Capítulo 36

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Pasa su mano por mi cintura acercándome más a él, pegando mi pecho al suyo, su mano aprieta mi cintura para luego acariciarla.

Todo esto era nuevo para mi, era desconcertante, intenso, algo, algo, ni siquiera sabía que, solo sabía que después de esto no podría resistirme más.

Algo en mi decía que era él, todo en mi ser gritaba su nombre.

Mi piel se eriza al pensar que es el adecuado, jaleo al darme cuenta de eso.

-No me digas que no lo sientes Vallolet porque me estoy volviendo loco, te juro que...- no lo dejo seguir y lo vuelvo a besar.

No me quería equivocar pero a estas alturas dudaba que esto que sentimos sea una equivocación.

Si vino a mi fue por alguna razón, quería creer que la diosa luna se apiadó de nosotros y nos puso en el camino del otro para amarnos.

Casi muero hace unas semanas y de lo único que me hubiera arrepentido era de no haberme permitido estar con Adair.

Me abrumaba lo que sentía por eso lo estuve evitando, para poder concentrarme en mi trabajo y no en esto; en la forma en como me besa, me toca y me mira.

Al abrir los ojos veo una sonrisa dibujada en sus labios.

Siento como me abraza posando su cabeza sobre mi hombro e inhala mi olor del cuello estremeciéndome, su nariz acaricia mi clavícula con ternura mientras posiciona pequeños besos allí, yo solo puedo aferrarme a su polera arrugándola.

Escucho su risa que sale de la nada contagiándomela a mi.

-Te haré la mujer más feliz de todo el mundo-. susurra.

Pienso en lo cursi que suena pero aun así me gusta.

Escucho como lo llaman de lejos, nos lamentamos, se tenía que ir.

Vuelve a tomar el saco de cemento yéndose, no sin antes volverme a mirar.

Suspiro.

"Que intenso" dice mi loba alegre.

Concuerdo con ella.

Cada día esperaba que pasara por fuera de mi ventana para verlo y habían veces en las que corría para robarme un beso y volver a su labor.

Solo disfrutábamos la compañía del otro y nos comenzábamos a querer cada vez mas.

León que se encariño rápidamente con él, se sorprendió al enterarse que Adair también pasó por lo mismo, por lo que intentaba hacerme un espacio para que saliéramos los tres a donde quisiera León.

Los días eran tranquilos a pesar de todo el ajetreo de la manada Luna sangrante.

Sin embargo como siempre, antes de una tormenta, gobernaba la calma y esta llego abruptamente.

Íbamos en camino yo, mi padre, mi hermano, Adair y los guerreros en caso de tener problemas.

Al llevar, los guardias nos evitaron el paso y el ambiente se tornó tenso.

-Déjenos pasar- gruñe Wyatt.

-No dejen que pongan un solo pie en nuestra manada-. siento el olor de la luna de esta manada quien se abre paso entre sus soldados.

Se veía demacrada, cansada, triste pero al mirarme todo eso se distorsiona volviéndose ira.

Avanza hasta llegar hacia mi, sin más me da una cachetada.

Me quejo al sentir el sabor metálico en mi boca.

Adair se aproxima pero Julián, el beta de Leonardo, le gruñe.

-La tocas y te mato-. Dice sin el más mínimo respeto.

Intento calmarme para así poder calmar también el ambiente, lo ultimo que necesitábamos era que la discusión subiera de tono.

Ignoro la cachetada.

-No venimos a pelear, solo queremos hablar y acordar el futuro de esta manada.- digo tratando de tranquilizar los ánimos.

-Eso nos compete solo a nosotros.-dice la Luna, que sinceramente, no recuerdo su nombre.

-Pues temo que no, ya que ustedes dañaron e involucraron a otras mandas, así que esa decisión, es de todos-. dice mi padre molesto.

-¿No les bastó con haber matado a Leonardo?-. dice la luna con la voz desgarrada.

-¿Acaso pensaron que sus actos no tendrían consecuencias?-. Habla esta vez Wyatt.- Leonardo era un maldito psicópata y merecía morir, le hicimos un favor a...- es interrumpido por Julián quien se transforma para atacarlo pero no lo iba a permitir.

Veo como todos quieren atacar pero los detengo.

No iba a dejar que se derramara más sangre.

Escucho un gruñido y veo como Adair se transforma en un lobo café oscuro enorme empujándolo metros lejos de mi.

"No debiste" escucho su voz distorsionada por la rabia.

Veo como la manda Luna sangrante se estremece y lo mira horrorizada al igual que todos los de la mía.

No entendía porque actuaba así, tan impulsivo, hasta que siento comezón en mi brazo izquierdo dándome cuenta que paso al interponerme.

Era el doble que mi Loba y eso era casi absurdo, yo era el lobo más grande de todos los lobos alfas.

¿Cómo lo podíamos escuchar ambas manadas?

Se gira para verme y aquellos ojos negros, totalmente negros me dejan muda, quieta, inmóvil.

No dice nada, solo me mira para luego posar su vista en Julián.

Gruñe al verlo levantarse pero en su estado humano.

Sigue Adair transformado y no deja de estar alerta a cualquier movimiento.

-Adair, Cálmate-. logro decir.

"Hija aléjate de él, puede ser peligroso" dice mi padre por enlace. Noto cómo está preparado para interponerse si es que me quiere hacer daño al igual que todos los de mi manada.

Gruño molesta.

"Ni se les ocurra hacerle algo a Adair" les ordeno a todos.

Camino hacia él pero Wyatt me detiene.

"No sabes de lo que es capaz, el mató a Leonardo y además mira, con un solo golpe hizo que un beta volviera en su forma humana, es peligroso"

Lo ignoro, solo tengo que dar unos pasos para estar a su lado y acariciarle el pelaje.

Este ronronea bajando la cabeza para que le pudiera seguir haciendo cariño.

Miro a la mate de Leonardo quien sigue despavorida.

-No quiero que nadie salga herido pero si nos atacan atacaremos de vuelta. Tu hijo aun no está en condiciones de liderar una manada, es un niño aún y se nota que tu menos; estas empapada del resentimiento y por el dolor de su perdida.

Escucho la cosa las absurda de todas tensándome por completo.

-No-. niego rotundamente.

No se los iba a entregar.

Permíteme enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora