Capítulo 8

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Ya era lunes y podía sentir la ausencia de Adair, hoy empezaba la construcción de la nueva casa por lo que se fue a trabajar. No quería que se fuera pero necesitaban más manos allá que acá, así que le dije que no se preocupara por mí, al principio no se vio muy convencido pero luego cedió.

Me estiro haciendo crujir mi espalda, suspiro de satisfacción, por suerte ayer me ayudó para que hoy no tuviera tanto trabajo.

Escucho la puerta y me decepciono al sentir otro olor.

-Señorita alfa me pidieron que le entregara esto-. extiende el brazo dejando en evidencia un sobre de color marrón sellado con cera roja. Se podía ver el emblema de "Luna sangrante".

Le agradezco dejando que se vaya.

Al abrir el sobre noto que mencionaba como vendrían a las 2 de la tarde para conversar "ciertas" molestias, no contenía mayor detalle, era bastante ambiguo el contenido y me puso nerviosa.

El rostro de Adair se me vino a la mente enseguida.

¿Ya sabían que estaba acá?

Salgo a paso veloz en su dirección, tardé menos de 5 minutos en encontrarlo arriba de una estructura cargando palos.

Al sentir mi olor se gira sonriendo pero cuando ve mi cara se le quita enseguida.

Hablo con don Carlos para que me preste a Adair quien gustoso deja que baje y venga conmigo.

-¿Qué paso Va-le interrumpo tomándolo del brazo.

-Necesito que te vayas ahora-.me mira consternado y yo me frustro-.vendrá en un par de horas Leonardo con su gente hablar no sé qué cosa que le molestaba-. él se tensa quedándose mudo-. no podemos permitir que te vean. Corre lejos, vuelve mañana o pasado mañana mejor, por si alguno de los suyos queda rondando cerca-. comienzo a pensar a toda máquina.

-¿El mismo Señor Leonardo viene?-. murmura "mierda" por lo bajo.

-No tenemos tiempo, anda.- me mira unos segundos dudando pero se aparta corriendo en dirección al sur, me imagino que al rio para que no noten su olor.

Miro cómo se va y me dirijo hacia mi oficina para tratar de calmarme.

Siento el olor de Leonardo y mi estómago se revuelve.

Veo la hora agradeciendo haber hecho que se fuera enseguida, había llegado 2 horas antes.

Salgo de mi oficina y suspiro.

Voy a su encuentro en donde lo noto a solo unos pasos de mi casa, estaba junto a 3 hombres más.

-Muy buenas tardes Vallolet, lo siento por no haberte avisado con anticipación nuestra visita.

-Y por llegar mucho antes de lo mencionado-. sonrío con cinismo, le estrecho la mano-. muy buenas tardes, bienvenidos a mi manada.

-Él es mi beta Julián-. estrecho su mano y recuerdo inmediatamente su cara como su olor.

-Ya nos habíamos visto, un placer-. su agarre era firme y tosco pero el mío también lo era.

No me iba a dejar intimidar por una cabeza de músculo.

-Lo siento por no haberme presentado la otra vez alfa-. suelta mi mano y yo hago un ademán con ella para restarle importancia.

-Y por haberme mentido, pero no te preocupes-. Al parecer el Alfa con él se comunicaban por el enlace.

"Vallolet cálmate, estás muy intensa" dice Artemisa.

-Bueno-. carraspea mirándome-. a lo que vinimos.

Les indico que me sigan y nos dirigimos hacia mi oficina en donde se sientan sin preguntar.

-Entonces, qué es lo tan importante que lo hizo venir hasta aquí desde tan lejos.

-Me han llegado molestaciones de manadas vecinas contra tu manada, les molesta que aceptes a todos los lobos que vienen.

-No le encuentro el problema-. lo interrumpo-. recuerdo mencionar que si podía ayudar lo haría.

-Por favor Vallolet no eres la madre Teresa de Calcuta-. se mueve en su asiento cambiando de posición-. y ellos lo saben, piensan que lo haces para ser más numerosa y que tu manada crezca imponiéndose ante las demás. Tienen miedo del crecimiento, que por lo visto será aún mayor con la nueva construcción que estás haciendo.

-Que yo sepa no soy la única manada que los acoge, además no los obligo a venir, si ellos se van es porque sus manadas no le dan el bienestar que necesitan y yo no tengo problema en dárselo, si lo encuentran acá bien y si no se pueden ir-. frunzo el ceño molesta.

-¿Estás diciendo que las otras manadas tienen problemas?- me encojo de hombros.

-Si las personas se sintieran cómodas no se irían. Yo no tengo intención en imponerme ante ninguna manada, ni ser mejor que las otras, yo veo por el bienestar de mi gente sin afectar a las otras manadas.

-Pero lo haces.- me mira a los ojos seriamente y yo hago lo mismo, sin romper el contacto visual.

-Mira quizás aquí no es ese el problema, podríamos hacer un listado con cupos o tope, como quieras decirlo por manada para que una no tenga más que otra-. sonríe ante mi idea-. pero no por eso permitiremos que queden lobos sin manada, pediré hacer una investigación para saber de qué manada son y por qué motivos se fueron de su manada, quizás así cada una podría mejorar en esos aspectos para que su gente no se vaya.

-Por mí está bien.

-De todos modos solicitare una reunión para mencionar esto, mandaré una carta formal respaldada con los sabios de esta manada y el antiguo alfa.

-Haz todo lo que tengas que hacer.- se encoge de hombros bastante relajado.

-Al igual mandare una amonestación debido a que no me mencionaron directamente a mi esto y esperaron que un representante hablara por todos. Si gustas puedes ver el estado en el que viven los allegados o puedes hablar con ellos para que entiendas la diferencia y le hagas llegar eso como respuesta.

Veo como se molesta pero vuelve a ponerse serio.

-Me encantaría poder darles un informe, mi intención no es que estemos todos contra tu manada-. sonríe y yo solo asiento.

Les indico que me esperen unos segundos y hablo con mi madre para que pueda preparar el almuerzo para todos. Se sorprende por la petición tan repentina y es que nunca almuerzan las visitas, pero quería mostrar hospitalidad.

El recorrido fue bastante largo, nadie quiso hablar con Leonardo y es que les intimidaba pero le explique cómo funcionaban un poco aquí las cosas, siendo transparente en todo, no tenía nada que ocultar, la economía circular que generamos, abasteciéndonos en lo posible de solo nuestros recursos, para beneficiarnos sin depender de fuentes externas. Claramente no podía ser todo así y eso también explique.

-¿Y su beta, alfa Vallolet?-. pregunta Julián. Le explico que se había accidentado a lo que solo asienten y siguen comiendo el estofado que había preparado mi madre.

-Pero ahora la está ayudando Adair-. dice inocentemente mi madre y yo me congelo.

Permíteme enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora