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- ¿Sabes? Aun suene algo, no se, extraño, también estoy nervioso por lo que pueda ocurrir- Ruben se acomodo a mi lado- Nos conocemos hace poco tiempo, pero aun así siento que ya eres alguien muy apreciado para mi y lo que menos quiero es que estés triste. Aunque no lo creas has cambiado mi vida.

-Ruben- el me miro y me hizo callar.

-No, no, quiero terminar. Quiero que sepas que sea cual sea la decisión que tomes, cuando regreses estaré aquí con mis brazos abiertos y te tenderé mi hombro para que puedes llorar cuanto quieras, si eso es lo que deseas, si quieres estar solo y tal, me iré. Lo que quiero decir es que pase lo que pase yo apoyare tu decisión.

[...]

Respire profundo, tratando de calmar mi corazón antes de abrir la puerta y enfrentarme a lo que fuese que viniese. Al salir me tope de frente con su mirada, la verdad es que lucia guapo, me sonrió abiertamente.

-Luces realmente bien- me tendió unas flores. Sentí como mis mejillas se acaloraban, le sonreí de vuelta y acepte las flores. 

Caminamos en silencio hasta un auto que estaba estacionado, me abrió la puerta, oreciendome entrar, murmure un gracias muy despacio, pronto el ya se hallaba a mi lado, colocandose el cinturón de seguridad.

-Espero que estés listo, hoy vamos a disfrutar- y sin mas dimos inicio a esta nueva aventura desconocida.

Creo que no esta demás decir que en lo que llevábamos de trayecto el único ruido que se producía entre nosotros era la suave melodía de una canción muy popular que sonaba por la radio. No había un sentimiento de incomodidad, por lo que me di el lujo de perderme entre mis pensamientos.

Siendo sincero sentí como el día pasaba demasiado rápido para mi gusto, dándome a penas espacio para meditar en toda la situación que cada vez lo confundía. Todo saldría bien, si, quizá solo estaba pensando demás o eso esperaba.

-¿Es realmente necesario llevar los ojos vendados?- gemí mientras era guiado por Frank, quien al escucharme soltó una risita cómplice. El me guiaba tomado del brazo.

-Pues obviamente Guille, es una sorpresa, duh.

Caminamos por un buen rato, yo seguía las vagas y sobrias indicaciones que me daba el moreno estúpido a mi lado, el cual provoco unos cuantos golpes de los que supuse eran arbustos y unos cuantos tropezones. Entonces y de repente, nos paramos y solo pude sentir silencio.

-¿Frank?-murmure después de un tiempo, silencio. La venda cayo repentinamente y mis ojos trataron de adaptarse. 

Una manta de cuadros se encontraba tirada en el suelo, encima una canasta de mimbre con unos cuantos bocadillos dentro y unas cuantas flores estaban esparcidas por la manta. Sonreí con ojos brillantes y  enternecido. Mi fuerza de voluntad se vio doblegada.

-¡Frank, es genial!-chille emocionado, el contrario solo me miro y sonrió amable.

-Esa era la idea, estoy encantado con la idea de que te guste. Por favor, sentémonos- asentí para luego caer encima de la manta, evitando golpearme contra algo.

La tarde se paso un tanto rápida, supuse que era debido a la grata compañía y a que realmente no estábamos divirtiendo, hablamos de muchas cosas, evitando temas de romance, lo cual agradecí internamente, no me sentía preparado para hablar al respecto. Me sentía cómodo teniendo su compañía. Comimos hasta casi reventar, como plus.

La noche se abría paso y aun nos encontrábamos en aquel sitio alejado de la urbanización, lejos del ruido. Nos recostamos en la manta, como recomendación de Frank, me dijo que aun quedaba algo mas que mirar, así que espere, esperamos.

You are my princess(Wigetta).Where stories live. Discover now