You are my princess(Wigetta).

🌸Extra

[Tiempo después ...]

Los pasos que resonaban junto a las voces que hacían eco por los pasillos solo lograban ponerlo mas nervioso. Su corazón latía rápidamente que podía sentir sus palpitaciones en sus oídos.

Nunca antes se había sentido tan nervioso o eso creía. Si no fuera porque alguien le estaba maquillando, seguramente, tendría sus dedos en su boca, mordiendo sus uñas. Su manos no dejaban de sudar y cada cierto tiempo tenia que limpiarlas en su ropa.

-¡Dios, Guille!- la puerta se abrió estruendosamente, provocando que ambas personas que se encontraban en la habitación, pegaran un salto asustados. Dos personas entraron por allí.

-¡Guileee!-gimoteo un corriendo hacia el, tarándose al suelo y abrazándose a sus rodillas- No tienes que estar nervioso ¿bien?- tomo sus piernas agitándolas de un lado a otro con brusquedad.

-Si, bueno- hablo el mas bajo desde el otro lado- es un poco difícil decir eso, después de todo ya quedan solo minutos para que todo empiece ¡Solo minutos!- los dos chicos se pusieron a gritar como locos, molestando a la chica que solo deseaba poder terminar con tranquilidad su trabajo.

-¡Chicos!-grito Guille algo molesto y con un pequeño dolor de cabeza que amenazaba con aumentar. Los dos chicos se giraron hacia la voz alzada de Guille, algo impresionados. Su dulce niño estaba enojado y con ellos- Ustedes no ayudan mucho que digamos.

-¡¿Que?!

-¡¿Como osas a decir eso?!- Guille rodo los ojos y suspiro pesadamente. Aun después de tanto tiempo, de tantas vivencias y tantas aventuras, esos chicos seguían siendo los mismos. Lamentablemente, para las dos personas "cuerdas" de la habitación, su actuación no termino allí. No, claro que no.

Fingieron llorar a mares mientras se arrastraban a sus pies, luego fingieron estar enojados y asegurar que después de hoy, nunca mas, volverían a hablar y luego volvieron a "llorar", arrepentidos de sus palabras, cuando Guille acepto gustoso el hecho de que no se volverían a ver jamas, indicando que era malvado y que, gracias a esa negativa, con mas razón se quedarían a su lado por siempre, recalcando el siempre.

Los minutos pasaban y eso solo lograba poner nervioso al protagonista y su maquilladora, quienes desesperados en sus adentros, rogaban por un milagro que hiciera que ambos desaparecieran, aunque solo fuera unos segundos. Y, siendo escuchados, dos chicos mas entraron por aquella puerta, siendo iluminados por la luz extremadamente fuerte de los focos del pasillo y ese vientecito típico de la "rosa de Guadalupe".

-Mis salvadores- ambos exclamaron, algo emocionados.

Frank y Miguel entraban a la habitación, rodando sus ojos al ver a los dos muchachos tirados en el piso, no era necesario siquiera preguntar alguna razón, llevaban tanto tiempo conociéndoles que podían hacerse la idea. 

-Vamos ya, que se nos hace tarde y tenemos que estar listos- Mangel tiraba del alto, quien se negaba, provocando en consecuencia que acabara arrastrándolo por el piso hasta sacarlo de la habitación.Por otro lado, Frank solo miro a Alex para que este se levantara de un sopetón, por supuesto que no le temía al pestoso de Frank, sin embargo, odiaba cuando se ponía hablar de estupideces y efectivamente, esa era el arma secreta del moreno. Es así como luego de un estruendoso ruido, todo volvió a la paz y la tranquilidad.

-Gracias a Dios- resoplo la chica, tirando su cabello por detrás de su oreja y volviendo a lo que le competía, Guille trataba de relajarse, respirando despacio. Veinte minutos después ya se encontraba casi listo. Agradeció a la chica, sobre todo por su gran paciencia y camino hacia el ropero de la habitación.

Deseaba llorar, su corazón se contrajo y una felicidad le recorrió el cuerpo. Nunca había imaginado que algún día esto ocurriría. Si, lo había imaginado una y mil veces y todo ocurría como en un cuento de hadas, tan mágico que sonaba irreal. Sin embargo, aquí se encontraba, se encontraban.