Nota: Esta historia se me hace bien mensa, la escribí hace mucho y decidí publicarla solo para no dejarla ahí olvidada xD. (Si saben el nombre del artista del fanart me lo dicen, por favor jsjsjs)
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— Entonces, ¿Lo harás o solo la mirarás como un idiota desde la mesa? —cuestiona Jean con una sonrisa burlesca mientras se acercan a la cafetería.
— ¿Así como tú haces con Mikasa? —contraataco Eren enarcando una de sus cejas.
Connie y Marco no pudieron evitar reírse un poco y echarle en cara a Jean que lo suyo es más ridículo, puesto que conoce a Mikasa desde hace años y jamás se ha atrevido a decirle sus sentimientos directamente. Eren dejó de darles atención, caminando con una mueca de frustración en su rostro.
— No es necesario que lo hagas si no te sientes listo ¿Sabes? —finalmente Armin interfirió— Si lo haces solo para callarle la boca a Jean dudo que las cosas salgan bien con ella.
Eren le miró de reojo por un momento, sonrió de lado, rendido.
— Lo sé...
[...]
Paradise es una cafetería de la ciudad con diseño bastante antiguo, siendo eso lo que más la caracteriza junto a su increíble café. Se especializa en desayunos y almuerzos, vende tés, malteadas, cafés y jugos naturales. El lugar es increíblemente limpio gracias a uno de sus empleados varones, aunque a la gerente sí que le faltan dos o tres tornillos, pero el dueño es bastante firme y serio, aunque si se les ve juntos a los cuatro el jefe no parece tan intimidante como al inicio. Sí, cuatro. La mesera parece la más normal de todos, es amable, hábil y muy carismática. A ojos de Eren, y de muchos otros hombres, ella es bastante linda. Y al igual que los últimos cuatro años, cada fin de semana se presentan a desayunar aquí.
— Vinnaaa —llamo Hange, la gerente— Tú cliente especial ha llegado y viene solo con los chicos.
Al escuchar eso se acercó rápidamente a dónde Hange y asomó la cabeza. Nunca habían venido sin las chicas. Siempre estaban presentes una castaña, una rubia, una pecosa y la chica de cabello negro que siempre se sienta junto al varón de orbes esmeraldas.
— Es un buen momento para averiguarlo... —murmura para sí misma determinada a sacar información— Desearme suerte, Han.
La de lentes la vio caminar en dirección a la mesa de los chicos. Apoyo uno de sus codos en la barra, recargando su cabeza en su mano sonriendo algo enternecida.
— No la necesitas. —dijo en voz baja.
Vinna escucha que entre ellos están discutiendo un poco, parecen molestar al castaño y no anticipar su llegada frente a ellos.
— Buenos días —canturrea con una sonrisa. Los jóvenes responden a su saludo con ligera sorpresa— ¿Qué ordenaran hoy?
El primero en pedir fue Armin, luego Marco, los demás no parecen estar muy seguros de que quieren desayunar y Eren está perdido observando a la mesera mientras está apunta en su pequeña libreta lo que traerá a la mesa.
«Hoy se maquilló diferente los ojos...» piensa Jaeger embobado «Y ese rubor... ¿Es natural? ¿Por qué está ruborizada?»
— ¿Te sientes bien? —escucha finalmente.
— ¡¿Eh?! —reaccionó y comenzó a balbucear a lo tonto— Ah... Sí, es decir... No sé... Yo...
Jean estaba por morirse de la risa junto con Connie mientras Armin y Marco sonríen apenados. Vinna miró con diversión al castaño, aunque también estaba algo avergonzada de que la mirará tan fijamente hace un momento.
— ¿Qué te parece si te traigo el platillo del día? —ofrece amablemente.
— S-sí, lo que tú quieras —respondió impulsivamente, poniéndose colorado del rostro.
Vinna alzó ambas cejas.
— ¿Lo que yo quiera? —duda, sonriendo con algo de picardía.
— ¡No! —niega, pero al instante se arrepiente— O sea, sí, pero, es decir...
La femenina se río, escondiendo su sonrisa detrás del bloc de notas.
— ¿Estás nervioso porque hoy no te acompaña tu novia?
— ¿Novia? —alza la voz, sobresaltado.
— ¿Hm? —inclino suavemente su cabeza— ¿No es tu novia la chica de cabello negro?
— ¡¿Ah?! —exclamaron Eren y Jean al mismo tiempo. Vinna enarcó una ceja y Jaeger agregó— Es mi amiga de la infancia.
La mirada de Vinna se iluminó en ese instante.
— Que alivio... —murmura por error. «Mierda». Todos quedaron boquiabiertos ante sus palabras— En un momento les traigo su desayuno.
— Sí, gracias. —dijo Armin a lado de su mejor amigo, quién está a punto de morir de vergüenza.
Cuando la joven entró a la cocina todos en la mesa se pusieron a armar un alboroto, molestando a Eren por ser de interés para una mujer tan bonita, alentándolo a invitarla a salir o pedirle el número de celular. Mientras tanto, Vinna estaba en la cocina con el rostro rojo, cubriéndolo con sus manos mientras chilla de emoción contándole a Hange lo sucedido. Estaba muy emocionada, pero también se dio cuenta que él es demasiado torpe como para invitarla a salir o pedirle el número de celular, y que posiblemente jamás lo haga.
Sin embargo, Vinna no se quedaría con el anhelo.
Poco más de una hora más tarde, los jóvenes estaban por retirarse. Marco le pidió la cuenta a la mesera y le pagó. Ella fue por el cambio y esperaron pacientemente a la joven.
Cuando regresó, les entregó el dinero que sobraba y cuando había dado un paso para irse se giró un poco, encontrándose con la mirada de Eren.
— Por cierto, salgo a las seis.
Le dedicó una linda sonrisa sin despegar sus labios rosáceos y se fue. Eren estaba en shock mientras sus amigos no podían creerlo y al mismo tiempo festejaban.
