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Las escenas luego de eso, se mostraban ante mi lentas y como si fuesen sacadas de una película. Después de todo, pensar en mi situación era, algo, surreal.

La puerta de la habitación se abrió hasta golpear contra la muralla, de seguro y esta había provocado un gran hoyo en ella. Una sombra, grande, se vislumbro parado bajo el marco de la puerta, su respiración agitada se marcaba en mi cabeza. El chico encima mío se detuvo y solo rio. 

-Así que después de todo, aquí estas- sus brazos se abrieron hacia el cielo y sin dejar de reír, volvió a acercarse a mi, obligándome a besarlo, tirando de mi cabello hacia arriba, en una forma ruda de sujetarme. Me queje débilmente y eso fue todo lo que pude hacer de acuerdo a mi, ahora, limitada capacidad. 

-Suéltalo, ahora mismo- aquella voz ronca me pareció conocida, mas, sin embargo, no podía pensar en alguien, en estos momentos. Se oía algo enojado, a tal punto que incluso podía oír el rechinido de sus dientes apretados.

-¿Por qué debería? Después de todo, no estas interesando en él... ¿O si?- mi poco razonamiento me podía dar una idea de lo que sucedía, incluso entre mis ojos y las lagrimas podía divisar. Y, aquella sonrisa que había puesto en su rostro, fue totalmente siniestra, al punto de hacer sentir escalofríos por todo el cuerpo.

Después de unos segundos de no obtener una respuesta, el chico se levanto y camino hasta quedar frente a la sombra de la persona desconocida. No paso mucho tiempo hasta que el le diera un golpe tan fuerte que hiciera sonar un crujido y le tirara al piso, el chico solo continuaba riendo.

Cerré mis ojos, manteniendo aquellas sensacion extrañas. Deseaba poder correr, incluso de ser posible arrastrarme hasta encontrarme en alguna parte que fuera segura, pero ni siquiera podía controlar el más mínimo movimiento de mi cuerpo. Así que espere que pudiese suceder lo mejor.

Ruidos de cosas cayendo y golpes, llenaban toda la habitación, incluso de vez en cuando unos grandes ruidos contra la pared hacían eco. Pronto, los jadeos y algunos ruidos de rabia se sumaron a los demás, haciéndome sentir mas preocupado de lo que pudiera suceder. Quizá este rayo de esperanza repentino no valía nada. Quizá, era momento de, nuevamente, volver a mi resignación.

Luego de un largo tiempo, unos pasos rápidos llegaron hasta mi oídos. Eran dos personas, estaba seguro. 

-¡Sam, detente!- aquella voz retumbo por mis oídos y mi corazón se alivio. El dueño de esa voz corrió hasta el chico que aun golpeaba al contrario y lo tiro como pudo, de los hombros, hacia atrás.

-Dudo de que ese chico se encuentre bien- Rubén, era Rubén. Las lagrimas de alivio salieron, ahora aquella sensación de correr hasta ellos y aferrarme se hicieron mucho más grandes y desesperantes. Comencé a hipar de tantas emociones.

Entonces los brazos de alguien me envolvieron, tirándome contra su pecho. Entre lo que podía distinguir, pude observar algunas facciones de Samuel, su rostro aun lucia algo borroso. Sus manos tomaron las mías para besarlas sutilmente y posarlas en su rostro, en ese momento fue que sentí las lagrimas recorriendo por su cara, sonreí.

-E-estoy bien-mencione levemente. No estaba seguro de si estaba era mi realidad, sin embargo, si lo fuese o no, estaba realmente feliz y aliviado de esta situación. Y sin poder soportarlo mas solo me deje ir, no si antes escuchar a lo lejos la preocupada voz de Sam, diciendo que debían ir lo mas pronto posible al hospital, debido a mi fiebre.

Estaba bien, ahora lo estaba. Sin importar cual fuese mi situación. Mantuve mi sonrisa.

[Samuel]

No estaba dentro de mis cabales, al tal punto de ni siquiera darme cuenta de las personas a mi alrededor o cuando incluso me subí al auto con Guille en mis brazos. Solo pude entrar en razón cuando la enfermera me obligo a permanecer afuera, sentado.

You are my princess(Wigetta).Where stories live. Discover now