Tommy
Algo está pasando y no me estoy enterando de nada. Lleva unos días atrás nerviosa, muy nerviosa. Te conozco Camille y sé que muerdes el lapicero cuando lo estas y tienen ese tic nervioso de mover la pierna de arriba abajo mientras te apoyas en la parte delantera de la planta del pie. Lo que sea que esté pasando prefiero que me lo diga ella misma a buscar información por mi cuenta.
Me sigue escaleras arriba y se detiene cuando yo. Entro a mi habitación cerrando la puerta tras de mí, busco en el armario una bolsa de entrenamiento de cuando solía jugar fútbol y metí en ella unos cuantos boxer, un pijama, algunas playeras y jeans, mi cepillo de dientes y zapatos.
Salimos de casa para dirigirnos a la suya. No fue tan díficil ganarse a sus padres sólo bastó hacer unos cannolis y aparecer en su puerta sonriente con mi hermano y entregarles la comida. Luego nos invitaron a cenar y pude ver la pequeña habitación en el patio trasero donde montó un gimnasio pero no tuve la oportunidad de ver su habitación que, al parecer es a dónde vamos.
— Está es mi habitación— dijo abriendo la puerta dejando a la vista lo que no puedo ver desde la otra calle— Regreso de en un momento. Iré por algo de comer.
Me dediqué guardar cada detalle de la habitación en mi memoria. Es amplia pero no cómo la mía, frente a mí en el alféizar de la ventana hay un colchón delgado con cojines en lila y color mango y unas gavetas abajo de los mismos colores, a mi izquierda está su escritorio con un gavetero de dos compartimentos un librero y una estantería todo del mismo color , la cama y el armario de gris. Me detuve en la pared de la cama que está adornada con luces como las de navidad y fotografías instantáneas de todas las etapas de su vida, algunas más viejas que otras. En una de ellas se encuentran Camy e Isha en el cumpleaños de Aisha junto a Nico y en vez de mirar a la cámara lo están mirando a él. Algo que me resultó gracioso y tierno. Por curiosidad abro el armario encontrándome con una caja, la abrí : está llena de tarjetas SD,una Polaroid, una cámara profesional y algunos casetes supongo que de películas caseras.
— Hace dos años que no las uso— dijo haciéndome cerrar y meter la caja dentro del armario del susto— No lo guardes. Dámela.
Se sentó en la cama dejando a un lado los refrescos y comida chatarra para sostener con cuidado la cámara profesional. Sopló con poco aire el polvo sobre esta y comenzó a examinarla. Ella totalmente concentrada en lo suyo y yo en ver cada detalle de su rostro, en como arruga ligeramente el ceño y la nariz, en como sus largas pestañas se juntan por momentos. Es tan hermosa incluso cuando hace algo como esto.
El “clic” me regresa a la realidad y la miro a los ojos confundido y ella sonríe. Supongo que tiró una foto por el sonido, no lo sé; nunca me interesó la fotografía.
— Podrías ser modelo— dijo y pude percibir la seriedad en su voz— Mira cómo quedó.
Extendió la cámara para que pudiera ver. Es muy buena en esto las partículas de polvo se ven debido al rayo de luz solar que me daba en el rostro haciendo ese efecto y aclarando el color de mis ojos y apenas viéndose los cabellos que caen despreocupadamente del moño.
— Deberías retomarlo. Eres muy buena en lo que haces— le dije devolviéndole su cámara a lo que ella sólo sonrió de forma triste.
— Mejor ayúdame con historia y mates anda que es dónde peor estoy— se acomodó un mechón tras la oreja sacando los libros.
Después de horas que parecieron una eternidad haciendo de profesor particular explicándole cómo resolver los ejercicios mientras hacía un resumen de historia terminamos.
— Está listo. Con esto sacarás un 100. Sólo debes memorizarlo todo— le entregué el cuaderno con una sonrisa de triunfo en los labios.
Me giré para buscar algunos chocolates o papas pero nos comimos todo. Tengo hambre.
— Vamos a la cocina— miró algo en su celular— Es demasiado tarde para cenar. Vamos a la cocina.
Ella revisó el refrigerador y me miró apenada. Me acerqué a este y no hay nada, está vacío.¿ Qué ha estado comiendo todo este tiempo?
—¿ Por qué no tomas una ducha en lo que yo preparo algo de comer?— le sonreí amablemente.
Volví la vista al refrigerador y saqué lo necesario para hacer un bizcocho de limón y naranja. Gracias a mis habilidades de cocina no me tomó mucho dejar la mezcla en el horno y el glaseado a la espera del bizcocho.
—¿ Qué es eso que huele tan bien?— preguntó apoyándose en el marco de la puerta con una toalla en los hombros.
Está usando pijama de polera y short rojo vino que se le ajusta perfectamente a las curvas y le hace ver jodidamente sexy.
Carraspeo la garganta antes de contestar su pregunta— Es un bizcocho¿ Podrías vigilarlo? El temporizador te avisará cuando debes sacarlo del horno. Déjalo reposar cuando lo saques.¡ No está listo! Así que no vayas a pellizcarlo— le digo entre cerrando los ojos porque tiene esa costumbre.
Levanta una mano manteniendo sus dedos anular, corazón y índice arriba y los otros abajo— Palabra de Voy Scout.
Meneo la cabeza— No tienes remedio. Iré a tomar una ducha.
Subo a su habitación en busca de ropa limpia y entro al cuarto de baño, dejo la ropa doblada sobre la cesta de la ropa sucia y cuelgo la toalla y entro a la ducha. Dejó el agua caliente sin llegar a estar tibia y me sumerjo bajo la regadera dejando que el agua corra por todo mi cuerpo ,miro el anillo en mi dedo que tiene siglos de existencia al igual que su colgante y ni siquiera lo recuerda.
Se suponía que nuestro encuentro fuera diferente, se suponía que fuera a buscarme pero no lo hizo¡ Joder! Me costó tanto encontrarla y cuando al fin lo hice que la tuve frente a mí me dí cuenta de que no me reconoció, no me recordaba...no me recuerda.
Golpeo varias veces la pared con el puño cerrado de la impotencia. Pero que más da sólo queda averiguar por qué no sabe quién soy.
Salgo del baño sin nada para arriba encontrándome con la cama llena de sábanas y frazadas.
— El bizcocho está listo lo dejé en la...¿¡ Pero qué?!¡ Ponte algo Thomas!— dice apartando la vista y poniéndose tan roja como un tomate.
— No es la primera vez que ves mis abdominales— le digo caminando hacia ella y ella se tapa la cara con una almohada.
Se ve tan linda sonrojada y es aún mejor que sea yo quien la ponga así.
Suelto unas risitas y busco en la bolsa una camiseta para ponermela— Ya puedes mirar— le avisé— Iré a terminar el dulce.
— Y-y-yo terminaré de hacerte la cama— dijo quitándose la almohada del rostro pero sin mirarme.
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¡ SORPRESA!¿ No se esperaban un capítulo narrado por Tommy? Es bueno sorprenderos. Me imagino que a una personita le va a explotar la cabeza 😂😌.Se les quiere gracias por sus votos y comentarios
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La ciudad de los recuerdos
Teen FictionHertfordshire a sido el hogar de Camille durante toda su vida. Ese lugar tan tranquilo donde nunca había ningún tipo de novedad daría un cambio de 180° al mudarse Thomas Taylor trayendo alboroto al pequeño pueblo.