Capítulo 27

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Noto como empalidece.

-¿De qué estás hablando?-. pregunta mi padre.

-Necesito contarles la verdad Adair-. sigue sin decir nada, pero sus ojos se mueven como si estuviera pensando.- no podemos permitir que siga sucediendo.-Su mirada conecta con la mía y comprendo que a pesar de su miedo, acepta.

-¿Nos pueden decir qué mierda está pasando?-. dice esta vez Alex.

-Hace ya un tiempo se vienen perdiendo niños de diferentes manadas y recibí esta carta de una mujer que perdió a su hijo.

-¿Y qué tiene que ver con nosotros? ¿acaso piensan que nosotros los raptamos?-vuelve a intervenir Alex.

-Lo que sucede es que en sus manadas no hacen nada por miedo a Leonardo.

-¿Él se los lleva?-. pregunta mi padre molesto.

-Pero con qué fin-. habla Romina.

-Los encierra y experimenta con ellos, torturándolos e inyectándoles sustancias peligrosas.

-Ten cuidado con lo que dices, no puedes andar culpando a un alfa de dichas atrocidades solo por una carta de ¿quién dijiste?

-No sale su nombre.

-¿De qué manada es siquiera?

-Tampoco lo se-.afirmo con tristeza.

-¿Osea que nos hiciste levantarnos solo para alarmarnos por algo que ni siquiera sabes si es verdad porque solo una señora desconocida te escribió?-. dice incrédulo, con ironía Alex.

-No es mentira-.gruño molesta.

-¿Qué pruebas tienes aparte de esa carta?-. dice mi padre mirando la carta que tenía apretada en mi mano aún.

-Me tienen a mi-. interviene Adair hablando con demasiada cautela.- la verdad es que no perdí mi memoria sino más bien escape de la manada Luna sangrante porque yo fui parte de esos niños con los cuales experimentaron.

El silencio inunda la habitación y todos lo miran.

-Los golpes y heridas que tenía eran de los lobos que lo perseguían ese día para que no llegará a otras manadas silenciándolo, de esa forma guardarían el secreto.

-¿Es verdad lo que dicen?-. dice horrorizada Romina.

Adair asiente y muestra su muñeca donde se aprecia la quemadura en tonos morados en donde había unos puntos negros.

-¿qué te hicieron?-. pregunta mi padre con la cara neutra pero sabía que analizaba cada movimiento de Adair dispuesto a atacar si descubría que era un peligro para nosotros y nuestra manada.-

-No soy peligroso-. intenta defenderse-. bueno no lo sé-. afirma mirándome-. no se que me inyectaron, pero no me puedo transformar en lobo. Me escape antes de saber el propósito de sus actos.

-Lo importante acá es evitar a toda costa que sigan haciéndole eso a cualquiera.

-¿Y qué pretendes?- dice Alex más serio que nunca.

-Necesitamos planear bien esto, tenemos que ir a la manada de Leonardo y ayudar a esos niños.

-Sabes que no será fácil.- dice Romina dudosa.- no creo que dejen tan fácil hacerlo.

-Necesitamos el apoyo de las otras manadas.- interviene Alex.

-No querrán, esto llevaría a una guerra, que saben, no ganaran.- dice mi padre-. incluso son más fuertes que nosotros, es algo suicida.

-Pero no me quedaré de brazos cruzados sin hacer nada, sería como hacerme la ciega-. gruño molesta-. No permitiré que otro niño sufra lo que sufrió Adair.

La ira era notable en mi voz, todos comprenden lo que decía.

-Habría que pensar muy bien antes de actuar. Juntar a nuestros mejores hombres e ir, si la cosa se llega a poner peligrosa tendríamos que defendernos.

-Lo mejor es conversar mañana y crear un plan.- dice Romina.

Sin más se le da fin a la reunión y todos se marchan excepto Adair.

-¿Estás bien?

-Si, solo que no sé, no me esperaba esto-. dice consternado.

Le indico que se siente y yo me siento al lado suyo.

-Lo siento pero tenía que decirles, es la única forma que podremos ayudar a los otros niños.

-Si lo comprendo-. me mira intentando tranquilizarme-. solo no se como podremos ayudarlos.

-Solo hay que tener fe en la diosa luna que saldrá bien.

Quería abrazarlo para tranquilizarlo pero opto por darle un apretón de manos.

-¿Crees que después de esto me pidan que me vaya de esta manada?

- solo si te quieres ir te iras, esa no es la decisión de nadie más que de ti.

Ni siquiera mía, no podía obligarle a quedarse a mi lado después de lo que me dijo allá en el bosque.

-¿Viste sus caras? me veían como un adefesio.- su mirada se oscurece.

-Adair, no lo eres-. intento que lo comprenda-. ellos te conocen, saben que clase de persona eres.

-No lo saben, ni siquiera yo lo sé-. se levanta intentando calmarse y su vista se posa en la foto que estaba en mi escritorio de aquella mujer con el niño desaparecido-. no se de lo que soy capaz, tengo miedo de volverme un monstruo. Quiero estar contigo-. lo iba a interrumpir pero su mirada hace que me calle-. yo sé lo que siento por ti, esto es más que cariño, admiración o estima, desde que te vi no puedo sacarte de mi cabeza, quiero estar contigo, tenerte, ser capaz de besarte, abrazarte y acariciarte, quiero que me ames, que tu corazón se desboque al igual que el mio cuando nuestros ojos se conectan o como cuando sonríes y siento que mi cuerpo se estremece. Pero se que soy un peligro, no quiero hacerte daño, no se si algún día podría hacerlo. No quiero perderte y mucho menos herirte, pero no te mientas Vallolet, quizás sea una bomba de tiempo que cuando estalle salga a la luz el monstruo que vive en mi. Puedo hacerte daño a ti, a tu manada y ahora los demás lo saben.

No sabía que decir al respecto.

Me mira con tristeza acercándose a mí lo suficiente como para tomarme el rostro y posar sus labios en mi frente.

Siento como su pulgar acaricia mi mejilla para luego alejarse un poco.

-Te quiero Vallolet aunque tu no me quieras, tenía que decírtelo antes de que me vaya.

Le sostengo su polera rápidamente impidiéndole irse.

-¿Te irás?-. veo sus ojos, en ellos solo hay tristeza.

-Si me piden que me vaya lo haré.

-Eso no pasará.

-Eso espero-. me mira a los ojos y sonríe tristemente-. Buenas noches Vallolet.

Permíteme enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora