-Mamá, a eso vinimos.
-Yo me encargo de su regalo, le podemos hacer un pastel entre las dos y le encantará más que algo comprado, además el te dijo que no le regalaras nada así que con eso estará bien.
-Pero yo le quiero regalar algo.
-No te preocupes confía en mí, si veo que vuelves con un regalo te las verás conmigo-. sin más corta la llamada y yo puedo sentir mis mejillas arder de la vergüenza.
Me estaba tratando como una niña chica.
-Qué agradable tu madre-. suelta riéndose por fin y yo solo lo miro molesta.- entonces ¿Qué hacemos?
- De todos modos le quiero comprar un regalo seria feo de mi parte no entregarle uno.
-Pues sigamos buscando.
Al final encontramos un libro que me llamó la atención para él así que se lo compré. No sabía si le iba a buscar pero recuerdo escucharlo mencionar que le encantaba leer antes.
Luego de por fin tener el regalo nos dirigimos a un restaurante bastante bonito, no habían tantas personas en él por lo que era cómodo para conversar.
La camarera nos toma la cuenta y al poco tiempo después nos trae nuestras bebidas.
-¿Cómo te acostumbraste a todo este ruido?- se podía escuchar las voces de las personas en el local más la música y la gente que pasaba por fuera, sin mencionar el ruido de los autos.
-Vivo entre ellos desde los 8 años, al principio me causaba fuertes dolores de cabeza pero uno después se acostumbra.- no pregunte qué es lo que lo llevó a los humanos porque me lo puedo imaginar, siempre era lo mismo; manadas derrotadas.
-¿Y viviste sólo desde los 8 acá?-. Intento imaginar a un niño de esa edad tratando de sobrevivir en las calles pero no me cuadra con la persona que estoy viendo.
-Para nada; me encontraron y me llevaron a un hogar de menores en donde estuve hasta los 18 años debido a que siempre buscaban niños recién nacidos o que no pasaran los 5 años.
-¿Y cómo llegaste a ser médico?
-Pues sabía que estaba solo en el mundo y que nadie más que yo haría que fuera alguien en la vida así que solo hice lo que podía hacer a esa edad; estudiar, gracias a eso saque buenas notas y pude optar a la gratuidad de mis estudios en la universidad. El puntaje me daba para medicina así que estudie eso. Me dediqué a trabajar para poder pagar un arriendo y algo de comer.
-Debió de haber sido difícil.- Nos llegan nuestros pedidos pero yo estaba más atenta a su conversación.
-Había meses que el dinero no me alcanzaba pero gracias a eso es que soy como soy, valoro todo lo que tengo y trato de ayudar a quienes puedo.- me sonríe genuinamente y yo se la devuelvo.- y cuéntame ahora de ti, chica Alfa.
La comida se pasó volando y antes de darme cuenta ya estaba donde mis abuelos.
-Muchas gracias por la invitación, me he divertido mucho.- me quito el cinturón y lo miro.
-Queda pendiente otra salida.
-Pero en mi manada, sigo sin poder creer que no te has transformado desde tu primera transformación-. Me río al recordar su anécdota en el hogar de niños donde todos corrían al ver a un lobo y llamaron a la perrera.
-Cuando ya estés mejor del pie será, por lo pronto creo que te invitaré yo a algún lado.- sonrío al saber que él también tenía los mismos gustos que yo.
Fue bastante agradable poder olvidarme un poco de la manada, mis obligaciones y ser solo una chica de 21 años.
Sentía que con Pascal lo podía hacer, quizás no era solo con él en sí.
Que lástima que vive a como 2 horas y media de donde se encuentra la manada.
Veo como se asoma mi madre por la ventana y yo ruedo los ojos.
-Bueno bajare antes de que mi madre piense que nos daremos un beso
-Te ayudo-. baja del auto y me ayuda con las muletas.
Escucho la puerta abrirse por donde salen mis abuelos con mi madre a nuestro encuentro.
-¿Y quién es este muchachito tan buen mozo (sig: guapo o bonito)?- dice mi abuela.
-Muy buenas tardes, mi nombre es Pascal Meyer-. les sonríe y mi abuela me mira gracioso.
De tal palo, tal astilla pienso al ver su rostro.
-Bueno, muchas gracias por venirme a dejar-. intento girar hacia él y entiende.
-Estamos en contacto.
Se despide dejándonos solos.
-No puedo creer que no te quedaras más tiempo con él-. dice mi madre indignada.
-No comiences mamá-. les esquivo como puedo y me subo al auto-. ¿me imagino que ahora si nos podemos ir?-. se sube al auto metiendo las llaves-. ¡adiós abuelos!-. se despiden felices de nosotras y esperan que estemos lejos para entrar a la casa.
Al llegar a la manada mi madre saca las bolsas del supermercado con las cosas que hacían falta para la torta es allí cuando me doy cuenta que me faltaba el libro.
Mierda.
Debo decir que estaba más que frustrada y enojada, al final tuve que hacer el plan de mi madre pero no había podido ayudar mucho con las cosas ya que nunca hice una torta causando terror por los errores que cometía así que solo me dejo rellenarla y parte de decorarla pero como la estaba dejando fea siguió ella.
En la mañana mi madre me despierta sumamente temprano para ayudarla con la sorpresa de Adair así que me levanto y nos dirigimos hacia la cocina donde estaba inflando globos como loca mientras mi madre pasaba cintas por todos lados.
Siento el olor de Adair y me pongo nerviosa.
-Ya viene-. le informo a mi madre, ella sonríe emocionada volviendo a revisar que todo esté en su lugar.
Entra dirigiéndose hacia a donde estamos, al asomarse gritamos contentas "Feliz cumpleaños" dejándolo más que sorprendido.
-Espero que te gustara nuestra sorpresa-. se acerca hacia mí y lo abrazo-. feliz cumpleaños Adair.
Mi madre viene a abrazarlo cariñosamente.
-Muchas gracias a las dos.
-Todavía falta lo mejor-. mi madre lo suelta y saca la torta del refrigerador, le pone velas para cantar el cumple años feliz apagando las velas luego de los 3 deseos.
Sin esperar más mi madre corta la torta entregando el primer trozo.
-Espero que te guste-. dice mi madre.- la hicimos juntas.- Noto la mirada de Adair sorprendido en mi y yo me encojo.
-Yo casi no ayude-. digo la verdad-. pero espero que te guste.
Así se pasó la mañana entre torta, risas y platicas alegres.
............
lo siento por la demora y es que la pantalla del computador se rompió por lo que no podía actualizar, muchas gracias por su paciencia.
ESTÁS LEYENDO
Permíteme enamorarte
WerewolfOdiaba cuando causaba que mi corazón diera un brinco. Siempre me atacaba con palabras tiernas y miradas significativas que me confundían, no quería enamorarme y que después me deje cuando encuentre su mate, él aún era pequeño para poder entenderlo...