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       Por su lado, Riho y Suzuka no tuvieron mucho tiempo a solas para hablar, ya que tenían que cuidar tanto a Kento como a Kano, y no hablarían de un tema privado con ellos dos allí.

       Así que en cuanto las dos quedaron un poco alejadas, Suzuka intentó ser directa, pero sutil.

       — Yui, está un poco rara. —Notó a Riho fingir desinterés.— ¿Pasó algo?

       Riho la miró un momento, intentando mantener la expresión serena, pero la mirada de Suzuka rompió su actuación en segundos.

       Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero bajó la vista, parpadeando varias veces para intentar despejarse.

       — Yui tiene una gran oportunidad, pero cree que no se la merece. —Musitó.

       Suzuka no sabía a que se refería.

       — ¿Qué?

       Riho suspiró.

       — Yui empezó un tratamiento que puede hacerla caminar otra vez. —Suzuka recordó cuando la chica le había contado de aquella sesión de terapia en un piscina.— Pero no cree que eso pueda ocurrir,, no tiene fe en sí misma ni en el proceso y quiere dejarlo... Puede que hayamos levantado un poco la voz cuando intercambiamos ideas.

       — ¿Qué hiciste? —Suzuka estaba lista para golpearla si Riho había dicho algo estúpido.

       — Le dijo que si seguía pensando así, tan negativamente, que si seguía sin creer en si misma, nunca caminaría.

       Suzuka la miró unos segundos en silencio.

       Estaba de acuerdo con sus argumentos, pero también sabía que Riho no lo diría de forma tan calmada como se lo acababa de decir.

       — ¿Qué dijo ella? —Preguntó Suzuka.

       — Yo... No la escuché. Ella comenzó a llorar y no entendí lo que decía, yo solo estaba muy enojada, y me fui.

       — ¿No la escuchaste? — Suzuka sonaba molesta, Riho se lo reafirmó, negando con la cabeza.

       La pelinegra se molestó un poco más, ella sabía lo que era no ser escuchada, Y por un momento pensó si las cosas fueran distintas, si Moa fuera quien no podía caminar.

       Eso fue suficiente para enfurecerla.

       La pelinegra golpeó con fuerza el brazo de Riho.

       — ¡Su-¡

       — ¡No! —La interrumpió.— No digas nada, no intentes defenderte, te lo mereces. —Suspiró con cansancio.— ¿No te disculpaste?

       Riho negó.

       — ¡No, no! —Se alejó al ver que Suzuka iba a golpearla de nuevo.— No me disculpé, pero tengo razón, y lo sabes.

       Suzuka se detuvo un momento.

       — Tengas razón o no, la única persona que puede decidir sobre ese tratamiento es Yui. —Suzuka habló más calmada.— No vas a convencerla sólo por gritarle que tiene que creer en sí misma y que debe seguir.

       Riho clavó la vista en el suelo.

       — ¿Al menos sabes bien porque ella no quiere seguirlo? No ese cuentito de que no cree lograrlo, debe haber algo más...

       Riho tardó un segundo en negar.

       — No lo sabes porque no la escuchaste. —Declaró Suzuka, haciéndola sentir peor.— Escucha.

       La pelinegra se acercó a ella, haciendo que Riho levantara la vista.

       — Pídele perdón, y habla con ella, escúchala. —La castaña asentía con cada consejo.— Y decida lo que decida, tienes que apoyarla, son pareja, pero no dueña de su vida, y si ella dice que no es no. Habla con ella decentemente, sin discutir.

       Riho se mordía el labio, aguantando unas lágrimas.

       — A mí también me gustaría que Yui camine, en serio. Tal como quiero que Moa pueda hablar. Pero gritando no se resuelven las cosas. —Finalizó.

       Se quedó un momento más, palmeó el hombro de Riho para que volvieran con los otros dos, a terminar de encontrar cinco hojas de distintas plantas.



mute. sumoa ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora