y me adentro a la multitud para evitarlo pero a mitad de camino escucho su voz haciéndome girar.
-Yo no podría rechazarte-. me encojo de hombros restándole importancia con la intención de cambiar el tema.
Ya a las 4 de la mañana llego por fin a mi camita sana y salva.
Luego de dos horas que fueron como 5 minutos de sueño estaba con un café en mano gruñendo por el dolor de cabeza que tenía por haberme desvelado.
Quizás si me estaba volviendo vieja
Adair llega con un montonal de reclamos por los ruidos de anoche y yo solo puedo reír al saber que fui parte de eso pero me detengo gruñendo por el dolor.
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Permíteme enamorarte
WerewolfOdiaba cuando causaba que mi corazón diera un brinco. Siempre me atacaba con palabras tiernas y miradas significativas que me confundían, no quería enamorarme y que después me deje cuando encuentre su mate, él aún era pequeño para poder entenderlo...