Permíteme enamorarte

Capítulo 10

-¿Este documento en donde lo guardo?

Gruño frustrada.

Alex por fin volvía después de su accidente y se me había olvidado lo desesperante que era, no es capaz de hacer nada por él mismo.

-Alex yo también estoy ocupada, date el tiempo de ver en dónde-. Me giro para verlo, molestandome al notar el desorden que tenía-. ¡Alex! Adair ordenó todo eso y lo desordenas en un rato.

-Buscaba en donde guardarlo, después lo ordeno, no es como que ese niñito hiciera tanto-. bufo molesta.

-¿Se puede saber que tienes contra él?- se encoge de hombros.

-No lo sé, solo me da mala espina-. lo miro incrédula y él se sienta-. si, mira, llega todo mal herido, justo no sabe nada de su pasado, luego se ofrece a ser tu ayudante mientras yo no estoy, como si quisiera acercarse a ti.

-Alex es solo un niño-. Recuerdo que esa era la mentira que dije yo para que no preguntaran de dónde vino y por qué llegó en ese estado.

-Con más razón, quizás es un espía de alguna manada o quizás tiene otras intenciones y como solo es un niñato nadie desconfiara de él.

Me río por su hipótesis sin desconcentrarme más de lo mío.

Comienzo a leer los papeles atrasados pero pienso en Adair.

La verdad es que si era un poco extraño que llegara en ese estado y dijera que lo querían matar ¿solo por querer escapar? además era imposible que un alfa no supiera el nombre de uno de los suyos por más que fuera externo, dijo que estuvo años allí ¿y nadie sabía su nombre?

Lo que me había dicho no me estaba cuadrando.

Gruño molesta.

Maldito Alex que me plantó la semilla de la duda.

Me dirijo a su casa y todos se sorprenden al verme allí.

-Alfa ¿qué le trae por aquí?-. dice el más mayor de todos quien estaba al lado de su mujer.

-Venía a ver a Adair ¿se encuentra?

Justo en ese momento como si lo hubiera invocado sale de lo que parece ser el baño con una toalla en su cintura mientras se revuelve el pelo mojado.

Al sentir mi olor se detiene abruptamente y me mira.

Trato de mirarlo solo a los ojos pero noto como su cuerpo había cambiado, su abdomen se marcaba levemente.

Él se sonroja por lo cual yo también.

Desvío mi mirada.

"Te pillaron con las manos en la masa" dice Artemisa bastante entretenida.

-Quería hablar algo contigo.- mira a los demás y se toca las orejas rojas.

-Ah, eh si, si, ahora me cambio, dame 5-. y como alma que persigue el diablo se fue para su habitación.

Por mientras conversé con las 6 personas que estaban presentes preguntándoles cómo se sentían en la manada y solo recibía buenas respuestas.

Escucho su puerta abrirse y me indica que vaya.

Me disculpo con los demás para dirigirme hacia su habitación.

Al entrar noto que era de un gris bastante claro, la cama era de una plaza, no la tenía decorada de ningún tipo solo estaba el closet blanco en donde me imagino que estaba su ropa.

Me indica que me siente y al hacerlo desprende el olor a caramelo con madera ahumada.

Omito hacer algún comentario para que no vuelva a suceder lo de mi habitación.

Aunque quería decírselo para ver su reacción.

Él desprendía un olor a caramelo pero muy leve, me recordaba como a los toffi, unos dulces que cuando pequeña me encantaban.

Carraspea haciendo que lo mire.

-Venía hablar contigo sobre algunos cabos sueltos.- me mira dudoso pero no me interrumpe-. quería saber por qué me mentiste. dijiste que te escapaste y por eso te persiguieron pero no creo que sea razón para hacerte lo que te hicieron y menos siendo alguien externo sin importancia como según tú decías-. abre la boca un tanto sorprendido-. además dudo que Leonardo haya dejado pasar tu nombre por tantos años, así que ahora dime la verdad si es que ya te aburriste de verme la cara de estúpida.

-Nunca te la vi-. dice rápidamente-. nunca he creído que seas estúpida.

-¿Entonces?

-Es bastante complicado-. murmura mirando hacia otro lado.

-Te he protegido y cuidado como a uno de los míos, te abrí las puertas de mi casa e incluso te llegue a considerar como un amigo y ¿así me la pagas? ¿Creías que nunca me iba a dar cuenta?

-Por favor Vallolet no te pongas así.

-¿Y cómo quieres que me ponga? no puedo creer que si no pienso un poco en lo que me dijiste no me hubiera dado cuenta, confíe en ti ciegamente. Así que si quieres aun mi confianza te pido que me lo cuentes.

-No puedo-. dice apenado.

-¿No puedes o no quieres?-. gruño molesta exaltándolo.

-Vallolet-. intenta decir.

-Vallolet y una mierda, me dices ahora o te destierro-. su cara se pone pálida enseguida, veo que le duele.

-No puedes estar hablando enserio.

-Oh si, claro que lo hago.- suspiro-. no puedo tener a alguien cerca de los míos sin saber si es bueno o malo.

-¡Pero no he hecho nada malo!-. esta vez se exalta él.

-Aún, quizás esperabas ganarte la confianza de todos, no me mientas. Eres de la manada de Luna sangrante, no me extrañaría que quisieras herir a uno de los nuestros.

Me mira dolido y a mi también me duele pero tengo que proteger a mi manada.

-¿En verdad crees eso? ¿me crees capaz?

-No te conozco Adair, ni siquiera se si ese es tu verdadero nombre-. me enderezo un poco deseando terminar pronto con todo esto-. ahora dime o te destierro.

Se queda callado varios segundos viéndome a los ojos, pensando quizás que cosas, pero luego baja la mirada sin decir nada y yo entiendo su silencio.

Me levanto de la cama sabiendo que no me dirá nada, decepcionándome.

Quería que me aclarara el malentendido para que se quedara aquí.

Conmigo.

Mi deseo me abruma descolocándome.

Quizás esto quería, que dependiera de él para herirme.

Era igual que Aaron y no iba a permitir que me hiciera daño.

Se tenía que ir.