Capítulo 14

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Tommy

Esperé que se durmiera y me levanté con mucho cuidado y me vestí. Fui a casa a buscar algunas cosas entre ellas unas pinzas, cinta adhesiva,sogas, una llave maestra, guantes, lejía y algo que sirviera como mordaza y en efecto mi hermano no estaba.

Fui caminando hasta el motel cercano dónde averigüe que se quedaba aquel chico que discutió con Camille. Entré en silencio y busqué su habitación, la abrí con la llave maestra, me adentre en silencio y lo golpeé en el cuello noqueandolo. Abrí su boca y metí un pañuelo, lo amarré a la cama y sólo para asegurarme se que no se oyeran sus gritos use la cinta adhesiva y puse una silla frente a él y me senté a esperar a que despierte.

- Te tomaste tu tiempo- dije agarrando la pinza y jugando con ella- Te dije que no te acercaras a ella pero no confío en ti.

Él se retorció intentando safarse pero fue en vano. Hice un nudo del cual sería imposible soltarse a menos que sea cortado.

Una sonrisa sádica se formó en mis labios al ver con la rabia que me mira como queriendo decir que no me tiene miedo. Pero eso cambiará en unos minutos.

-¿ Alguna vez has conocido a un nazi? Dudo que lo hayas hecho porque todos deben estar muertos. Dirás qué estoy loco pero yo fui uno. Mi trabajo era torturar a espías y era muy bueno en eso— dije poniéndome los guantes y comenzando a limpiar todas las superficies que toqué con la lejía— Algo muy malo debiste haber hecho para que Camille te tenga tanto miedo. Mi teoría es que su androfobia comenzó contigo. Te mataría pero no tengo ni el tiempo ni las herramientas necesarias para ello pero créeme cuando te digo que lo deseo.

Agarré la pinza y me dirigí a sus pies y acerqué la pinza a uno de sus dedos para agarrar una uña pero no para de moverse irritandome aún más.

—¡ Dejá de moverte!— le golpeé en el estómago con el puño cerrado— Sí te mueves mucho te haré más daño.

Volví a sus pies y está vez se quedó quieto cerrando los ojos con fuerza.

Buen chico

Agarré su uña y jalé de ella lentamente sintiendo como se separa de la piel hasta que lo está por completo. Dejo la uña junto a su teléfono, sacó una navaja suiza que llevo siempre conmigo y la pongo en su cuello, libero su boca y le pregunto: “¿ Qué es lo que harás ahora Logan?”“Me iré a Londres y no voy a volver nunca" respondió con la respiración irregular y la voz temblorosa.

Miré la hora  y son las 6:30am. Creo tener suficiente tiempo como para fingir que estuve en la tienda.

Hice un pequeño corte en las sogas que sujetan sus manos y me llevé la llave para al salir cerrar desde fuera y tirarla por debajo de la puerta así no tendría tiempo de atacarme si es su intención. Tiré la pinza ensangrentada en el lago,quemé todo lo que usé y me cambié de regreso, además de pasar por la tienda a comprar comida. Cuando abrí la puerta de la casa de Camille efectivamente como supuse está despierta; aún tiene su pijama y está despeinada.

— Me desperté y no estabas por ningún lado— dijo con la voz un poco ronca.

— Fui a buscar unas cosas a la tienda para desayunar— mentí a medias con una sonrisa.

Se me quedó mirando adormilada y a mí vino la imagen de ella  con el brazo extendido buscándome en el otro lado de la cama y me pareció tierno. Caminé hacia ella para darle un beso de buenos días pero me detuve ya que tal vez diga que lo que pasó fue un error, que estaba borracha así que solo me limité a darle un beso en la mejilla y para mi sorpresa sostuvo mi rostro y presionó sus labios contra los míos sintiendo su respiración sobre mi labio superior y el olor a alcohol que todavía lleva encima.

— Iré a tomar un baño— habló separándose de mí.

Entré a la cocina a preparar el desayuno.

Ya es hora de contarle la verdad.

Camille
Me había despertado ,no estaba y sentí un vacío en el pecho, pensé que todo lo que pasó había sido un error de mi parte hasta que bajé y lo ví parado en la puerta con las bolsas de la compra.

Bajé tras unos minutos en la ducha y ya el desayuno estaba listo; tostadas jugo de naranja recién exprimido, huevos y salchichas.

Me senté en uno de los taburetes de la isla y comencé a comer.

— Camy— me llamó recibiendo como respuesta un “ummm”—¿ Recuerdas que te dije que estábamos destinados a estar juntos?

Asentí recordando esas absurdas palabra.

— Tengo que enseñarte algo cuando termines de desayunar.

Con la curiosidad a tope y el hambre voraz que tengo me terminé el desayuno en nada y sólo queda esperar que él terminé. En cuanto lo hizo agarró las llaves de su casa y la mía y se puso de pie. Supongo que me llevará a su casa.

Cruzamos a enfrente, entramos a su casa y subimos las escaleras deteniéndose frente a la puerta de su habitación. La abrió y se hizo a un lado para que pasara.

El lugar está lleno de cosas antiguas que me parecen familiares. Un dolor de cabeza intenso me invade e imágenes borrosas  que parecen recuerdos también.

Él busca en una de las gavetas una llave antigua y abre un baúl, el que ví a través de la ventana aquel día dejando a la vista muchas fotos, recortes de periódicos y cuadernos ya muy viejos.

— Tú y yo hemos reencarnado una y otra vez encontrándonos, enamorandonos y muriendo uno de los dos y siempre uno ve como muere el otro— dijo con un claro dolor en su voz.

— Esto es una estupidez Thomas— bufo dando media vuelta.

— 1940, segunda guerra mundial. Yo era un nazi y tú una espía británica. Mi nombre era William y el tuyo Amelia. Nos volvimos a encontrar pero ocultaste el hecho de que eras espía y dijiste que tu nombre era Kerstin. Vivíamos en Neuschönau y el gobierno descubrió quien eras en realidad. Nos adentramos en el bosque para huir te dije que ganaría tiempo y lo hice, les dije que te habías ido en tren camino a Suiza para irte a Inglaterra y me dispararon en el pecho, un disparo a quema ropa. Sí no me crees mira la foto— me extendió una foto— sé que estás recordando cosas.

Con cierto miedo la miré y es el chico de mi sueño. Thom está diciendo la verdad.

La ciudad de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora