Capítulo 11

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Tommy

Me desperté y miré la hora en mi celular que está junto a mí, son las 3:14 am. Otra vez no puedo dormir. Me acomodo entre las cobijas y cierro los ojos pero el gritó desgarrador de Camille me alerta. Me pongo de pie y me siento en la cama y acuno sus mejillas en mis manos.

—Y-yo estaba en una hoguera. Me estaban quemando y un chico no paraba de gritar e intentar que se detuvieran— dijo entre sollozos agarrando con fuerza mi camiseta.

La quema.de brujas en Salem 1692.

— Sólo fue una pesadilla Can. Estás bien.

Se acercó al borde de la cama y me rodeó con sus brazos hundiendo su rostro en mi pecho— No son pesadillas son...— se alejó un poco para poder mirarme a la cara, frunció ligeramente el ceño y arrugó la nariz, abrió la boca como si fuera a decir algo pero volvió a cerrarla.

Subí una de mis manos y acaricié con el pulgar su mejilla— Dí lo que tengas que decir.

— Parecerá una locura pero son como recuerdos— dijo bajando la voz en la  última palabra.

—¿ De quién soy?— preguntó evitando ser invasivo.

— No lo sé— baja la cabeza— pero en los que he tenido siempre soy yo quien muere, ella— rectificó— menos en uno donde estaba bailando un vals con un chico rubio.

La miró con detenimiento. Está recordando cosas.

Abro la boca para decir algo pero un dolor intenso en el mismo lugar de siempre me hace gemir y poner la mano sobre la zona.

—¿ Estás bien?— pregunta creando distancia entre nosotros y asiento como respuesta—¿ Qué ocurre?

— Últimamente me dan dolores en el abdomen.

— ¿Has ido al hospital?

— No, no he ido porque no parece nada serio.

Me miró con esa mirada de preocupación en su rostro. Está volviendo, esa chica está volviendo.

Me muevo hacia ella y ella hacia atrás, sigo haciéndolo hasta que queda acorralada contra la cabecera. Puedo ver el rubor en sus mejillas gracias a una farola del exterior. Me acercó lentamente dándole suficiente tiempo para detenerme  tal y como le dije no haré nada que no desee pero no lo hace, sólo me mira a los ojos a la espera. Me detengo cuando nuestras narices se rozan.

— Camille— susurro su nombre tras un suspiro.

— Tommy— responde dejando un suspenso en el aire.

Y entonces lo hago, hago eso que tanto desea pero no quiere admitir : junto mis labios con los de ella en un beso, mantengo durante unos segundos los míos presionados sobre los de Cam para no asustarla ya que está totalmente tensa, seguido tomo su labio inferior mordiendolo y chupando con suavidad y ella me sigue el beso inclinándose hacia mí haciéndome retroceder y apoyarme en una de mis manos para mayor comodidad. La pego más a mí agarrándola por la cintura viendo cómo aprieta sus ojos. El beso es lento y dulce no quiero precipitarme.

Rompo el beso en busca de aire. Sus labios están hinchados y rojos y me imagino que los míos igual o peor.

— Creo que después de esto no pensarás en la pesadilla— bromeó volviendo al suelo para tarparme hasta los hombros— Buenas noches Camy.

— Buenas noches Tommy— dice tan bajo que casi no consigo oírla.

_______

— Buenos días— dijo la chica rascándose la barriga y la cabeza al mismo tiempo.

— Buenos días — respondo dejando en la isla una taza con café con leche y acercando el croissant de mantequilla con la mermelada de frambuesa— Esos de ahí son de chocolate— le señalé a un plato rojo.

Me senté a su lado de la manera más natural posible. Después de lo de anoche por supuesto que estará un poco nerviosa a mi alrededor. Devoró el desayuno y subió las escaleras. Bajó vistiendo una blusa semitransparente de mangas largas con un brasier negro debajo, unos pantalones de cuero del mismo color, con unas zapatillas Nike altas blancas y negras.

—¿ Dónde están las llaves del chevrolet impala  1961?— le pregunté recogiendo mi cabello.

— Están en mi habitación¿ Por qué? Pensé que era otro pasatiempos de mi padre. Le ayudé a repararlo y pensé que lo iba a vender pero era mi regalo de cumpleaños. No sé conducirlo muy bien. Me asusta.

No pude evitar reír a carcajadas— Tienes sangre de corredora de carreras en las venas solo debes dejar los nervios. Te llevaré a quitar ese miedo. Pero hoy nos llevaras a la escuela tome el tiempo que tome.

Ella entró al auto y la seguí sentándome en el asiento del copiloto y poniéndome el cinturón. Ella introdujo las llaves en la ranura y puso una mano en la palanca de cambios y en el volante. Comenzó a conducir con cuidado, mucho cuidado y le sonreí para que consiguiera confianza y lo conseguí aumento la velocidad dentro de la velocidad límite. En cuestión de minutos llegamos a la escuela. Estacionó mal el auto y se bajó para comprobarlo.

— Tendremos tiempo de practicar. Yo lo estacionare entra.

Estacioné el auto y agarré mi mochila. Salí del auto y la ví discutiendo con un chico pelirrojo que la agarró del brazo e intentó alejarse de él pero no puede. Caminé hacia allá y la empujé hacia atrás parandome entre ellos.

—¿ Algún problema amigo?— le pregunto.

— Sí esta chica y yo estábamos hablando— respondió en un tono bastante molesto.

Tomo de la mano a Cam y intento llevarla conmigo pero ese chico la agarra del otro e intenta llevarla consigo.

Antes de que ella pudiera decir algo lancé un golpe a su nariz. Sé que rompí su tabique. Hice a un lado a la chica y con rabia lo agarré por el cuello de su polera.

— Escúchame bien idiota si te le vuelvo a ver cerca de ella. Te sacaré las uñas con una pinza— le amenacé bien bajo para que ella no me oyera.

Él se safó y se fue mientras yo reviso a  Camille. Ese cabrón la sujetó con tanta fuerza que eso dejará marcas.

Mi rabia no desapareció— Me vas a decir quién es ese tipo y por qué insistía tanto en verte. Esto no se va a quedar así Camille.

La ciudad de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora