Una Rutina De Resentimiento | XXXVII

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Levantarse, obviamente es lo primero que debía hacer para comenzar el día.
Yoongi abrió los ojos suavemente cuando su alarma sonó, era una canción de cuna suave y bonita que le hacía comenzar bien el día.
Pronto, tuvo que dejar la cama y pararse para comenzar a estirar su adormilado cuerpo. Mientras lo hacía podía ver el cuadro de pintura cerca de su cama, hecho por una persona demasiado especial.
Suspiró entre cansado y triste al recordarlo, ya no sabía que demonios hacer para que esta mezcla de abstinencia con resentimiento acabara. Aunque tampoco ponía mucho de su parte, la verdad.

–¡Oppa!–volteó a ver hacia la puerta, logrando ver a una pequeña pelirroja con unas trenzas bonitas–Mamá dice que el desayuno está listo.

–¿Mamá preparó el desayuno? Le dije que lo iba a hacer hoy yo.

–Además, faltan dos horas para que venga Minnie oppa–dicho esto, cerró la puerta y se fue.

Decidió no perder más el tiempo, así que sacó su uniforme y lo alistó para ponérselo después del baño. Su uniforme era el mismo desde que había comenzado la escuela, con la única diferencia de que ahora por ser su último año llevaba una especie de cuerda dorada entrelazada con otras en el hombro derecho. La mantenía sujeta con unos "clips" de metal, ya entienden.
Aunque el resto de sus compañeros no lo llevaban, tal vez solo los que entrenaban para las fuerzas de la Guardia Real.
Después del baño se colocó el uniforme, aún con su cabello mojado tomó su mochila y metió los distintos libros y cuadernos que necesitaba. También una tablet, de la escuela.
Era una época futurista, los alumnos usaban tablets con hologramas donde podían hacer una prevista de sus proyectos o también usarlas para facilitar el aprendizaje de cursos como física o geometría.

–¡Hyung!–otra vez un niño interrumpió en su habitación, otro pelirrojo que estaba en la puerta–Mamá dice que si no bajas en media hora te va a jalar de los pelos.

–Y-ya bajo–también se fue.

Quería reír por las amenazas de su madre, pero sabía que tan amenazas no eran. Sino, promesas.
Volvió al baño y tomó la secadora, usándola para secar su cabello pelinegro. Muchos compañeros hombres solían cortárselo de tal manera en la que pareciera que se lo rapaban, exceptuando a los hombres omegas que en cambio solían tener el cabello largo y hasta amarrado o trenzado.
Pero él no sabía trenzar o amarrar, pero no quería tocar su cabeza y raspar su mano con su puntiagudo cabello. Prefería...¿una mezcla? Aunque ni tan mezcla, pues seguía siendo un corte masculino pero no casi calvo. En fin, era menos discutir de eso y apresurarse más.
Su cabello era corto pero bastante, por lo que de demoró demasiado en secarlo y peinarlo bien. Después, tomó su mochila y ya listo para irse bajó a la sala.
En ella, vio a su padre y a Namjoon viendo las noticias intrigados.

–Hyung, ven a ver lo que hizo tu omega ahora.

Fue apresurado hasta los muebles y se sentó, tomó el control y subió el volumen para escuchar mejor.

"Representantes de la familia real de Busan decidieron hacer un acto de caridad. El rey Park Jeong-Hui y su hijo mayor, el príncipe Park Jimin; fueron hasta el exterior del Palacio Real el fin de semana pasado para visitar pueblos pobres y ayudar económicamente a ellos."

–"Viendo a estas familias, no puedo siquiera compararlos con la mía. Pero hay algo que tenemos en común y es el amor que sentimos los unos pos los otros, además de las ganas de salir adelante y servir al mundo.–el rey tomó una pausa para acariciar a un niño que se acercó a él–Hablaré con la reina y de seguro resolveremos esto, estén tranquilos.

"Mientras el rey hablaba, por atrás se podía ver como el príncipe levantaba del suelo a una bebé que había ido a ver su corona. La sorpresa para muchos fue lo increíblemente paternal que fue con ella, poniéndole su corona y jugando con la pequeña."
"Nos acercamos después a entrevistarlo, aún con la niña en brazos."

¡Maldición!, soy omega  |  Yoonmin/SujimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora