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       Por la mañana, cuando desayunaban, y la señora Kikuchi se había ido a hacer unas compras, Suzuka aprovechó para hablar con Moa.

       — ¿Qué pasó en tu pesadilla? — Preguntó, masticando sus cereales con yogurt de frutilla.

       Moa pensó un minuto, antes de escribir en su cuaderno.

       "¿Anoche?"

       — Ajam.

       De nuevo, la muda recordó por un momento.

      "No recuerdo bien. Pero al principio del sueño, yo podía hablar"

      Suzuka asintió, esperando a que Moa siguiera escribiendo.

       "Creo que iba contigo a decírtelo, pero cuando te enterabas me dejabas".

       Suzuka frunció el ceño, algo ofendida.

       ¿En serio Moa piensa que ella es capaz de dejarla?

       "Te ibas cuando te enteraste que podía hablar. Me dejabas sola. Recuerdo que lloraba y que pedía a gritos que volvieras, pero me ignorabas"

       Suzuka pasó sus cereales con algo de dificultad, de repente se sentía culpable.

       "Pero luego escuché tu voz que me llamabas, y desperté, seguías ahi"

       Suzuka sonrió un poco, Moa también.

       La pelinegra tomó su mentón, dejando un corto beso en los labios de la muda.

       — Nunca me iré. — dijo.

       Moa asintió.

       "Lo sé"

       — Nunca te dejaría, no lo haré.

       Moa se ruborizó.

       — Me asusté un poco cuando te vi, sabía que no estabas soñando nada bonito.

       La muda sabía que sólo había sido una pesadilla, que eran normales, no era su primera y no sería su última, pero no tenía miedo, sólo era su imaginación, y no ocurriría.





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