lxxv.

322 19 0
                                    


+++



       A Moa le habían dado un pase para que, si quería, pudiera quedarse todo el día en la cabaña.

       Como Suzuka era una de las cuidadoras, también podía quedarse con ella, usando el mismo pase.

       Pasaron la noche abrazadas a la otra, durmiendo cómodamente, hasta que la luz entraba en demasía por las cortinas de las ventanas, lo que hizo a Moa despertarse.

       Frotando sus ojitos, seguía irritable por el dolor, aunque era muchísimo menos que ayer.

       Se levantó un poco y eso fue suficiente para que Suzuka despertara, vio a Moa, quien hizo unas señas y señaló a Riho.

       — Cobramos por las fotos. —Habló, su voz salió ronca.

       Riho rió.

       — ¿Tú, cobrar? Sí, seguro. Regalada.

       — Tu madre es la regalada. —Contraatacó.— Y tú eres adoptada.

       Riho fingió comenzar a llorar exageradamente.

       — Ya, suficiente. —Riho detuvo su actuación.— ¿Vienen a desayunar?

       Suzuka le dedicó una mirada a Moa, quien se encogió de hombros.

       — Las vemos en un rato, vayan si quieren. —Contestó la pelinegra.

       Ayudando a Yui bajar la rampa, se fueron, cerrando la puerta detrás de ellas.

       — No tengo hambre. —Habló Suzuka, recostándose de nuevo en la cama.

       Moa negó, dando a entender que ella tampoco tenía ganas de un desayuno.

       — ¿Nos quedamos aquí todo el día? —Preguntó Suzuka, con una sonrisa ladina.

       Moa sonrió, asintió con ganas.



mute. sumoa ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora